El análisis del guante tras un apretón de manos revela que se transmiten olores de la mano desnuda. Fuente: Instituto Weizmann de Ciencias.
¿Por qué se da la mano la gente? Un nuevo estudio del Instituto Weizmann de Ciencias (Rehovot, Israel) sugiere que una de las razones de esta antigua costumbre puede ser chequear los olores del otro. Incluso aunque no seamos conscientes de ello, un apretón de manos puede proporcionar a las personas una forma socialmente aceptable de comunicación a través del sentido del olfato.
La gente no sólo se huele a menudo sus propias manos, sino que lo hace durante un tiempo mucho más largo después de estrechar la mano de otro, ha descubierto el estudio. Como publicó ayer la revista eLife, el número de segundos que los sujetos pasó oliendo su propia mano derecha fue más del doble después de que un experimentador les saludara con un apretón de manos.
"Nuestros hallazgos sugieren que las personas no sólo están expuestas de forma pasiva a señales químicas socialmente significativas, si no que también las buscan activamente", afirma Idan Frumin, el estudiante de investigación que llevó a cabo el estudio, bajo la dirección del profesor Noam Sobel, del Departamento de Neurobiología de Weizmann.
"Los roedores, perros y otros mamíferos se huelen habitualmente a sí mismos, y se huelen unos a otros en las interacciones sociales, y parece que en el curso de la evolución, los humanos han mantenido esta práctica; sólo que a un nivel subliminal", añade, en la nota de prensa de Weizmann.
Para examinar si los apretones de manos transfieren de hecho los olores corporales, los investigadores hicieron primero que experimentadores con guantes dieran la mano a los participantes (éstos sin guantes), y luego buscaran residuos olorosos en el guante. Descubrieron que un apretón de manos por sí solo era suficiente para la transferencia de varios olores que se sabe que funcionan como señales químicas significativas en los mamíferos.
"Es bien sabido que los gérmenes pueden transmitirse a través del contacto de la piel en los apretones de manos, pero hemos demostrado que potenciales mensajes químicos, conocidos como señales químicas, pueden transmitirse de la misma manera", afirma Frumin.
La gente no sólo se huele a menudo sus propias manos, sino que lo hace durante un tiempo mucho más largo después de estrechar la mano de otro, ha descubierto el estudio. Como publicó ayer la revista eLife, el número de segundos que los sujetos pasó oliendo su propia mano derecha fue más del doble después de que un experimentador les saludara con un apretón de manos.
"Nuestros hallazgos sugieren que las personas no sólo están expuestas de forma pasiva a señales químicas socialmente significativas, si no que también las buscan activamente", afirma Idan Frumin, el estudiante de investigación que llevó a cabo el estudio, bajo la dirección del profesor Noam Sobel, del Departamento de Neurobiología de Weizmann.
"Los roedores, perros y otros mamíferos se huelen habitualmente a sí mismos, y se huelen unos a otros en las interacciones sociales, y parece que en el curso de la evolución, los humanos han mantenido esta práctica; sólo que a un nivel subliminal", añade, en la nota de prensa de Weizmann.
Para examinar si los apretones de manos transfieren de hecho los olores corporales, los investigadores hicieron primero que experimentadores con guantes dieran la mano a los participantes (éstos sin guantes), y luego buscaran residuos olorosos en el guante. Descubrieron que un apretón de manos por sí solo era suficiente para la transferencia de varios olores que se sabe que funcionan como señales químicas significativas en los mamíferos.
"Es bien sabido que los gérmenes pueden transmitirse a través del contacto de la piel en los apretones de manos, pero hemos demostrado que potenciales mensajes químicos, conocidos como señales químicas, pueden transmitirse de la misma manera", afirma Frumin.
Cámaras ocultas
A continuación, para explorar el posible papel de los apretones de manos en la comunicación de olores, los científicos utilizaron cámaras ocultas para filmar a unos 280 voluntarios antes y después de ser saludados por un experimentador, al que o bien dieron la mano o no lo hicieron.
Los investigadores descubrieron que después de darle la mano a un experimentador del mismo sexo, pasaron más del doble de tiempo oliendo su mano derecha (la que utilizaron para el saludo). Por el contrario, después de darle la mano a un experimentador del sexo opuesto, los sujetos aumentaron la inhalación de su mano izquierda (la que no dieron).
