Los directivos, por definición, tienen que intervenir para que las cosas, efectivamente, se hagan. Esto es sobre el papel, porque no siempre es así. Según un estudio llevado a cabo por la empresa consultora Hay Group en el Reino Unido, casi la mitad de los ejecutivos, en lugar de crear las circunstancias para que, quienes trabajan bajo sus órdenes desempeñen su trabajo, destruyen y propician un clima que desmotiva y desmoraliza.
Esto no es gratuito. Según el estudio, este fallo de dirección cuesta al sector financiero en el Reino Unido 8 mil millones de libras.
El estudio recogió las opiniones de 2.800 directivos de doce sectores diferentes, incluyendo servicios financieros, fabricantes, farmacéuticas o tecnología y telecomunicaciones, respecto a la distancia que hay entre lo que los empleados creen que sería su situación ideal en el trabajo y lo que realmente están viviendo.
Otro de los hallazgos del informe es que un tercio de los ejecutivos consultados reconocían que el funcionamiento de sus empresas dependía directamente de la creación de un ambiente de trabajo positivo.
Uno de cada cuatro ejecutivos crea dicho clima positivo que posibilita un buen funcionamiento de la organización a todos los niveles, pero únicamente una quinta parte de los encuestados generaban lo que el informe llama una atmósfera de trabajo “energetizante”.
El efecto contrario
En contraste, cerca de seis de cada diez fracasan a la hora de generar las circunstancias favorables para que el trabajo se desarrolle del mejor modo posible. Pero hay un dato todavía peor: cuatro de cada diez, no sólo fracasan, sino que “triunfan” creando un clima desmoralizador entre sus trabajadores.
Asimismo, un 16% por ciento de los directivos encuestados lo único que conseguía era un clima “neutral”.
“Más de un 30% del funcionamiento de un negocio depende de que el clima laboral sea motivador. En tiempos de incertidumbre económica, maximizar la motivación del staff y su esfuerzo voluntario será más importante que nunca”, comenta Chris Watkin, director de gestión de talento de Hay Group, en declaraciones a Management-issues.
El informe concluye que los directivos están obligados a tomar las decisiones necesarias para “cambiar de clima” y crear el ambiente adecuado que mejore el funcionamiento de las empresas.
En la base de ese “cambio de clima” está inevitablemente el que los directivos adopten el liderazgo exacto o preciso en función de su equipo humano.
Cuanto más amplio sea el estilo de liderazgo usado, más fácilmente se creará ese clima motivador que impulse a la empresa, dice el informe. Los directivos más eficientes son aquellos que mejor adaptan su estilo de liderazgo a las necesidades específicas de una situación o de un miembro de su equipo.
Seis estilos de dirección
El estudio identifica seis estilos principales de liderazgo que los directivos pueden aplicar en su trabajo: directivo, marcador de pautas, filial, participativo y coaching.
De los directivos entrevistados y que sí propiciaban un buen ambiente, tres de cada cuatro usaba regularmente tres o más de estos estilos de liderazgo. Por el contrario, el mismo porcentaje de quienes generaban un clima negativo utilizaban dos o menos.
“Los directivos necesitan confiar en una gama de enfoques y ser capaces de adaptarlos a cada miembro del equipo o de la situación del negocio”, añade Chris Watkin.
Asimismo, el estudio identifica algunas de las tendencias que los encuestados revelaron respecto a qué estilos de liderazgo usaban con más frecuencia. Así, siete de cada diez se mostraron más inclinados a desarrollar actitudes colaborativas o enfoques basados en la participación del equipo (filial, participativo y coaching)
Por el contrario, quienes no propiciaban un buen clima se mostraron más partidarios de los estilos individualistas (directivo, marcador de pautas)
“Todo estilo de liderazgo tiene su lugar, todos pueden tener su efecto en determinadas circunstancias”, dice Watkin, “pero nuestro estudio demuestra que los estilos más colaborativos son los mejores para crear un buen ambiente en el lugar de trabajo”
El mensaje que habría que dar a los directivos, concluye el estudio, es que los equipos funcionan mejor cuando se les apoya que cuando se les coacciona.
