Los cuatro jinetes del ateísmo muestran sus dudas y razones

Las reflexiones de Dawkins, Hitchens, Harris y Dennett podrían ayudar a construir creencias religiosas con una base sólida y racional


El día 30 de septiembre de 2007, el filósofo Daniel C. Dennett, el escritor Christopher Hitchens, el también filósofo Sam Harris, y el etólogo y escritor Richard Dawkins (todos ellos, defensores públicos del ateísmo) se reunieron para conversar delante de una cámara de televisión. El tema a debatir era lo que para ellos es ese persistente y pernicioso fenómeno del que son temido azote: la religión. El resultado fue un documental de dos horas (fragmentado en 12 partes) titulado "The Four Horsemen (Los Cuatro Jinetes)", en el que los pensadores charlaron sobre el hecho religioso, sobre Dios y su existencia y sobre los creyentes, de forma pacífica. Por Leandro Sequeiros.


Leandro Sequeiros
18/04/2011

"La ciencia, ¿será capaz de desvelar todo lo que nos aparece como misterio?" Majestuoso disco de estrellas. Fuente: NASA.
En un post anterior de Tendencias21 nos referimos al fenómeno del nuevo ateísmo. El comentario se originó a partir de un número de la revista CONCILIUM (número 337, septiembre de 2010) que llevaba como título “¿Ateos de qué Dios?. Decíamos allí que, durante el siglo XX, la propaganda atea se centró en torno al bloque soviético, defensor del materialismo dialéctico que excluía a Dios.

El colapso del muro de Berlín creó un vacío del que emergió el concepto de "nuevo ateísmo". En el terreno editorial, se ha hablado de “los cuatro jinetes" del ateísmo: Richard Dawkins, Sam Harris, Daniel Dennett y Christopher Hitchens.

Se puede decir que la crítica atea a las religiones se ha convertido en un gran negocio que mueve millones en todo el mundo. Este hecho denota que el tema de las tendencias de las religiones en el siglo XXI preocupa y ocupa páginas de la prensa y de Internet. En el blog de La Comunidad de El País han comentado este diálogo.

En el editorial del mencionado número de CONCILIUM se lee: “Desde una perspectiva más concreta de los hechos, algunos ateos en Inglaterra manifestaron no sin humor su rechazo a una serie de propagandas cristianas evangélicas realizadas en autobuses que prometían el infierno a los no creyentes: “There´s probably no God. Now stop worrying and enjoy your life” [Probablemente Dios no existe. Deja ya de preocuparte y disfruta de la vida]”. Esta campaña, que ha llegado incluso a España, fue promovida por el biólogo Richard Dawkins, una de las figuras mediáticas más señeras del nuevo ateísmo. Incluso en internet es muy seguido el blog "Ateismo para cristianos" que no pretende convencer sino presentar los argumentos ateos para que los creyentes los conozcan. Y lo mismo se puede decir de los grupos "escépticos" y racionalistas que impulsan el pensamiento racional siguiendo a Mario Bunge.

El debate televisado que aquí presentamos no quiere ser una propaganda atea. El objetivo de la presentación es dar a conocer una manera mesurada y racional de exposición de una postura respetable. Expresan sus propias dudas, aunque a veces la información que poseen está sesgada y tiene la tentación de meter en el mismo saco tradiciones religiosas heterogéneas. Presentamos aquí el debate completo. Alrededor de la mesa se sientan los contertulios. De izquierda a derecha, se sitúan Christopher Hitchens, Daniel Dennett, Richard Dawkins y Sam Harris.

Los cuatro jinetes del ateísmo

Ësta es la presentación:

Christopher Hitchens (nacido en 1949 en Portsmouth, Reino Unido) es un escritor y periodista británico que se define como ateo combativo, residente en Estados Unidos. Es licenciado en Filosofía, Ciencias Políticas y Economía en el Balliol College de Oxford. Tras escribir durante 20 años en el semanario estadounidense The Nation, oponiéndose a las administraciones de los presidentes Ronald Reagan y Bush padre, así como a la primera guerra del Golfo, se despidió en 2003 por diferencias de opinión con la dirección de la revista.

