Las presas afectan al ciclo del carbono y al sistema climático

Las hidroeléctricas reducen la entrega de carbono orgánico de los ríos al océano


Las presas afectan al ciclo global del carbono y al sistema climático, ha constatado un estudio. Atrapan casi una quinta parte del carbono orgánico que se mueve desde la tierra al océano a través de los ríos, alterando el balance entre fijación, mineralización y captura de carbono. La entrega de carbono orgánico de los ríos al océano disminuyó un 13 por ciento en el año 2000 y se espera que esta reducción llegue al 19 por ciento en 2030 debido a las centrales hidroeléctricas.


31/05/2017

Los embalses creados por las presas fabricadas en los ríos de todo el mundo podrían tener efectos significativos en el ciclo global del carbono y  en el sistema climático, unos efectos que hasta ahora han sido ignorados, según un estudio llevado a cabo por investigadores de la Universidad de Waterloo (Canadá) y la Universidad Libre de Bruselas, publicado en Nature Communications.

El estudio ha constatado que las presas atrapan casi una quinta parte del carbono orgánico que se mueve desde la tierra al océano a través de los ríos del mundo. Se calcula que los ríos llevan unos 200 millones de toneladas anuales de carbono hacia el mar, según Woods Hole Oceanographic Institution (WHOI), lo que equivale a aproximadamente el 0,02 por ciento de la masa total de carbono en la atmósfera.

Los ríos forman una parte esencial del ciclo del carbono, mediante el cual el carbono se intercambia entre la biosfera, pedosfera, geosfera, hidrosfera y la atmósfera de la Tierra. Actúan como conductos que conectan el ciclo del carbono entre las zonas continentales y oceánicas.

“Anualmente los ríos entregan al océano este carbono, cerca de la mitad en forma de carbono orgánico. Sin embargo, los humanos hemos alterado profundamente el balance entre fijación, mineralización y captura de carbono a lo largo del río, no solo aumentando las cargas de carbono, sino construyendo hidroeléctricas”, explica el artículo de Nature Communications.

Esta investigación constató que la entrega de carbono orgánico de los ríos al océano, clave para el cambio climático y el equilibrio trófico del océano, disminuyó un 13 por ciento en el año 2000, y se espera que esta disminución llegue al 19 por ciento en 2030.

“Las hidroeléctricas no tienen solo un impacto ambiental local. Es claro que juegan un papel clave en el ciclo global del carbono y, por ende, en todo el clima de la Tierra”, explica el coautor del estudio Philip-pe van Cappellen, en un comunicado.

Los autores de este trabajo estiman que en 2030 se habrán construido casi 3.700 nuevas centrales hidroeléctricas, con la capacidad de generar más de un megavatio. En España existen cerca de 800 centrales hidroeléctricas, con un rango de tamaño mucho más variado que las centrales térmicas.

Método original

Los investigadores utilizaron un método original para determinar qué sucede con el carbono orgánico que viaja por los ríos y fueron capaces de analizar lo que ocurre en más del 70 por ciento del volumen de agua acumulada en todas las presas del mundo.

Su método relaciona parámetros físicos conocidos como el flujo de agua y el tamaño de cada presa,  con procesos que determinan el destino del carbono orgánico en los ríos analizados. Con el modelo utilizado en este estudio, se puede cuantificar y predecir mejor cómo las presas afectan a los intercambios de carbono a escala global, según Van Cappellen.

En la actualidad existen más de 70.000 presas en todo el mundo, de las que más de 1.200 están construidas en España. Esta cifra puede aumentar en un 20 por ciento en las próximas dos décadas. Desde 1980 hasta el 2000 se disparó la construcción de estos embalses en un 70 por ciento. En general, el total de almacenamiento de reservas de agua aumentó en cerca de 6.200 kilómetros cúbicos en todo el mundo en ese periodo, destaca el estudio.

Señala además que a nivel planetario más del 90% de los cursos de agua actuales estarán contenidos por una presa o represa en los próximos 15 años. Y en este estudio los investigadores han descubierto que estas reservas de agua atrapan más de una quinta parte del carbono orgánico transportado desde el continente a los océanos a través de los cursos de agua.

Los investigadores han cuantificado por último el impacto de cada presa del mundo en el ciclo global del carbono y han puesto de manifiesto las regiones del globo en las que el balance del carbono está más alterado por la construcción de las presas.

Por ejemplo, han  establecido que entre 1970 y el año 2000, los embalses de las cuencas de los ríos Mississippi, Níger y Ganges enterraron la mayoría del carbono orgánico, representando el 31% y el 25%, respectivamente,  del global enterrado por presas en ese período.

De esta forma, las presas pueden liberar o contener cantidades importantes de CO2, a pesar de lo cual los modelos climáticos actuales no han tenido en cuenta esta evidencia, concluyen los investigadores.

Hay que tener en cuenta además que los embalses contienen mucho más fitoplancton que los ríos y que este fitoplancton captura CO2 por fotosíntesis. Y cuando muere, este CO2 se va al fondo, secuestrando el carbono en los sedimentos.

Referencias Global perturbation of organic carbon cycling by river damming. Nature Communications, 2017; 8: 15347 DOI: 10.1038/ncomms15347

Global carbon export from the terrestrial biosphere controlled by erosion. Nature 521, 204–207 (14 May 2015) doi:10.1038/nature14400



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