Imagen: Alexas_Fotos. Fuente: Pixabay.
Un estudio ha demostrado que cuando los caballos afrontan problemas irresolubles utilizan señales visuales y táctiles para llamar la atención de los humanos y pedirles ayuda.
La investigación también apunta a que estos animales alteran su comportamiento comunicativo en función del conocimiento que las personas tengan de su situación.
El trabajo ha sido realizado en la Universidad de Kobe (Japón) y sus resultados han aparecido publicados en la revista Animal Cognition.
Para llegar a estas conclusiones, las investigadoras Monamie Ringhofer y Shinya Yamamoto estudiaron las habilidades cognitivas sociales de los caballos con los humanos en una situación de resolución de problemas en la que los alimentos estaban ocultos, en un lugar accesible sólo para personas. En los experimentos participaron ocho caballos y sus cuidadores.
Dos experimentos
En el primer caso, un experimentador ocultó comida (zanahorias) en un cubo que el caballo no podía alcanzar. Las investigadoras observaron si y de qué manera el caballo enviaba señales al cuidador cuando este, inconsciente de la situación, llegaba.
El caballo se quedó cerca del cuidador, lo miró, lo tocó y lo empujó. Estos comportamientos ocurrieron durante un período significativamente más largo, en comparación con los casos en que se realizó el experimento sin ocultar los alimentos.
Los resultados mostraron que cuando los caballos no pueden resolver los problemas por sí solos, envían señales a los seres humanos visualmente (mirándolos) y físicamente (tocándolos y empujándolos).
Sobre la base de estos resultados, se hizo un segundo experimento en el que se probó si el comportamiento de los caballos cambiaba, en función del conocimiento que los cuidadores tenían sobre los alimentos ocultos.
Se constató así que, si el cuidador no había observado la comida escondida, los caballos daban más señales, lo que demuestra que estos animales pueden cambiar su comportamiento para ajustarlos a los niveles de conocimiento de los seres humanos.
La investigación también apunta a que estos animales alteran su comportamiento comunicativo en función del conocimiento que las personas tengan de su situación.
El trabajo ha sido realizado en la Universidad de Kobe (Japón) y sus resultados han aparecido publicados en la revista Animal Cognition.
Para llegar a estas conclusiones, las investigadoras Monamie Ringhofer y Shinya Yamamoto estudiaron las habilidades cognitivas sociales de los caballos con los humanos en una situación de resolución de problemas en la que los alimentos estaban ocultos, en un lugar accesible sólo para personas. En los experimentos participaron ocho caballos y sus cuidadores.
Dos experimentos
En el primer caso, un experimentador ocultó comida (zanahorias) en un cubo que el caballo no podía alcanzar. Las investigadoras observaron si y de qué manera el caballo enviaba señales al cuidador cuando este, inconsciente de la situación, llegaba.
El caballo se quedó cerca del cuidador, lo miró, lo tocó y lo empujó. Estos comportamientos ocurrieron durante un período significativamente más largo, en comparación con los casos en que se realizó el experimento sin ocultar los alimentos.
Los resultados mostraron que cuando los caballos no pueden resolver los problemas por sí solos, envían señales a los seres humanos visualmente (mirándolos) y físicamente (tocándolos y empujándolos).
Sobre la base de estos resultados, se hizo un segundo experimento en el que se probó si el comportamiento de los caballos cambiaba, en función del conocimiento que los cuidadores tenían sobre los alimentos ocultos.
Se constató así que, si el cuidador no había observado la comida escondida, los caballos daban más señales, lo que demuestra que estos animales pueden cambiar su comportamiento para ajustarlos a los niveles de conocimiento de los seres humanos.
Animales sorprendentes
Los resultados obtenidos en este estudio apuntan a que los caballos poseen altas habilidades cognitivas que les permiten modificar con flexibilidad su comportamiento hacia los seres humanos, de acuerdo con el estado de conocimiento de estos.
Esta alta capacidad cognitiva social puede haber sido adquirida durante el proceso de domesticación, como parece respaldar otra investigación sobre estos animales realizada en 2015.
En ella se demostró que los caballos usan distintos músculos faciales –incluyendo los de la nariz, los labios y los ojos– para alterar sus expresiones en una variedad de situaciones sociales y que, a pesar de las diferencias en la estructura de la cara entre los caballos y los seres humanos, hay algunas expresiones similares entre ambas especies, en relación con los movimientos de los labios y los ojos.
Además, también se ha descubierto que los caballos son capaces de reconocer la alegría y la ira en los rostros humanos e incluso que pueden aprender (en solo 10 días) a señalar símbolos para informar de si quieren ponerse una manta o si quieren quitársela, en función del tiempo que haga.
Ahora, las investigadoras japonesas pretenden identificar la característica que permite a los caballos formar estrechos vínculos con los seres humanos. Para ello, van a realizar nuevos estudios para comparar la comunicación entre caballos y para observar más de cerca la capacidad cognitiva social de los caballos en su comunicación con nuestra especie.
Los resultados obtenidos en este estudio apuntan a que los caballos poseen altas habilidades cognitivas que les permiten modificar con flexibilidad su comportamiento hacia los seres humanos, de acuerdo con el estado de conocimiento de estos.
Esta alta capacidad cognitiva social puede haber sido adquirida durante el proceso de domesticación, como parece respaldar otra investigación sobre estos animales realizada en 2015.
En ella se demostró que los caballos usan distintos músculos faciales –incluyendo los de la nariz, los labios y los ojos– para alterar sus expresiones en una variedad de situaciones sociales y que, a pesar de las diferencias en la estructura de la cara entre los caballos y los seres humanos, hay algunas expresiones similares entre ambas especies, en relación con los movimientos de los labios y los ojos.
Además, también se ha descubierto que los caballos son capaces de reconocer la alegría y la ira en los rostros humanos e incluso que pueden aprender (en solo 10 días) a señalar símbolos para informar de si quieren ponerse una manta o si quieren quitársela, en función del tiempo que haga.
Ahora, las investigadoras japonesas pretenden identificar la característica que permite a los caballos formar estrechos vínculos con los seres humanos. Para ello, van a realizar nuevos estudios para comparar la comunicación entre caballos y para observar más de cerca la capacidad cognitiva social de los caballos en su comunicación con nuestra especie.
Referencia bibliográfica:
Monamie Ringhofer, Shinya Yamamoto. Domestic horses send signals to humans when they face with an unsolvable task. Animal Cognition (2016). DOI: 10.1007/s10071-016-1056-4.
Monamie Ringhofer, Shinya Yamamoto. Domestic horses send signals to humans when they face with an unsolvable task. Animal Cognition (2016). DOI: 10.1007/s10071-016-1056-4.