Christopher Hitchens se muestra contrario al aborto («un niño no nacido no es un tumor ni un apéndice»), pero favorable a la píldora anticonceptiva RU 486. En sus libros y conferencias se centra en el tema de la inexistencia de Dios. En julio de 2010, se hizo pública la noticia de que está en tratamiento por un cáncer de esófago. Está siendo tratado paradójicamente por el Dr. Francis S. Collins, autor de "El gen de Dios".

Daniel Clement Dennett (nacido el 28 de marzo de 1942 en Boston, EE. UU.) es uno de los filósofos de la ciencia más destacados en el ámbito de las ciencias cognitivas, especialmente en el estudio de la conciencia, intencionalidad, inteligencia artificial y de la memética. También son significativas sus aportaciones acerca de la significación actual del darwinismo y la religión. Dirige el Centro de Estudios Cognitivos de la Universidad de Tufts, donde es catedrático de filosofía. Desde 1987 es miembro de la American Academy of Arts and Sciences y de la Academia Europea de Ciencias y Artes.

Richard Dawkins (nacido en Nairobi, Kenia, el 26 de marzo de 1941) es un etólogo, zoólogo, teórico evolutivo y divulgador científico británico. Fue titular de la «cátedra Charles Simonyi de Difusión de la Ciencia» en la Universidad de Oxford hasta el año 2008. Es autor de El gen egoísta, obra publicada en 1976, que popularizó la visión evolutiva enfocada en los genes, y que introdujo los términos meme y memética. En 1982, hizo una contribución original a la ciencia evolutiva con la teoría presentada en su libro El fenotipo extendido, que afirma que los efectos fenotípicos no están limitados al cuerpo de un organismo, sino que pueden extenderse en el ambiente incluyendo los cuerpos de otros organismos. Desde entonces, su labor divulgadora escrita le ha llevado a colaborar igualmente en otros medios de comunicación, como varios programas televisivos sobre biología evolutiva, creacionismo y religión.

En su provocativo libro El espejismo de Dios, Dawkins sostiene que es casi una certidumbre que un creador sobrenatural no existe y que la creencia en un dios personal puede calificarse como un espejismo, como una persistente falsa creencia, sostenida tenazmente a pesar de la gran evidencia en contra. Dawkins concuerda en la observación hecha por Robert M. Pirsig en relación a que "cuando una persona sufre de una alucinación se le llama locura. Cuando muchas personas sufren de una alucinación se le llama religión."

En enero 2010, la versión en inglés de "El espejismo de Dios" había vendido más de dos millones de ejemplares. Dawkins se declara ateo, humanista y escéptico, miembro del movimiento Brights y uno de los intelectuales públicos contemporáneos más influyentes en lengua inglesa. Por analogía con el epíteto de «bulldog de Darwin» que se le daba al seguidor de Darwin, Thomas Henry Huxley (1825-1895), Dawkins es también conocido como el «rottweiler de Darwin» por sus posturas evolucionistas.

Sam Harris (nacido en 1967) es un filósofo y escritor estadounidense, autor del libro El fin de la fe (The End of Faith, 2004), y de Carta a una nación cristiana (Letter to a Christian Nation, 2006), una respuesta a la crítica que despertó su primer libro.

El mensaje fundamental de Harris es que ha llegado el momento de hablar abierta y honestamente sobre religión, cosa que no se ha hecho hasta la fecha. El autor considera que está en peligro la supervivencia de la civilización por el tabú contra cualquier cuestionamiento de las creencias religiosas. Ha escrito que "el chamanismo, el Gnosticismo, la Cábala, el Hermetismo y otras corrientes en las que el hombre ha buscado al Otro en cualquier revestimiento de su concepción" son fuerzas constructivas y las experiencias espirituales pueden "descubrir hechos genuinos acerca del mundo".

Al tiempo que se define como ateo, Harris asevera que este término no es necesario. Su postura es que el ateísmo no es una visión del mundo o una filosofía, sino la "destrucción de malas ideas". Afirma que la religión es especialmente fecunda en malas ideas, llamándola "uno de los más perversos desaprovechamientos de la inteligencia que nunca se han desarrollado". Él continúa diciendo que el término ateo será abolido sólo cuando "alcancemos un nivel de honestidad intelectual donde nunca más pretendamos tener razón sobre las cosas sobre las que no tenemos certeza".

