Las personas que confían en sus sentimientos predicen mejor el futuro

Científicos descubren un “oráculo emocional” que ayuda a sintetizar información y a adivinar con mayor exactitud lo que va a suceder


Un estudio realizado por investigadores de la Columbia Business School de Estados Unidos ha revelado que las personas que confían en sus sentimientos hacen predicciones más exactas sobre eventos futuros que las personas que no se fían de sus emociones. La razón radica en que los sentimientos constituyen una “ventana privilegiada” con la que sintetizamos toda la información o el conocimiento recopilado, de manera consciente e inconsciente, acerca del mundo que nos rodea. Gracias a esta síntesis, el futuro puede dejar de ser indescifrable, aseguran los autores de la investigación. Por Yaiza Martínez.


29/02/2012

Fuente: PhotoXpress.
Las personas que confían en sus propios sentimientos hacen predicciones más exactas sobre cualquier tipo de eventos futuros que las personas que no se fían de sus emociones.

Al menos esto es lo que sugiere una investigación realizada por los científicos de la Columbia Business School, de Estados Unidos, Michel Tuan Pham y Leonard Lee, en colaboración con el profesor de administración empresarial de la Joseph M. Katz Graduate School of Business de la Universidad de Pittsburgh, Andrew Stephen.

Según publica la Columbia Business School en un comunicado, los investigadores llevaron a cabo ocho estudios en los que se pidió a los participantes que predijeran varios hechos futuros, como quién sería candidato presidencial del partido demócrata estadounidense en 2008 o el éxito de taquilla de diversas películas.

Otras predicciones solicitadas fueron determinar el ganador del American Idol, un concurso musical muy famoso en el país retransmitido por la cadena FOX; los movimientos del índice Dow Jones, el equipo ganador del campeonato de fútbol universitario e incluso el clima.

A pesar de la amplia gama de eventos y horizontes de predicción (en términos del momento en que los hechos a predecir se producirían), los resultados de los ocho estudios revelaron, de manera consistente, que las personas que confiaban más en sus sentimientos eran más propensas a predecir de manera correcta el futuro, en comparación con las personas que no confiaban en sus emociones.

Efecto oráculo emocional

Los investigadores, que han bautizado ya esta capacidad como “efecto oráculo emocional”, aplicaron dos métodos distintos para manipular o medir la confianza de los participantes en sus propios sentimientos, a la hora de hacer predicciones.

En algunos de los ocho estudios, el método empleado fue un estándar de tratamiento de la “confianza en los sentimientos” originalmente desarrollado por el propio Michel Pham a partir de los hallazgos previos de otro investigador, el psicólogo de la Universidad de Michigan, Norbert Schwars.

Schwarz es el autor de una teoría, conocida como hipótesis de “sentimientos-como-información”, que hoy día está considerada una de las más influyentes explicaciones sobre las consecuencias cognitivas de los afectos. Según este psicólogo, cuando la gente hace juicios sobre un tema, confía en sus emociones como diagnosticadoras de información sobre dicho tema, lo que da lugar a juicios a menudo acertados, y a veces erróneos.

Michel Tuan Pham. Fuente: Columbia Business School.
En el resto de los experimentos, Pham y sus colaboradores simplemente midieron la manera en que los participantes confiaban en sus sentimientos en general, a la hora de hacer sus predicciones.

Independientemente del método utilizado, los participantes que confiaban en sus emociones predijeron con mayor exactitud el futuro, que los voluntarios con escasa confianza en sus sentimientos, y también que otras personas de un grupo de control.

Ejemplos de superioridad predictiva

Por ejemplo, en uno de los estudios se les preguntó a los voluntarios por la “carrera” electoral que en 2008 enfrentaba a Clinton y Obama, como candidatos a la presidencia de Estados Unidos.

En este caso, los participantes que confiaban en sus emociones predijeron correctamente que las elecciones las ganaría Obama en un 72% de los casos. En el grupo de personas que no confiaban en sus sentimientos, el porcentaje de aciertos fue del 64%.

En el caso de la predicción del ganador del concurso American Idol, los voluntarios que confiaban en sus emociones acertaron en un 41% de los casos, mientras que las personas que no confiaban en sus sentimientos acertaron tan sólo en un 24% de los casos.

Por último, cuando se les preguntó a los participantes por los niveles futuros del índice bursátil Dow Jones, aquéllos que confiaban en sus emociones acertaron en sus predicciones un 25% más que el resto de los encuestados.

La causa: una ventana privilegiada

Según los autores de la investigación, existe una explicación para este “efecto oráculo emocional”. Concretamente, Pham ha elaborado una teoría propia, a la que ha bautizado como “hipótesis de la ventana privilegiada”.

En el comunicado de la Columbia Business School, el científico explica dicha hipótesis de la siguiente forma: “Cuando confiamos en nuestros sentimientos, éstos sintetizan todo el conocimiento y la información que hemos recopilado de manera consciente e inconsciente sobre el mundo que nos rodea. Es este conocimiento acumulado, que nuestros sentimientos sintetizan para nosotros, lo que nos permite hacer mejores predicciones. En cierto sentido, nuestras emociones nos proporcionan el acceso a una ventana privilegiada de conocimiento e información, una ventana que queda bloqueada cuando empleamos una forma de razonamiento más analítica”.

En concordancia con esta teoría, los investigadores señalan que, por tanto, es necesaria cierta cantidad de conocimientos relevantes para hacer predicciones exactas sobre el futuro.

Esto fue constatado en un momento de la investigación, cuando se les pidió a los participantes que adivinaran qué tiempo haría. Aunque de nuevo fueron mejores prediciendo el clima los voluntarios que confiaban en sus emociones que el resto de participantes, esta superioridad sólo se dio cuando se les preguntó por el tiempo en su región, y no cuando se les pidió que adivinaran el clima de Pekín o de Melbourne.

Según Leonard Lee, esta incapacidad para predecir se debe a que los voluntarios no poseían conocimientos básicos que les pudieran ayudar a adivinar lo que sucedería, por más que confiaran en sus emociones.

Como conclusión, los investigadores afirman que, con una base de conocimientos apropiada y si aprendemos a confiar en nuestros sentimientos, el futuro no resultará totalmente indescifrable.

Los resultados de esta investigación aparecerán próximamente publicados en el Journal of Consumer Research, y han sido presentados este mismo mes de febrero en las jornadas Ideas at Work organizadas por la Columbia Business School.



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