"El sentido del olfato juega un papel particularmente importante en las interacciones dentro del propio género, no sólo entre géneros, como se asume habitualmente", recalca Frumin.
Luego, los científicos llevaron a cabo una serie de pruebas para asegurarse de que realmente el olisqueo de la mano tiene como propósito revisar los olores y no era simplemente una respuesta relacionada con el estrés ante una situación extraña. En primer lugar, midieron el flujo de aire nasal durante la tarea y descubrieron que los sujetos estaban oliendo realmente sus manos y no sólo levantándolas hacia su nariz. Resultó que la cantidad de aire inhalada por los voluntarios a través de la nariz se duplicaba cuando se llevaban las manos a la cara.
A continuación, los científicos descubrieron que podían manipular el olisqueo de las manos introduciendo artificialmente diferentes olores el entorno experimental. Por ejemplo, cuando los experimentadores estaban contaminados con un perfume unisex comercial, el olisqueo de las manos aumentaba. Por el contrario, cuando los experimentadores estaban contaminados con olores derivados de hormonas sexuales, la inhalación disminuía. Estas pruebas finales confirmaron la naturaleza olfativa del olisqueo de la mano.
"Los apretones de manos varían en potencia, duración y postura, por lo que transmiten información social de varias clases", explica el profesor Sobel. "Sin embargo, nuestros hallazgos sugieren que en sus orígenes evolutivos, un apretón de manos podría haber servido también para transmitir señales de olor, y tal señalización todavía puede ser aún un significativo, aunque subliminal, componente de esta costumbre."
A continuación, para explorar el posible papel de los apretones de manos en la comunicación de olores, los científicos utilizaron cámaras ocultas para filmar a unos 280 voluntarios antes y después de ser saludados por un experimentador, al que o bien dieron la mano o no lo hicieron.
Los investigadores descubrieron que después de darle la mano a un experimentador del mismo sexo, pasaron más del doble de tiempo oliendo su mano derecha (la que utilizaron para el saludo). Por el contrario, después de darle la mano a un experimentador del sexo opuesto, los sujetos aumentaron la inhalación de su mano izquierda (la que no dieron).
"El sentido del olfato juega un papel particularmente importante en las interacciones dentro del propio género, no sólo entre géneros, como se asume habitualmente", recalca Frumin.
Luego, los científicos llevaron a cabo una serie de pruebas para asegurarse de que realmente el olisqueo de la mano tiene como propósito revisar los olores y no era simplemente una respuesta relacionada con el estrés ante una situación extraña. En primer lugar, midieron el flujo de aire nasal durante la tarea y descubrieron que los sujetos estaban oliendo realmente sus manos y no sólo levantándolas hacia su nariz. Resultó que la cantidad de aire inhalada por los voluntarios a través de la nariz se duplicaba cuando se llevaban las manos a la cara.
A continuación, los científicos descubrieron que podían manipular el olisqueo de las manos introduciendo artificialmente diferentes olores el entorno experimental. Por ejemplo, cuando los experimentadores estaban contaminados con un perfume unisex comercial, el olisqueo de las manos aumentaba. Por el contrario, cuando los experimentadores estaban contaminados con olores derivados de hormonas sexuales, la inhalación disminuía. Estas pruebas finales confirmaron la naturaleza olfativa del olisqueo de la mano.
"Los apretones de manos varían en potencia, duración y postura, por lo que transmiten información social de varias clases", explica el profesor Sobel. "Sin embargo, nuestros hallazgos sugieren que en sus orígenes evolutivos, un apretón de manos podría haber servido también para transmitir señales de olor, y tal señalización todavía puede ser aún un significativo, aunque subliminal, componente de esta costumbre."
Referencia bibliográfica:
Idan Frumin, Ofer Perl, Yaara Endevelt-Shapira, Ami Eisen, Neetai Eshel, Iris Heller, Maya Shemesh, Aharon Ravia, Lee Sela, Anat Arzi, Noam Sobel. A social chemosignaling function for human handshaking. eLife (2015). DOI: 10.7554/eLife.05154
Idan Frumin, Ofer Perl, Yaara Endevelt-Shapira, Ami Eisen, Neetai Eshel, Iris Heller, Maya Shemesh, Aharon Ravia, Lee Sela, Anat Arzi, Noam Sobel. A social chemosignaling function for human handshaking. eLife (2015). DOI: 10.7554/eLife.05154