El debate televisado

El debate televisado tuvo lugar el 30 de septiembre de 2007. Aquí lo ofrecemos subtitulado y fragmentado en cortes de unos 10 minutos. Esta división es totalmente arbitraria y solo obedece a problemas de formato. En España, la web La Comunidad de El País le ha dedicado unas semanas acompañado de comentarios que aquí se han utilizado en parte.

1. Criticar a la religión sin ser ofensivo

El primer corto de este diálogo se centra en estas preguntas: ¿Por qué no se puede criticar la religión sin resultar ofensivo, incluso para un buen número de personas que no son religiosas? ¿Por qué recibe un trato especial?

Resulta curioso que los recelos de los ateos hacia los creyentes sean similares a los de los creyentes hacia los ateos. Los reproches son parecidos: fundamentalismo, poca racionalidad, sordera a los argumentos del contrario, rigidez e ideas preconcebidas…

Tal vez sea necesario, más que nunca, el diálogo y la cercanía afectiva para entender las razones de fondo de ambas posturas. Los ateos de este programa suelen insistir en que las religiones son todas intransigentes y mantienen encarcelada la libertad de pensamiento de sus miembros. Tal vez sea conveniente ayudar a los ateos y a los creyentes a desmontar prejuicios. Ambas partes pueden y deben dialogar y construir juntos una sociedad más justa.

Aquí está el corte:

2. Lo numinoso y lo sobrenatural

Interesantes temas los de este segundo fragmento de Los cuatro jinetes del ateísmo, dominados por la contundencia intelectual y el sentido del humor de Christopher Hitchens. Para él, hay cuatro cuestiones diferentes: la relación de lo numinoso con lo sobrenatural; la falsa humildad de la religión y la falsa arrogancia de la ciencia; la duda como parte de la creencia; y la fe y la necesidad de pruebas.

Lo ideal, apunta Hitchens, sería poder separar la experiencia numinosa o mística o extática o trascendente de cualquier tipo de justificación divina. Lo ideal, observa Dennett por su parte, sería que la gente se olvidara de absurdas entidades sobrenaturales como razón última, y viviera con plenitud esos extraordinarios momentos de comunión con la naturaleza, de abandono y fusión con la maravilla del mundo.

Lo ideal, podríamos añadir -siguiendo a John Allen Paulos, quien proponía como alternativa a la religión siísta (una religión cuya respuesta a la intrincada y misteriosa belleza del mundo es una simple afirmación de aceptación)-, sería que en los excepcionales instantes de sobrecogimiento, la gente exclamara menos ¡Oh Dios! , y exclamara más ¡Sí! ¡Sí! , o incluso ¡Joder sí! , si se diera el caso de una experiencia tan intensa que hiciera casi levitar.

Hitchens hace referencia, en el último tramo de la conversación, a que ciencia y religión son magisterios no superpuestos o non-overlapping magisteria (NOMA). En este punto coincide con las ideas del paleontólogo Stephen Jay Gould. Según se explica aquí, la idea tras este acrónimo es que las líneas de influencia de la ciencia y de la religión no son líneas intersecantes, sino líneas perpetuamente paralelas. Los campos que tratan son de dos esferas no sólo diferentes sino excluyentes.

Este es el corte:

3. ¿Son los teólogos unos timadores?

En esta tercera entrega, Richard Dawkins matiza en su intervención que no se puede meter en el mismo saco a los integristas y a otras religiones más dialogantes. Critican la labor de los teólogos que no llega a la gente. Creen que, en muchos casos, los intelectuales y jerarcas de las religiones son timadores que engañan a los fieles.

Se nos antoja que los argumentos son en exceso simplistas y reduccionistas. No todas las religiones tienen la misma estructura y funcionamiento. La expresión de Hawking de que toda religión es perniciosa, es en exceso simplista.

Apuntan que es cierto que hay religiones que hacen el bien. Pero eso no invalida su carácter paralizante y engañoso desde el momento –según ellos – en que hay una fe ciega en un Libro que se supone inspirado por la divinidad.

