Internet puede convertirse en una cámara de eco en la que la gente se retroalimenta a sí misma con su propia visión del mundo. Imagen: Stasys Eidiejus. Fuente: PhotoXpress.
Las herramientas web y las redes sociales son nuestras principales fuentes de información cuando tomamos decisiones como ciudadanos y consumidores. Sin embargo, estas tecnologías de la información pueden engañarnos al magnificar procesos sociales que distorsionan los hechos y nos hacen actuar en contra de nuestros propios intereses - como la compra de bienes a precios enormemente inflados porque nos quieren hacer creer que todo el mundo los está comprando.
Una nueva investigación de la Universidad de Copenhague (Dinamarca), que acaba de ser publicada en la revista Metaphilosophy, combina la filosofía formal, la psicología social y la teoría de la decisión para comprender y hacer frente a estos fenómenos.
"El comportamiento de grupo que nos anima a tomar decisiones sobre la base de falsas creencias siempre ha existido. Sin embargo, con el advenimiento de Internet y las redes sociales, es más probable que nunca que ocurra este tipo de comportamiento, y a una escala mucho más grande, con posibles consecuencias graves para las instituciones democráticas en que se basan las sociedades de la información en que vivimos ", dice el profesor de filosofía de la Universidad de Copenhague Vincent F. Hendricks en una nota de prensa de dicha Universidad.
En el artículo, él y sus compañeros Pelle G. Hansen y Rasmus Rendsvig analizan una serie de procesos de información social que se ven favorecidos por las tecnologías modernas de la información.
Cascadas informativas y Sexo en Nueva York
Curiosamente, un viejo libro titulado Cartas de amor de grandes hombres y mujeres: Desde el siglo XVIII hasta la actualidad, que en 2007 subió repentinamente a la lista de libros más vendidos de Amazon.com, es un buen ejemplo del comportamiento de grupo situado en un contexto online:
"Lo que generó ese gran interés en este libro largamente olvidado fue una escena de la película Sexo en Nueva York en la que la protagonista, Carrie Bradshaw, lee un libro titulado Cartas de amor de grandes hombres, que no existe. Así pues, cuando los fans de la película buscaron este libro, el motor de búsqueda de Amazon sugirió Cartas de amor de grandes hombres y mujeres en su lugar, lo que hizo que mucha gente comprara un libro que no quería. A continuación, los equipos de Amazon comenzaron a asociar el libro con productos relacionados con Sexo en Nueva York, y el viejo libro se empezó a vender en grandes cantidades ", explica Hendricks.
Después, notablemente, se publicó el propio libro que leía Carrie en la película (y que en principio era solo atrezzo), e incluso se publicó un nuevo libro con el mismo título, inspirado también en la escena.
"Esto se conoce como una "cascada informativa" en la que personas que de otro modo se comportarían de manera racional, basan sus decisiones no solo en su propia información privada, sino también en las acciones de aquellos que actúan antes que ellos. La cuestión es que, en un contexto online, esto puede adquirir proporciones gigantescas y dar lugar a actuaciones que no sigan su propósito inicial".
Una nueva investigación de la Universidad de Copenhague (Dinamarca), que acaba de ser publicada en la revista Metaphilosophy, combina la filosofía formal, la psicología social y la teoría de la decisión para comprender y hacer frente a estos fenómenos.
"El comportamiento de grupo que nos anima a tomar decisiones sobre la base de falsas creencias siempre ha existido. Sin embargo, con el advenimiento de Internet y las redes sociales, es más probable que nunca que ocurra este tipo de comportamiento, y a una escala mucho más grande, con posibles consecuencias graves para las instituciones democráticas en que se basan las sociedades de la información en que vivimos ", dice el profesor de filosofía de la Universidad de Copenhague Vincent F. Hendricks en una nota de prensa de dicha Universidad.
En el artículo, él y sus compañeros Pelle G. Hansen y Rasmus Rendsvig analizan una serie de procesos de información social que se ven favorecidos por las tecnologías modernas de la información.
Cascadas informativas y Sexo en Nueva York
Curiosamente, un viejo libro titulado Cartas de amor de grandes hombres y mujeres: Desde el siglo XVIII hasta la actualidad, que en 2007 subió repentinamente a la lista de libros más vendidos de Amazon.com, es un buen ejemplo del comportamiento de grupo situado en un contexto online:
"Lo que generó ese gran interés en este libro largamente olvidado fue una escena de la película Sexo en Nueva York en la que la protagonista, Carrie Bradshaw, lee un libro titulado Cartas de amor de grandes hombres, que no existe. Así pues, cuando los fans de la película buscaron este libro, el motor de búsqueda de Amazon sugirió Cartas de amor de grandes hombres y mujeres en su lugar, lo que hizo que mucha gente comprara un libro que no quería. A continuación, los equipos de Amazon comenzaron a asociar el libro con productos relacionados con Sexo en Nueva York, y el viejo libro se empezó a vender en grandes cantidades ", explica Hendricks.
Después, notablemente, se publicó el propio libro que leía Carrie en la película (y que en principio era solo atrezzo), e incluso se publicó un nuevo libro con el mismo título, inspirado también en la escena.
