Los biocombustibles a partir de madera serán competitivos en 2020

Para ello será necesario el apoyo de los Gobiernos, revela un estudio canadiense


Una reciente investigación desarrollada por científicos de la University of British Columbia de Canadá ha permitido concluir que los biocombustibles generados a partir de madera podrían transformarse en una alternativa competitiva desde el punto de vista comercial en 2020, si existen los incentivos y apoyos necesarios por parte de los Gobiernos. Asimismo, el estudio destaca que ésta sería una opción más sostenible que la del etanol generado del maíz, entre otras alternativas. Por Pablo Javier Piacente.


10/11/2011

Según un reciente estudio, la madera puede convertirse en una alternativa más sostenible para la producción de biocombustibles. Imagen: energiasrenovadas.com
Un nuevo estudio destaca las ventajas de los biocombustibles desarrollados a partir de madera, e indica que éstos podrían convertirse en una opción económicamente viable en 2020, siempre y cuando se cuente con el apoyo gubernamental necesario. Por otro lado, la investigación, desarrollada por especialistas de la University of British Columbia de Canadá, también concluye que esta clase de biocombustibles permitirían una gestión más sostenible que la obtenida con la producción a partir de maíz.

Aunque se sabe que los biocombustibles a partir de madera cuentan con distintas ventajas en términos de eficiencia y carácter sostenible, aún no se ha realizado su producción en grandes cantidades comerciales debido a sus elevados costes. Por lo menos esto sucede en Canadá y Estados Unidos, donde existen grandes presiones desde el sector estatal para disminuir el uso de los combustibles tradicionales.

En estos mercados, el etanol a partir de maíz se mezcla cada vez en mayor medida con la gasolina y otros combustibles, pero en realidad se conoce que el uso de esta materia prima resulta perjudicial desde el punto de vista ecológico y social, ya que supone el uso de superficies destinadas a cultivos con fines alimenticios y, en consecuencia, puede provocar incrementos en el valor de los alimentos y efectos sobre la seguridad alimentaria.

Por el contrario, el denominado etanol celulósico y los biocombustibles obtenidos a partir de la madera generan menos emisiones de gases de efecto invernadero y requieren menos agua durante su producción. Además, el principal componente de la madera, la celulosa, es el polímero más abundante en el planeta, y no registra aplicaciones alimenticias.

El objetivo es reducir los costes

El estudio ha sido dado a conocer en una nota de prensa de la University of British Columbia, y además ha aparecido detallado en un artículo publicado en la última edición del medio especializado Biofuels Bioproducts & Biorefining. En la investigación se plantean algunos caminos posibles para incrementar la efectividad económica de esta fuente energética.

Por ejemplo, los expertos de la UBC concluyeron que la producción de biocombustibles a base de madera se podría optimizar mediante la reducción de los costes de instalaciones y equipos, a través de la disminución del valor de las enzimas, y gracias a la generación de ingresos extras, mediante productos complementarios como la electricidad.

Aunque es probable que la industria relacionada pueda encontrar de forma independiente una vía para disminuir esos costes y avanzar hacia una producción económicamente más viable, de existir apoyos de tipo gubernamental el camino sería más sencillo y más rápido.

Según Jamie Stephen, autor principal del estudio, a medida que aumente la producción industrial de etanol celulósico, esta industria se transformará en más competitiva que el etanol de maíz dentro de la cuota de mercado de los combustibles renovables.

Buscando la competitividad

En la actualidad, las enzimas necesarias para la degradación de la madera son uno de los principales costes asociados a la producción de este tipo de biocombustibles. Sin embargo, los volúmenes de la industria de los biocombustibles y la demanda están en constante crecimiento, provocando el desarrollo de nuevas tecnologías y estrategias económicas que permitan superar este escollo.

Por otro lado, Stephen agregó que aunque en la actualidad una comparación de costos de producción indicaría que el maíz resulta la opción más barata, si se agregan a la ecuación otras variables más allá de la económica el resultado puede variar. La seguridad energética, el impacto ambiental y la disponibilidad de recursos, por ejemplo, permitirían concluir que el etanol celulósico es una opción más competitiva en Canadá y Estados Unidos.

En Canadá, los residuos de madera, los tallos de maíz y la paja de trigo están siendo considerados para la producción de etanol a base de madera. Sin embargo, aunque se han invertido fuertes sumas en investigación, se requiere un apoyo mayor del Gobierno para que esta producción sea económicamente viable.

Un caso paradigmático es el de Brasil: hace 35 años este país sudamericano tomó la decisión de invertir fuertemente en la caña de azúcar como materia prima para generar etanol. En la actualidad, gran parte del mercado automotor brasilero funciona con combustibles desarrollados con hasta un 100% de etanol, mientras que los subsidios gubernamentales a la industria casi han desaparecido, debido a la alta competitividad de la misma.



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