Sam Harris, ateo beligerante en su deseo de desenmascarar a las religiones, ofrece en el corte un argumento sencillo pero demoledor contra esa creencia ciega en el Libro: todas las personas religiosas experimentan lo mismo en la iglesia o en la oración, sea cual sea su credo, luego eso que sienten no está relacionado con una divinidad en particular o un texto revelado concreto. Este es el momento que Hitchens aprovecha para meter baza, y con su habitual malicia sugerir que se considere el lado bondadoso de todas las religiones y sectas, no sólo de una.

Aquí tenemos el corte:

4. El rebaño y el misterio

Los contertulios son conscientes de que algunos creyentes los tachan de fundamentalistas, y se defienden de esta acusación. En el cuarto corte, surge la conversación sobre algunos términos que se usan en la religión cristiana. Uno de ellos es el de "Rebaño “. ¿No están ustedes llamando borregos a sus fieles cuando los denominan así?”, le preguntó Hitchens a un clérigo en la BBC. La respuesta no tiene desperdicio. Rebaño, o grey, que suena más bíblico.

Surgen las preguntas: ¿Son los practicantes de las religiones dóciles borregos de un rebaño acrítico? ¿Es negadora de la libertad la práctica religiosa? ¿Qué control ideológico hay sobre los creyentes? ¿A quién hay que aparejar el dardo de la crítica y la burla, sólo a los que se supone que lo saben todo, a los profesionales - obispos, curas y demás-, o también a los que les siguen y se fían de lo que ellos digan? ¿Es más libre de pensamiento un ateo o un creyente?

Otra palabra que se suele utilizar en el discurso religioso es "misterio “. ¿Debe usarse al hablar en términos científicos? ¿Tiene razón Chomsky cuando distingue los rompecabezas - solubles- de los misterios- insolubles?” Dawkins, citando a su egregio tocayo Feynman, diferencia entre el misterio que convive con el conocimiento, con la comprensión, y el misterio que no tiene nada que ver con algo real, verificado, sobre lo que puedan hacerse predicciones.

El comentarista de El País apunta a otras palabras de Feynman recogidas en Seis piezas fáciles, palabras a las que podría haber recurrido: Los poetas dicen que la ciencia despoja de belleza a las estrellas, meros montones de átomos de gas (…) Al misterio no le perjudica que se sepa algo sobre él ¡Pues la verdad es mucho más maravillosa que lo que cualquier artista del pasado pudo imaginar!

La palabra “misterio”, ¿es una pantalla para esconder la ignorancia? La ciencia, ¿será capaz de desvelar todo lo que nos aparece como misterio?

Veamos el corte:

5. La religión ¿hace actuar como estúpidas a personas inteligentes?

Según el comentario de El País, cualquiera que haya seguido la conversación hasta ahora, habrá notado que Christopher Hitchens, a diferencia de los otros tres jinetes, tiende a personalizar: sus reflexiones van asociadas casi siempre a personas con las que se ha enfrentado, o a individuos a los que ha leído (generalmente individuos que han criticado por escrito a alguien de su cuerda).

Hitchens lleva así la charla a menudo al terreno de la anécdota sabrosa, del humor punzante, del combate cuerpo a cuerpo con un enemigo, a menudo patético. Y es lógico hasta cierto punto, pues su discurso previo es el menos especializado de los cuatro. No tiene autoridad, por decirlo así, pero posee un notable bagaje pugilístico como defensor público del pensamiento ateo y antirreligioso.

Tal vez sea el punto flaco de esta tertulia televisiva: las anécdotas, a veces, oscurecen la verdad oculta. Las anécdotas crean un clima distendido. Pero con frecuencia, son chorros de tinta que ocultan las razones profundas y distraen de los problemas importantes.

Lo dejamos en el último corte diciendo que la religión hace actuar como estúpidos a las personas inteligentes, y lo encontramos ahora, cómo no, poniendo a alguien como ejemplo, un tal John Cornwell. Más adelante recordará maliciosamente su agarrada con George Galloway, citará a Haldane, y traerá a colación las ideas de un autor al que incluye en su Antología de lecturas esenciales para el no creyente: Victor Stenger.