"Esto se conoce como una "cascada informativa" en la que personas que de otro modo se comportarían de manera racional, basan sus decisiones no solo en su propia información privada, sino también en las acciones de aquellos que actúan antes que ellos. La cuestión es que, en un contexto online, esto puede adquirir proporciones gigantescas y dar lugar a actuaciones que no sigan su propósito inicial".
Cámaras de eco
Aunque comprar el libro equivocado no tiene graves consecuencias para nuestras instituciones democráticas, esto ejemplifica, según el profesor Hendricks, lo que puede suceder cuando damos nuestro poder de decisión a las tecnologías y procesos de información. Y señala a otros fenómenos sociales como la "polarización de grupo" y la "selección de información", que sí representan una amenaza a la democracia cuando son amplificados por los medios de comunicación online.
"En la polarización de grupo, que está bien documentada por los psicólogos sociales, todo un grupo puede pasar a un punto de vista más radical después de un debate incluso a pesar de que los miembros del grupo a nivel individual no suscribían ese punto de vista antes de la discusión.
Esto sucede por una serie de razones: una es que los miembros del grupo quieren dar una imagen favorable de sí mismos en el grupo mediante la adopción de un punto de vista ligeramente más extremo que la media percibida. En los foros online, este conocido fenómeno es aún más problemático por el hecho de que las discusiones se llevan a cabo en lugares donde los miembros del grupo se alimentan sólo de la información que se ajusta a su visión del mundo, haciendo que el foro de discusión sea una caja de resonancia donde los miembros del grupo sólo escuchan sus propia voces", sugiere Hendricks.
Empresas como Google y Facebook han diseñado algoritmos que tienen la intención de filtrar información irrelevante -conocida como selección de la información - de manera que sólo nos proporcionan el contenido que se adapten a nuestro historial de navegación. Según el profesor Hendricks esto es, desde una perspectiva democrática, un problema, ya que de este modo las personas nunca van a encontrar en su vida online argumentos o puntos de vista que contradigan su visión del mundo.
Precedentes
La polarización de grupo se ha estudiado anteriormente en otros ámbitos distintos al online. En 1970, Myers y Bishop seleccionaron un grupos de estudiantes con muchos prejuicios raciales, y grupos de estudiantes menos radicalizados para discutir una serie de cuestiones raciales. Tras los debates en el seno de los grupos, los resultados demostraron que el racismo se redujo en las personas con pocos prejuicios, y aumentó en quienes ya eran muy racistas.
En 2009, un experimento de Luhan, Kocher y Sutter relacionado con el juego del dictador, en el que una persona decide cuánto dinero da a otra, se observaron también diferencias entre el comportamiento de un "dictador" individual y uno colectivo (siempre más extremista la del colectivo).
Aunque comprar el libro equivocado no tiene graves consecuencias para nuestras instituciones democráticas, esto ejemplifica, según el profesor Hendricks, lo que puede suceder cuando damos nuestro poder de decisión a las tecnologías y procesos de información. Y señala a otros fenómenos sociales como la "polarización de grupo" y la "selección de información", que sí representan una amenaza a la democracia cuando son amplificados por los medios de comunicación online.
"En la polarización de grupo, que está bien documentada por los psicólogos sociales, todo un grupo puede pasar a un punto de vista más radical después de un debate incluso a pesar de que los miembros del grupo a nivel individual no suscribían ese punto de vista antes de la discusión.
Esto sucede por una serie de razones: una es que los miembros del grupo quieren dar una imagen favorable de sí mismos en el grupo mediante la adopción de un punto de vista ligeramente más extremo que la media percibida. En los foros online, este conocido fenómeno es aún más problemático por el hecho de que las discusiones se llevan a cabo en lugares donde los miembros del grupo se alimentan sólo de la información que se ajusta a su visión del mundo, haciendo que el foro de discusión sea una caja de resonancia donde los miembros del grupo sólo escuchan sus propia voces", sugiere Hendricks.
Empresas como Google y Facebook han diseñado algoritmos que tienen la intención de filtrar información irrelevante -conocida como selección de la información - de manera que sólo nos proporcionan el contenido que se adapten a nuestro historial de navegación. Según el profesor Hendricks esto es, desde una perspectiva democrática, un problema, ya que de este modo las personas nunca van a encontrar en su vida online argumentos o puntos de vista que contradigan su visión del mundo.
Precedentes
La polarización de grupo se ha estudiado anteriormente en otros ámbitos distintos al online. En 1970, Myers y Bishop seleccionaron un grupos de estudiantes con muchos prejuicios raciales, y grupos de estudiantes menos radicalizados para discutir una serie de cuestiones raciales. Tras los debates en el seno de los grupos, los resultados demostraron que el racismo se redujo en las personas con pocos prejuicios, y aumentó en quienes ya eran muy racistas.
En 2009, un experimento de Luhan, Kocher y Sutter relacionado con el juego del dictador, en el que una persona decide cuánto dinero da a otra, se observaron también diferencias entre el comportamiento de un "dictador" individual y uno colectivo (siempre más extremista la del colectivo).
Referencia bibliográfica:
Pelle G. Hansen, Vincent F. Hendricks, Rasmus K. Rendsvig: Infostorms. Metaphilosophy (2013). DOI: 10.1111/meta.12028.
Pelle G. Hansen, Vincent F. Hendricks, Rasmus K. Rendsvig: Infostorms. Metaphilosophy (2013). DOI: 10.1111/meta.12028.