Las redes sociales ayudan a los servicios de emergencia en caso de catástrofe

Un estudio demuestra que las imágenes por satélite no son suficientes


Las imágenes de satélite por sí solas no informan con seguridad de dónde hay inundaciones. Así lo ha comprobado un estudio realizado en EE.UU., que también ha demostrado que las redes sociales pueden ser una herramienta de información para los servicios de emergencia. En Japón, por su parte, han desarrollado una plataforma que evalúa la seguridad de las redes de comunicaciones dispersas en caso de catástrofe. Por Carlos Gómez Abajo.


27/01/2016

A y B son imágenes de satélite de una carretera inundada en Colorado. C es una imagen de la Patrulla Civil Aérea; D es C después de ser analizada en busca de píxeles de agua; E, un plano corto de C; y F, el vehículo de la foto, en Flickr. Imagen: G. Cervone. Fuente: Penn State.
Aprovechar los mensajes de redes sociales disponibles al público podría ayudar a los organismos responsables a identificar rápidamente las áreas afectadas y con necesidad de asistencia, según un equipo dirigido por investigadores de la Universidad de Penn State (Pensilvania, EE.UU.).

Mediante el análisis de las inundaciones de septiembre de 2013 en Colorado, los investigadores mostraron que una combinación de sensores remotos, datos de Twitter y Flickr pudo utilizarse para identificar las áreas inundadas.

"FEMA (la Agencia Federal para la Gestión de Emergencias), la Cruz Roja y otras agencias de respuesta utilizan las redes sociales para difundir información relevante para el público en general", dice Guido Cervone, profesor asociado de geografía y director asociado del Instituto de Ciberciencia de Penn State, en la información de ésta. "Existe la posibilidad de utilizar los datos de las redes sociales para ayudar a identificar puntos calientes con necesidad de la ayuda, especialmente cuando se combinan con imágenes de sensores remotos de la zona."

Después de un desastre, los equipos de respuesta suelen priorizar los esfuerzos de rescate y de ayuda con la ayuda de imágenes y otros datos que muestran qué regiones están más afectadas. Habitualmente utilizan imágenes de satélite, pero esto también tiene sus propios inconvenientes.

"Las imágenes de satélite disponibles al público correspondientes a una ubicación no siempre están disponibles en el momento oportuno: a veces pueden pasar días antes de que estén disponibles", dice Elena Sava, estudiante de posgrado de geografía en la Universidad Estatal de Pensilvania. "Nuestra investigación se centró en identificar qué datos de flujos no tradicionales pueden resultar cruciales para misiones en áreas específicas donde puede haber daños. Queríamos ver si las redes sociales podrían ayudar a llenar los vacíos de los datos obtenidos por satélite."

Colorado

Las inundaciones de 2013 en Colorado fueron un hecho sin precedentes. En nueve días de septiembre, la ciudad de Boulder recibió más de 43 centímetros de lluvia -cerca de la cantidad que recibe normalmente en un año. Los funcionarios evacuaron a más de 10.000 personas y tuvieron que rescatar a varios miles de personas y animales domésticos.

Debido a que la inundación se produjo en un entorno urbano, los investigadores fueron capaces de acceder a más de 150.000 tuits de las personas afectadas por las inundaciones. Utilizando una herramienta llamada CarbonScanner, identificaron grupos de mensajes que sugerían posibles ubicaciones de los daños. A continuación, analizaron más de 22.000 fotografías de la zona obtenidas a través de satélites, Twitter, Flickr, la Patrulla Aérea Civil, vehículos aéreos no tripulados y otras fuentes.

Tiempo real

Los servicios de emergencia necesitan información en tiempo real durante los desastres, por lo que los investigadores desarrollaron un enfoque innovador para reunir y analizar imágenes de numerosas fuentes en tiempo casi real. Desarrollaron un algoritmo de aprendizaje automático para analizar automáticamente varios miles de imágenes, lo que les permitió identificar rápidamente píxeles individuales de imágenes que contenían agua.