En la brevísima introducción que le dedica, alude a un argumento sobre el que vuelve en el vídeo (grabado en el mismo año en que se publicó Dios no existe): La visión mayoritaria de la escuela atea es que la existencia de Dios no se puede demostrar ni refutar, y que por consiguiente la postura teísta cae por su propio peso, puesto que sus defensores deben afirmar que saben más de lo que puede saber nadie (no sólo sobre la existencia de un creador, sino sobre lo que piensa del sexo, la alimentación, la guerra y otros temas). Con gran atrevimiento, el profesor Victor Spenger plantea el argumento de que ahora ya sabemos bastante para desechar por completo la hipótesis de dios.

Suele ser un argumento poco contrastado esgrimido por los ateos de que los creyentes (todos) han hipotecado su capacidad crítica, han cerrado los ojos a la posibilidad de ver las cosas desde otra perspectiva. Y sus jerarquías les han hecho creer que poseen la verdad absoluta sobre las cosas. Y, en algunos casos, como es el el fundamentalismo, pueden y deben imponerla aunque sea a la fuerza. ¿Hasta qué punto es esto así?

Oigamos a los contertulios:

6. Dudas y seguridades de los creyentes y de los ateos

En el corte seis, Sam Harris plantea una cuestión interesante: “¿Hay algo que haga vacilar a estos tipos, algo que les haga cuestionarse si lo que piensan es cierto o está bien decirlo?” Dawkins hace referencia al perfecto equilibrio de las constantes del universo. Pero enseguida recurre a una de sus preguntas favoritas: ¿Quién afinó al Afinador? La verdad es que uno se queda dudando un poco cuando conoce el mínimo margen en el que interaccionan con éxito las cuatro fuerzas, por ejemplo.

Dudar forma parte de la misma condición humana. Quien se sienta totalmente seguro de la posesión de la verdad absoluta, tiene la tentación del fundamentalismo. Y esta actitud es común a las religiones y a los ateismos. Los humanos accedemos a parcelas de la realidad que configuran en nosotros imaginarios que dan sentido a la vida. Pero estos imaginarios no son la realidad, sino metáforas de la realidad. De igual modo, la ciencia no tiene la posesión exclusiva de la única interpretación del mundo. Es otra metáfora. Más elaborada, pero construcción humana al fin.

Estos textos, entresacados del blog de La Comunidad de El País, pueden ser ilustrativos. “En este fragmento de El arco iris de Feynman de Leonard Mlodinow leemos: Es el equilibrio de las cuatro fuerzas de la naturaleza, sus intensidades relativas y propiedades diversas, lo que permite que exista el universo tal y como lo conocemos. Por ejemplo, supongamos que la fuerza gravitatoria no fuera tan débil comparada con la fuerza fuerte. Entonces las estrellas se comprimirían más y su combustible nuclear se consumiría mucho más rápidamente, impidiendo la evolución de la vida. Por el contrario, si la gravedad fuera mucho más débil, la repulsión electromagnética impediría que la materia se agrupase en estrellas. Si la fuerza fuerte no fuera tan grande comparada con las fuerzas electromagnéticas, la mayoría de los núcleos atómicos se desintegrarían. Y si el número de electrones y protones en la materia estuviera desequilibrado en tan solo un 1%, la fuerza electromagnética entre usted y alguien a un metro de distancia sería mayor que el peso de la Tierra.

También estas palabras de Sheldon Lee Glasgow, probablemente sacadas de un libro de Punset: El Sol constituye un mecanismo fascinante que utiliza las cuatro fuerzas y no sólo una. Se precisa de la gravedad para que el Sol sea una unidad. En su interior la presión es muy alta, y por contra también la temperatura. Hace falta la fuerza electromagnética, porque de lo contrario sería como una bomba que estallaría. Es preciso que exista también una interacción fuerte porque sin ella los protones no estarían unidos y no formarían núcleos más complejos. No habría fuente de energía sin la interacción fuerte. Y necesitamos la interacción débil porque permite transformar protones en neutrones. Si no existiese esa fuerza posiblemente no habría Sol.

Hitchens utiliza en el vídeo la expresión filo de cuchillo. Vivimos en un filo de cuchillo, en el alambre. Pero enseguida recuerda que el resto del sistema solar está muerto. ¿Para qué toda esa excrecencia espacial? También hay que considerar el resto del universo, ¿Y si hay un multiverso? ¿Y si ha habido múltiples Big Bangs, cada uno con sus leyes y sus constantes?

