Los ecosistemas de agua dulce son los más amenazados

Un estudio europeo denuncia el mal enfoque en las investigaciones y reclama cambios en el reparto de los fondos para la protección de estos hábitats


Las investigaciones medioambientales para la conservación de ecosistemas se centran en los terrestres, y dentro de ellos en especies denominadas 'carismáticas', en detrimento de los de agua dulce. Pero, según un estudio realizado en África, las masas de agua dulce, que albergan un tercio de las especies, son los espacios más amenazados del planeta. Por Enrique Leite.


Enrique Leite
30/04/2012

Los ecosistemas de agua dulce representan el 1% de la superficie de la Tierra, pero en su seno viven un tercio de las especies conocidas que lo pueblan. Según denuncia un informe elaborado por un equipo de investigadores de Europa y África, estos ecosistemas no están protegidos de forma adecuada.

La mayoría de los trabajos y estudios conservacionistas se centran en proteger determinadas especies consideradas "bandera o carismáticas', como puede ser el lince en Doñana o el oso panda en China, dejando en un segundo plano los trabajos que se realizan para conocer las amenazas en los sistemas de agua dulce.

Los investigadores alertan de que los objetivos de inversión basados únicamente en el conocimiento que se posee sobre sobre aves, mamíferos y anfibios no bastan para proteger las especies de peces, los moluscos y los cangrejos que viven junto a ellos en esos hábitats.

Asimismo, denuncian que los planes de protección de los ecosistemas de agua dulce se diseñan frecuentemente en función de los estudios -más exhaustivos- que se han hecho sobre las denominadas especies bandera.

Característica del análisis

El proyecto, financiado por el programa BIOFRESH (Biodiversidad de los ecosistemas de agua dulce: estatus, tendencias, presiones y prioridades de conservación) de la Unión Europea, cruzó datos sobre 4.203 especies de agua dulce y 3.521 especies terrestres de toda África con información sobre la cobertura de las zonas protegidas, la presencia de represas de gran tamaño, la pobreza rural y la Lista Roja de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN).

Entre sus conclusiones destancan que existe un sesgo científico hacia las investigaciones de especies terrestres y carismáticas, circustancia que genera graves vacíos en torno a los patrones y tendencias globales de la biodiversidad de las masas de agua dulce, lo que las sitúa en una posición de clara desventaja.

Por ello, solicitan que se destinen partidas finalistas para investigar específicamente la biodiversidad de esas masas de agua, con indenpendencia de las especies que las pueblen. Así, concluyen, se conseguirá que posteriormente aumente la eficacia de las inversiones en las tareas de conservación o en la planificación de las mismas.

Los ecosistemas de agua dulce, señalan los investigadores, son por naturaleza dinámicos y transfronterizos, lo que implica que sus necesidades de conservación no se solventan mediante el establecimiento de zonas protegidas planificadas en función de ecosistemas terrestres.

Del mismo modo, los investigadores inciden en que el crecimiento de los asentamientos urbanos y la actividad económica que conllevan amenazan la salubridad de estos espacios, ponen en peligro su capacidad para albergar biodiversidad y, a medio plazo los benfevicios que estos obtienen como regadíos o alimentos.



Enrique Leite
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