"Nos fijamos en un conjunto de imágenes y áreas seleccionadas manualmente que sabíamos que tenían agua y zonas que no tenían agua", dice Sava. "Luego, introdujimos esa información en el algoritmo que habíamos desarrollado, que permitió la computadora aprender lo que era y lo que no era agua."

Los hallazgos del equipo, publicados en el International Journal of Remote Sensing, confirman que los datos de Twitter podrían servir para identificar puntos calientes en los que deberían obtenerse imágenes de satélite.

El equipo también encontró que las imágenes de satélite por sí solas no siempre eran fiables, y que las redes sociales pueden fundirse con imágenes de teledetección para ayudar a identificar la magnitud de las inundaciones.

"Si nos fijamos en las imágenes de satélite, el centro de Boulder mostraba muy pocas inundaciones", dice Cervone. "Sin embargo, al analizar los datos de Flickr y Twitter, encontramos varias señales de que muchas zonas estaban bajo el agua. La gente hablaba de un "río en la carretera" o mencionaba que no podía llegar a su casa por el agua. Esos mensajes son indicadores de que no podemos confiar en los datos de satélite solo, y que hay que combinar los datos de satélite con datos adicionales de vehículos aéreos no tripulados, aviones y redes sociales para identificar las áreas afectadas".

El equipo está afinando ahora sus algoritmos y evaluando si pueden ser aplicados a inundaciones futuras. También están investigando si otras plataformas de redes sociales, como Facebook o Instagram, podrían proporcionar información útil a los servicios de emergencia.

En el estudio participaron también la Universidad de Wisconsin en Madison, y The Carbon Project. El equipo realizó su análisis con supercomputadoras del Centro Nacional de Investigación Atmosférica de Boulder.

Sistema DESTCloud. Fuente: Universidad de Osaka.
Redes de computación

Cómo pueden afectar las catástrofes a la propia red de comunicaciones lo que evalúa la plataforma japonesa DESTCloud, desarrollada por varias universidades del país. En concreto, analiza cómo afectan a redes de ordenadores comunicados y dispersos.

La plataforma utiliza un entorno virtualizado de área amplia compuesto de varios institutos de investigación, tanto dentro de Japón como en el extranjero, y valida la tolerancia a desastres causando intencionadamente interferencias en la red.

Después del terremoto de 2011, informa la Universidad de Osaka en una nota, se han desarrollado abundantes sistemas de información que permiten recuperarse de la pérdida de información debida a desastres a gran escala, así como mantener los servicios, pero no se han probado demasiado.

Esta plataforma de evaluación asume desastres múltiples y simultáneos, incluyendo terremotos y fallos de comunicación debidos a daños en la infraestructura de comunicación dañados.

UIT

Mientras, el Segundo Foro Mundial de la Unión Internacional de Telecomunicaciones (UIT) sobre telecomunicaciones de emergencia comenzó ayer en Kuwait City, con presencia de dirigentes gubernamentales, empresariales, de instituciones académicas, organizaciones no gubernamentales y representantes de las Naciones Unidas.

El Foro ofrece a los responsables políticos y demás participantes una oportunidad para debatir y adoptar estrategias concretas acerca de la manera en que las tecnologías de la información y la comunicación pueden contribuir a la aplicación de la Declaración y Marco de Sendai para la reducción del riesgo de catástrofe 2015-2030, lograr los objetivos de la Agenda de 2030 para el Desarrollo Sostenible y mitigar los efectos del cambio climático con arreglo al Acuerdo de París, adoptado por la conferencia sobre el cambio climático en diciembre de 2015.

El evento, informa la UIT en una nota, constará de una amplia gama de debates centrados en las tendencias y las innovaciones técnicas emergentes, los mecanismos de financiación, los estudios de caso, los retos que se plantean para el despliegue de telecomunicaciones/TIC para dar respuesta a las catástrofes, cuestiones ligadas al cambio climático y el papel del sector privado y otros actores no estatales.



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