Como escribe Martin Gardner en ¿Tenían ombligo Adán y Eva?: Ésa es una manera de defender el principio antrópico contra el argumento de que la precisa afinación del universo es prueba de la existencia de un diseñador. Sabemos que si alguna de las aproximadamente doce constantes se alterara en una minúscula fracción, no sería posible que se formaran estrellas y planetas, y mucho menos que evolucionara la vida. El argumento contrario: si existe una infinidad de universos, cada uno con un conjunto de constantes no planeado, fruto del azar, es evidente que debemos existir sólo en un universo con constantes que permitan evolucionar la vida”.

Tal vez los contertulios y los comentarios del blog de El País acentúan en exceso que los creyentes (todos) son fanáticos por creerse en posesión de la verdad y además apoyados por la divinidad. No parecen entender que la duda forma parte de la formulación de la fe. Precisamente ahí se fundamenta la fe: en creer a pesar de todo. Y creer es un acto razonable aunque no racional. Es un salto en el vacío. Y que el ateismo es también una fe: una creencia en la negación de la divinidad. Y para ello no hay pruebas racionales ni científicas.

Veamos el corte:

7. ¿Hay una razón que se llama “fe”?

El comentarista de La Comunidad de El País, cree que es el momento de volver a citar la famosa frase de Robert Pirsig: Cuando una persona sufre espejismos, se llama "locura". Cuando muchas personas sufren espejismos, se llama "religión".

“El espejismo de Dios” es el título del polémico ensayo de Richard Dawkins. ¿Hasta qué punto existe una alucinación colectiva entre los creyentes de las religiones?

En el corte número siete, Hitchens recuerda el episodio del Evangelio de San Mateo de que mucha gente salió de su tumba el día que Jesús murió en la cruz para ilustrar el grado de absurdo al que puede llegar el pensamiento de la persona religiosa.

Y a continuación, Sam Harris pregunta: “¿Qué pasa con la esquizofrenia de esa gente que a pesar de su sólida formación científica sigue aferrada a una fe? ¿Qué pasa con esas personas que son, por volver a Ratzinger, como los Reyes Magos? ¿Qué pasa con esos tipos capaces de fabricar una bomba nuclear y pensar al mismo tiempo que después de morir irán a un sitio lleno de vírgenes y cisnes y ríos de leche?”

Y otro interrogante: ¿Es la fe una locura permanente o transitoria? O como lo formula Harris: “¿Podemos nosotros, los ateos egregios con caletre, a través de nuestros libros o nuestras charlas o nuestras conversaciones, curar a la gente de ese delirio?”

Tal vez los cuatro jinetes generalizan en exceso su visión sesgada de lo religioso. No son capaces de ver la fuerza revolucionaria y humanizadora que pueden tener las religiones sin caer en el fanatismo. Nos parece que no tienen demasiada información de, por ejemplo, la teología de la liberación.

Los contertulios, al finalizar la primera hora de grabación, parecen encontrarse fuertes en sus convicciones y tienen una cierta tentación mesiánica de abrir los ojos de los ciegos. Más adelante matizarán estas afirmaciones.

Empezamos la segunda hora de grabación:

8. Todos sabemos que la fe nunca desaparecerá.

Continúan los cuatro tertulianos charlando apaciblemente sobre sus razones de la increencia y el intento de comprender las razones de los creyentes. En su opinión, hay muchas cosas que conocemos sobre el universo, pero muchísimas más que ignoramos. Puede decirse que hay mucho espacio para Dios y por consiguiente para la creencia.

Los jinetes del ateismo muestran signos de agotamiento. Les parece que sus posturas han sido un fracaso. Que las religiones crecen y que las posturas masivamente ateas retroceden.

Einstein dijo: La doctrina de un Dios personal que interfiere en el acontecer natural es irrefutable…porque dicha doctrina siempre puede refugiarse en los dominios no hollados por el conocimiento científico.

Ahora bien, en el hipotético caso de que la fe pudiera llegar a erradicarse, ¿desearían los ateos que la combaten un mundo sin ella? La respuesta parece obvia: naturalmente que sí.

