Imagen: detapo. Fuente: Pixabay.
Durante mucho tiempo, los investigadores han tratado de explicar por qué las tasas de violencia son mayores en áreas cercanas al ecuador que en otras partes del mundo. Ahora, un equipo de científicos ha desarrollado un modelo que podría explicar la causa de esto.
El nuevo modelo parte del simple hecho de que temperaturas más altas pueden estar relacionadas con un comportamiento más agresivo. Los investigadores creen que las altas temperaturas y una menor variación de las temperaturas estacionales conducen a estrategias de vida más rápidas, a centrarse menos en el futuro, y a tener menos autocontrol, lo cual contribuye a ser más agresivo y violento.
“El clima influye en la vida de la gente y afecta culturalmente a nuestro día a día, en formas que ni pensamos”, apunta Brad Bushman, coautor del estudio y profesor de comunicación y psicología en la Universidad Estatal de Ohio (EEUU).
Paul van Lange, autor principal de la investigación y profesor de psicología en la Universidad Vrije de Amsterdam (VU) añade: “Creemos que nuestro modelo puede ayudar a explicar el impacto del clima sobre las tasas de violencia de distintas zonas del mundo”.
Los investigadores han bautizado este nuevo modelo como CLASH (por su siglas en inglés, Climate Aggression and Self-control in Humans (Agresión Climática y Autocontrol en Humanos) y lo han descrito en un artículo online publicado en la revista Behavioral and Brain Science.
Dos explicaciones insuficientes
Varios estudios habían mostrado ya que los niveles de violencia y agresión son más elevados en zonas cálidas, según los investigadores. “Pero las dos explicaciones oficiales del por qué no son del todo satisfactorias”, indica Bushman.
El Modelo General de Agresión –el cual el propio Bushman ayudó a desarrollar– sugiere que las altas temperaturas provocan una menor confortabilidad y una mayor irritabilidad, lo cual vuelve la gente más agresiva. “Pero este modelo no explica los actos más extremos, como el asesinato”, indica.
Otra explicación –según la Teoría de las actividades rutinarias– es que la gente sale más e interactúa más con los demás cuando el clima es más cálido, por lo que hay más oportunidades de que haya un conflicto. Aunque no explica porque hay más violencia cuando la temperatura es de 35º C que cuando es de 24º C, ya que la gente debería salir en ambas situaciones.
El nuevo modelo parte del simple hecho de que temperaturas más altas pueden estar relacionadas con un comportamiento más agresivo. Los investigadores creen que las altas temperaturas y una menor variación de las temperaturas estacionales conducen a estrategias de vida más rápidas, a centrarse menos en el futuro, y a tener menos autocontrol, lo cual contribuye a ser más agresivo y violento.
“El clima influye en la vida de la gente y afecta culturalmente a nuestro día a día, en formas que ni pensamos”, apunta Brad Bushman, coautor del estudio y profesor de comunicación y psicología en la Universidad Estatal de Ohio (EEUU).
Paul van Lange, autor principal de la investigación y profesor de psicología en la Universidad Vrije de Amsterdam (VU) añade: “Creemos que nuestro modelo puede ayudar a explicar el impacto del clima sobre las tasas de violencia de distintas zonas del mundo”.
Los investigadores han bautizado este nuevo modelo como CLASH (por su siglas en inglés, Climate Aggression and Self-control in Humans (Agresión Climática y Autocontrol en Humanos) y lo han descrito en un artículo online publicado en la revista Behavioral and Brain Science.
Dos explicaciones insuficientes
Varios estudios habían mostrado ya que los niveles de violencia y agresión son más elevados en zonas cálidas, según los investigadores. “Pero las dos explicaciones oficiales del por qué no son del todo satisfactorias”, indica Bushman.
El Modelo General de Agresión –el cual el propio Bushman ayudó a desarrollar– sugiere que las altas temperaturas provocan una menor confortabilidad y una mayor irritabilidad, lo cual vuelve la gente más agresiva. “Pero este modelo no explica los actos más extremos, como el asesinato”, indica.
Otra explicación –según la Teoría de las actividades rutinarias– es que la gente sale más e interactúa más con los demás cuando el clima es más cálido, por lo que hay más oportunidades de que haya un conflicto. Aunque no explica porque hay más violencia cuando la temperatura es de 35º C que cuando es de 24º C, ya que la gente debería salir en ambas situaciones.
Mayor violencia en climas estables
El modelo CLASH indica ahora que no sólo las altas temperaturas conducen a un comportamiento más violento, sino también lo hacen aquellos climas que tienen una menor variación de una estación a otra.
“Una menor variación de la temperatura, combinada con el calor, trae, en cierta medida, coherencia al día a día”, señala Rinderu. Lo cual significa que hay una menor necesidad de planificar grandes cambios entre estaciones calientes y frías. El resultado lleva a una estrategia de vida más rápida, que no está preocupada por el futuro y conlleva a una menor necesidad de autocontrol.
“Los grandes cambios estacionales de temperatura afectan culturalmente de varias formas. Planificar la agricultura, las provisiones, o simplemente prepararse para inviernos fríos, forma parte de la cultura de muchas formas, sin que nos demos cuenta. Pero sí importa como la cultura valora el tiempo y el autocontrol,” apunta van Lange.
“Si hay menos variaciones eres más libre de hacer lo que quieres, porque no estás preparando comidas, cortando madera o fabricando ropa de invierno para pasar el invierno. También puede que te preocupes más por el estrés inmediato que vendrá con parásitos y otros riesgos de las altas temperaturas, como los animales venenosos”.
