Los empleados no renuncian a su trabajo, renuncian a sus jefes

Según los expertos, la actitud de los directivos puede aumentar el número de dimisiones


Según los expertos en recursos humanos, la habilidad de un directivo radica en saber apreciar la visión de cada miembro de su equipo, e incluir en su gestión las necesidades de sus empleados. No tratar de comprender esas necesidades es un error que luego pasará factura. Por Iván Abreu Anaya.


Iván Abreu Anaya
24/06/2013

Fuente: PhotoXpress.
Escuchar, entender y gestionar son tres cualidades básicas de todo jefe eficaz. Luchar en solitario resguardando sólo los intereses de la empresa parece en principio lo que llevará a un líder a contar con el beneplácito de sus superiores, sin embargo, de nada vale tal esfuerzo y entrega, si no se toman en cuenta la opinión y necesidades del equipo de trabajo.

Una vez alcanzado el objetivo profesional de muchos, ser jefe, la maquinaría que ha llevado al éxito es olvidada: la gente. Según los especialistas, incurrir en tal error sólo asegura el fracaso y el abandono del equipo, en búsqueda de un superior más capaz.

Para el especialista en Recursos Humanos y director del Centro para la Excelencia en el Lugar de Trabajo, Dan Bobinski, la mayoría de las personas que dejan sus puestos de trabajo no renuncian a sus empleos en sí, renuncian a su jefes.

En otras palabras, la razón más común de las personas para renunciar es el cansancio que les genera el hecho de tratar con alguien que no está haciendo lo que se necesita para gestionar satisfactoriamente a un equipo.

El digital especializado Management-Issues se hace eco de este error gerencial en el que incurren los directivos y presenta de la mano de Bobinski algunos consejos para evitar el fracaso de su gestión.

Orientar sin burlas

Es el deber principal de todo líder orientar constantemente a sus trabajadores. Si bien es cierto que las capacidades de un profesional ya deben estar consolidadas durante el desarrollo de su labor dentro de una empresa, no lo es menos que su superior se encuentra en el deber de canalizar las deficiencias de su equipo sin que esto conlleve a reproches o burlas que intenten hacer mella en la moral de sus empleados. Eso es ser un líder capaz.

Como ejemplo de esto, Bobinski explica que en una sesión de entrenamiento que llevó a cabo recientemente con un pequeño equipo de gerentes, uno de los participantes (llamémosle Carlos para identificarlo) habló de cómo un trabajador en su turno dijo no saber cómo realizar un procedimiento específico.

La actitud del gerente que estaba casi burlándose de cómo se produjo el incidente, según lo relataba, fue decirle textualmente: "Si no sabes cómo hacerlo, ve a la oficina y lee sobre cómo hacerlo en el manual de formación." El trabajador en silencio acabó su turno, y al día siguiente renunció.

“Después de haber conocido y trabajado en su momento para gerentes como Carlos, sentí mucha pena por la gente que tiene que trabajar con este tipo de jefes. Con suerte, los empleados infelices se esfuerzan por tener éxito, pero los gerentes como Carlos son obstáculos en el camino de su éxito. Burlándose de los empleados y esperando que aprendan habilidades sin orientación alguna y apoyo a su gestión sólo lograrán que sus equipo les abandonen más rápido".

Entonces, qué hacer…

Orientar y formar de manera indefinida a su personal en aras de lograr siempre la perfección en sus tareas, como bien detalla en su libro Bobinski: “Creación de Equipos la Pasión de Dirigir” es una responsabilidad fundamental de los directivos, el especialista proporciona algunas claves para hacer más práctica y mejor la gestión de un gerente:

1) Tratar de comprender los puntos de vista de cada persona de su equipo.

2) Escuchar con verdadero esfuerzo de entender. Incluso la más mínima ofensa, dejará una cicatriz a largo plazo en el empleado que comete un error.

3) Identificar mutuamente pasos de acción para ayudar a cada uno de los empleados a tener éxito. Mutuamente significa que ambos tienen que interactuar y conseguir la vía para lograrlo.

“Permítanme decir que los puntos que acabamos de mencionar no son sugerencias: son responsabilidades fundamentales para ser un gerente efectivo. ¿No sería mejor si todos los directivos como Carlos hicieran esto? Si lo hicieran, estaría garantizada la permanencia de los empleados en sus trabajos por voluntad propia, y las empresas tendrían más éxito en el camino", afirma Bobinski.

Algunos directivos argumentan que no pueden permitirse perder el tiempo para hacer estas cosas. Si lo analizamos prefieren pagar el costo de reemplazo de los empleados, aunque llegue un punto en el que tampoco puedan darse el lujo de no hacerlo. Es importante como gerente o jefe de un equipo comprender que no se pierde el tiempo orientando a un empleado, se está invirtiendo en el éxito de la empresa y de su gestión profesional.



Iván Abreu Anaya
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