Pero con Christopher Hitchens no hay respuestas obvias. Es él quien plantea la pregunta, y es él, cómo no, el primero que la responde, provocando considerablemente a su amigo Richard Dawkins: No, no deseo un mundo sin fe, porque sin creyentes, sin representantes del otro bando, ¿con quién iba a discutir?

Hay otros temas, le recuerdan los demás. Cierto, pero ellos son reconocidos especialistas. La repercusión, la importancia de sus discusiones seguiría siendo grande. Su ego no sufriría. Sin embargo, Hitchens, sin combates dialécticos sobre Dios, sin alegatos contra la religión que escribir, ocupado en mundanas escaramuzas sobre política internacional, perdería buena parte de ese protagonismo que tanto le gusta tener.

“Para ti seré un ateo, para Dios soy la fiel oposición”, decía el Woody Allen de Stardust memories. A Hitchens le encanta ser parte destacada de la oposición. Y argumentar, y llevar la contraria. Está tan bien entrenado que no es fácil tumbarlo. Lo comprueban sus compañeros de mesa, a propósito de los yihadistas, la brujería o la astrología en el corte número ocho.

9. ¿Es posible una religión razonable?

Los contertulios se preguntan: “¿Es posible un islam moderado y razonable? La conversación deriva hacia la posibilidad de una religión islámica que acepte la modernidad. Para ellos, es verdad lo que dijo Samuel Hunttington: “El islam tiene fronteras sangrientas”. Para Hitchens, “el totalitarismo es inherente a toda religión”.

Dennett pregunta: “¿Hay verdades que sería mejor no conocer?”. De alguna manera, ¿cierran los ojos las religiones al avance de las ciencias? Ellos reconocen que el discurso religioso está en otro nivel que el científico, y que no es fácil llegar a sinergias entre los diversos planos del conocimiento y la experiencia.

¿Será posible hacer que esa gente entre en razón?, preguntaba Dennett al final del último corte. Y aquella pregunta da origen en el fragmento de hoy a un debate sobre la historia y la naturaleza del Islam, que deriva hacia una discusión sobre lo que se puede saber pero es mejor ignorar, y los vínculos del discurso artístico con la religión.

Hitchens compara el Islam con el Cristianismo y el Judaísmo, y señala una clara diferencia: el primero pretende tener la última palabra. También hay una clara característica en común: en las tres religiones el diablo obra y habla a través de sus más acérrimos fieles.

Pasemos al debate:

10. ¿Es posible entender el arte sin las religiones?

La conversación entre los cuatro jinetes del ateismo deriva ahora hacia el arte. Sobre la posibilidad de que hubiera producción de arte sin que hubiera religión. Les es difícil explicarse a un Miguel Ángel fuera del contexto religioso.

¿Y qué decir de la poesía? ¿Es posible la poesía sin experiencia religiosa? La poesía y la hondura en la expresión de sentimientos parecen hacer ridículos a los ateos. Hitchens está a punto de sacar de la maleta su antología comentada de textos para el no creyente (que para eso se llama El ateo portátil), y leer uno de los poemas incluidos en ella, Church going de Philip Larkin. Pero la cosa se queda en una glosa de la mínima introducción que allí le apareja:

Sobre “Visita a una iglesia”, lo único que quiero decir es que, siguiendo la línea del poema de Thomas Hardy, combina el máximo respeto con la mínima credulidad.

También alude a Death be not proud de John Donne: Maravilloso poema, afirma Hitchens, pero un galimatías si miras sólo las palabras (Si quieres saber lo que pasa cuando alguien con caletre se fija, no ya sólo en las palabras de ese texto- aquí traducido como Soneto X-, sino también en los signos de puntuación, nada mejor que ver Wit de Mike Nichols, disponible con subtítulos en YouTube.

Por otro lado, Dawkins insiste en un tema al que dedica un capítulo entero de El espejismo de Dios: la reivindicación de la Biblia. El arte, la música, la literatura, el idioma que hablamos no se entienden sin la Biblia. Forma parte del patrimonio de la humanidad.