La gente que vive en esos climas está centrada en el presente más que en el futuro y tienen una rápida estrategia de vida, hacen cosas en el ahora. “Tenemos pruebas de que hay una rápida estrategia de vida en lugares más cálidos y con una menor variación de temperatura. Son menos estrictos acerca del tiempo, tienen un menor control de las tasas de nacimiento, tienen niños más fácilmente y más a menudo”, añade Bushman.
Con una estrategia de vida rápida y una orientación hacia el presente, la gente no tiene que tener tanto autocontrol, añade. Eso puede llevar a las personas a reaccionar más rápido de manera agresiva o incluso con violencia.
No es determinante
La teoría no es determinante y no implica que la gente que reside en países más cálidos no pueda evitar la violencia y la agresión.
“El modo de vida de la gente es parte de su cultura y la cultura está fuertemente vinculada al clima”, indica van Lange. “El clima no define una persona, pero es uno de los elementos que nos influyen. Creemos que define la cultura de manera muy importante”.
Al ser CLASH una nueva teoría, se deben establecer estudios que indiquen si está en lo correcto. Pero Bushman opina que muchas pruebas sugieren que la teoría está bien encaminada.
“Creemos que CLASH puede ayudar a explicar las diferentes formas de violencia y agresión que hay entre distintos países a lo largo y ancho del mundo”, afirma. “Creemos que es un gran paso para entender las distintas formas de violencia”.
Cambio climático y violencia
En 2013, hablamos de una investigación realizada por tres universidades en la que se relacionó otro aspecto del clima -en este caso, el cambio climático- con la violencia humana.
El estudio mostró en este caso que el aumento de la temperatura global en tan solo 2ºC podría aumentar hasta en un 50% el número de guerras civiles, especialmente en las zonas tropicales, donde estos conflictos son más frecuentes.
El modelo CLASH indica ahora que no sólo las altas temperaturas conducen a un comportamiento más violento, sino también lo hacen aquellos climas que tienen una menor variación de una estación a otra.
“Una menor variación de la temperatura, combinada con el calor, trae, en cierta medida, coherencia al día a día”, señala Rinderu. Lo cual significa que hay una menor necesidad de planificar grandes cambios entre estaciones calientes y frías. El resultado lleva a una estrategia de vida más rápida, que no está preocupada por el futuro y conlleva a una menor necesidad de autocontrol.
“Los grandes cambios estacionales de temperatura afectan culturalmente de varias formas. Planificar la agricultura, las provisiones, o simplemente prepararse para inviernos fríos, forma parte de la cultura de muchas formas, sin que nos demos cuenta. Pero sí importa como la cultura valora el tiempo y el autocontrol,” apunta van Lange.
“Si hay menos variaciones eres más libre de hacer lo que quieres, porque no estás preparando comidas, cortando madera o fabricando ropa de invierno para pasar el invierno. También puede que te preocupes más por el estrés inmediato que vendrá con parásitos y otros riesgos de las altas temperaturas, como los animales venenosos”.
La gente que vive en esos climas está centrada en el presente más que en el futuro y tienen una rápida estrategia de vida, hacen cosas en el ahora. “Tenemos pruebas de que hay una rápida estrategia de vida en lugares más cálidos y con una menor variación de temperatura. Son menos estrictos acerca del tiempo, tienen un menor control de las tasas de nacimiento, tienen niños más fácilmente y más a menudo”, añade Bushman.
Con una estrategia de vida rápida y una orientación hacia el presente, la gente no tiene que tener tanto autocontrol, añade. Eso puede llevar a las personas a reaccionar más rápido de manera agresiva o incluso con violencia.
No es determinante
La teoría no es determinante y no implica que la gente que reside en países más cálidos no pueda evitar la violencia y la agresión.
“El modo de vida de la gente es parte de su cultura y la cultura está fuertemente vinculada al clima”, indica van Lange. “El clima no define una persona, pero es uno de los elementos que nos influyen. Creemos que define la cultura de manera muy importante”.
Al ser CLASH una nueva teoría, se deben establecer estudios que indiquen si está en lo correcto. Pero Bushman opina que muchas pruebas sugieren que la teoría está bien encaminada.
“Creemos que CLASH puede ayudar a explicar las diferentes formas de violencia y agresión que hay entre distintos países a lo largo y ancho del mundo”, afirma. “Creemos que es un gran paso para entender las distintas formas de violencia”.
Cambio climático y violencia
En 2013, hablamos de una investigación realizada por tres universidades en la que se relacionó otro aspecto del clima -en este caso, el cambio climático- con la violencia humana.
El estudio mostró en este caso que el aumento de la temperatura global en tan solo 2ºC podría aumentar hasta en un 50% el número de guerras civiles, especialmente en las zonas tropicales, donde estos conflictos son más frecuentes.
Referencia bibliográfica:
Paul A. M. Van Lange, Maria I. Rinderu, and Brad J. Bushman. Aggression and Violence Around the World: A Model of CLimate, Aggression, and Self-control in Humans (CLASH). Behavioral and Brain Sciences (2016).
Paul A. M. Van Lange, Maria I. Rinderu, and Brad J. Bushman. Aggression and Violence Around the World: A Model of CLimate, Aggression, and Self-control in Humans (CLASH). Behavioral and Brain Sciences (2016).