Esto no es gratuito. Según el estudio, este fallo de dirección cuesta al sector financiero en el Reino Unido 8 mil millones de libras.
El estudio recogió las opiniones de 2.800 directivos de doce sectores diferentes, incluyendo servicios financieros, fabricantes, farmacéuticas o tecnología y telecomunicaciones, respecto a la distancia que hay entre lo que los empleados creen que sería su situación ideal en el trabajo y lo que realmente están viviendo.
Otro de los hallazgos del informe es que un tercio de los ejecutivos consultados reconocían que el funcionamiento de sus empresas dependía directamente de la creación de un ambiente de trabajo positivo.
Uno de cada cuatro ejecutivos crea dicho clima positivo que posibilita un buen funcionamiento de la organización a todos los niveles, pero únicamente una quinta parte de los encuestados generaban lo que el informe llama una atmósfera de trabajo “energetizante”.
El efecto contrario
En contraste, cerca de seis de cada diez fracasan a la hora de generar las circunstancias favorables para que el trabajo se desarrolle del mejor modo posible. Pero hay un dato todavía peor: cuatro de cada diez, no sólo fracasan, sino que “triunfan” creando un clima desmoralizador entre sus trabajadores.
Asimismo, un 16% por ciento de los directivos encuestados lo único que conseguía era un clima “neutral”.
“Más de un 30% del funcionamiento de un negocio depende de que el clima laboral sea motivador. En tiempos de incertidumbre económica, maximizar la motivación del staff y su esfuerzo voluntario será más importante que nunca”, comenta Chris Watkin, director de gestión de talento de Hay Group, en declaraciones a Management-issues.
El informe concluye que los directivos están obligados a tomar las decisiones necesarias para “cambiar de clima” y crear el ambiente adecuado que mejore el funcionamiento de las empresas.
En la base de ese “cambio de clima” está inevitablemente el que los directivos adopten el liderazgo exacto o preciso en función de su equipo humano.
Cuanto más amplio sea el estilo de liderazgo usado, más fácilmente se creará ese clima motivador que impulse a la empresa, dice el informe. Los directivos más eficientes son aquellos que mejor adaptan su estilo de liderazgo a las necesidades específicas de una situación o de un miembro de su equipo.
Seis estilos de dirección
El estudio identifica seis estilos principales de liderazgo que los directivos pueden aplicar en su trabajo: directivo, marcador de pautas, filial, participativo y coaching.
De los directivos entrevistados y que sí propiciaban un buen ambiente, tres de cada cuatro usaba regularmente tres o más de estos estilos de liderazgo. Por el contrario, el mismo porcentaje de quienes generaban un clima negativo utilizaban dos o menos.
“Los directivos necesitan confiar en una gama de enfoques y ser capaces de adaptarlos a cada miembro del equipo o de la situación del negocio”, añade Chris Watkin.
Asimismo, el estudio identifica algunas de las tendencias que los encuestados revelaron respecto a qué estilos de liderazgo usaban con más frecuencia. Así, siete de cada diez se mostraron más inclinados a desarrollar actitudes colaborativas o enfoques basados en la participación del equipo (filial, participativo y coaching)
Por el contrario, quienes no propiciaban un buen clima se mostraron más partidarios de los estilos individualistas (directivo, marcador de pautas)
“Todo estilo de liderazgo tiene su lugar, todos pueden tener su efecto en determinadas circunstancias”, dice Watkin, “pero nuestro estudio demuestra que los estilos más colaborativos son los mejores para crear un buen ambiente en el lugar de trabajo”
El mensaje que habría que dar a los directivos, concluye el estudio, es que los equipos funcionan mejor cuando se les apoya que cuando se les coacciona.