Veamos el corto 10:

11. Rescatar lo artístico que hay en las religiones

Hitchens propone como siempre una pregunta polémica: ¿estamos los ateos en contra de todas las manifestaciones artísticas? Para Dawkins la música tiene un magnetismo especial. Si fuera a una isla desierta se llevaría la música de Bach. La música de Bach es religiosa, pero para un ateo es ensimismarse en la ficción de modo que incluso pueda derramar lágrimas: “No somos vándalos culturales”.

Dennett lamenta que la gente no lea nuestros libros y no haya leído que valoramos la belleza, el arte, la música, el amor. Hay un sentimiento laico en todo eso. Hitchens cree que hay que respetar las tradiciones como la Navidad. Cantar villancicos es un mito precioso. De música y letra. Dawkins dice que fue invitado a comer y no se opuso a bendecir la mesa como acto de cortesía.

Sam Harris tiene aquí una larga intervención: ¿tenemos los ateos que respetar y defender la libertad de religión? Si todas las religiones son dañinas, ¿hay que luchar contra ellas? ¿Hay algo salvable? ¿Hay unas religiones más malas que otras? Pero todas son antológicamente iguales. Pero la práctica es diferente. El ateismo no puede ser sectario. Debe respetar y no descalificar.

A Dawkins no le interesa tanto si hay religiones malas sino las verdades que contienen y defienden. Por eso propugna una lucha en las pequeñas cosas: en los embriones, por ejemplo.

Con estas alusiones al papel del ateismo en la sociedad termina este corte 11:

12. Nuestros miedos y esperanzas como seres humanos

En el último corte de esta tertulia entre los cuatro jinetes del ateísmo, se recapitulan algunas cuestiones. Hitchens afirma que no se puede renunciar a la capacidad de razonar. Es lo más noble del ser humano. Y resalta que su experiencia con los islamistas es que son irracionales, que defienden cosas incompatibles con la racionalidad.

Sam Harris lo apoya y afirma que el Islam se propaga y es peligroso. Pero Hitchens quiere ponerle en guardia sobre la amenaza del sionismo. Desde las religiones pacíficas, los cuáqueros son nocivos porque se oponen a luchar contra el mal. En definitiva, todas las religiones son perversas. Así, destaca la crueldad de la iglesia católica con su doctrina sobre los embriones. Considera nocivas sus ideas. Y qué decir de la alianza en los años treinta de la Iglesia con el fascismo.

Sam Harris recapitula con una pregunta: ¿cuáles son nuestros miedos y nuestras esperanzas como seres humanos? En esto, los contertulios son prudentes y pesimistas. Hitchens se siente fracasado en su intento de trabajar por la configuración de un mundo laico, sin religiones. La teocracia continúa en el mundo. Y se fija especialmente el los países islámicos. “Destruyen la civilización”. Hay que avanzar en el secularismo y así vencer a la teocracia. Pero se encuentra solo en ese intento. Con esta sensación de soledad, termina la tertulia entre los cuatro jinetes del ateismo.

Conclusiones

Tal vez las conclusiones deban sacarlas los lectores. Vivimos en un mundo de intolerancias. Y en especial, de intolerancias religiosas: la defensa numantina e intemperante, cuando no agresiva, de una sola manera de entender la religiosidad. Existe intolerancia cristiana frente a musulmanes y judíos. Y también intolerancia mutua entre personas religiosas y personas ateas. No es fácil aceptar la postura del que parece ser una amenaza.

Los llamados “cuatro jinetes del ateismo” –junto con otros- están librando una batalla contra la intolerancia, la ignorancia religiosa, el mito, la superstición y diversas formas de adoctrinamiento, mostrando que sólo visiones y comprensiones del universo de corte naturalista, irreligioso y ateo sirven para el avance de la sociedad.

Su postura podría ayudar a los que nos decimos creyentes a purificar nuestras convicciones y a construirlas sobre fundamentos más sólidos y racionales. Y los que nos decimos creyentes, podemos ayudar a los ateos a desenmascarar estereotipos y caricaturas de las religiones. Esto no significa que todas las expresiones religiosas sean humanizadoras y liberadoras. Hay expresiones religiosas alienantes. Y tal vez los ateos nos ayuden a denunciarlas.



Leandro Sequeiros
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