Fuente: everystockphoto.
A pesar de todos los cambios sufridos por las sociedades occidentales en las últimas décadas, en lo que a formas de organización social y familiar se refiere, las mujeres solteras siguen estando socialmente estigmatizadas, señalan los resultados de un estudio realizado por investigadores de la Universidad de Missouri, en Estados Unidos.
Según el U.S. Census Bureau, en 2009, el 40% de los adultos estadounidenses eran solteros, pero al parecer este hecho que no ha reducido los prejuicios asociados a la situación civil de las mujeres solas, constata la presente investigación.
Dirigida por Larry Ganong, co-director de Human Development and Family Studies del College of Human Environmental Sciences de dicha universidad, la investigación señala, por ejemplo, que en los entornos sociales de las mujeres solteras se suele presionar a éstas tratando de encaminarlas hacia formas de vida más convencionales.
Demasiado visibles o sencillamente invisibles
En un comunicado emitido por la Universidad de Missouri, Ganong afirma que esta presión social es vivenciada por las mujeres de dos maneras: o bien las puede hacer sentir demasiado visibles o bien las puede hacer sentir invisibles.
En el primer caso, las mujeres se sienten demasiado expuestas y, en el segundo caso, sienten que otros asumen ciertas cuestiones acerca de ellas a priori, sin tenerlas en consideración.
Para el estudio, Ganong y su colaboradora, Elizabeth Sharp, de la Texas Tech University realizaron 32 entrevistas a mujeres de clase media, solteras, que pensaban que sobre ellas recaía la atención por su edad y su estado civil.
Estas mujeres se sentían muy visibles en ciertas situaciones, como cuando las mujeres recién casadas tiran sus ramos de espaldas después de la boda para ver quien lo coge (se cree que aquella mujer que coja el ramo se casará pronto).
Las participantes en el estudio señalaron que situaciones como ésta les solían acarrear intrusiones en su vida privada en forma de preguntas indiscretas.
Por el contrario, las solteras encuestadas afirmaron sentirse invisibles cuando otras personas asumían ciertas cosas sobre ellas, como que estaban ya casadas o tenían hijos.
Recordatorios sociales
Por último, las participantes en el estudio afirmaron sentirse incómodas cuando se veían obligadas a justificar su soltería ante los demás. Todas estas interacciones les hacían sentir que su vida real no era importante o resultaba desconocida, afirmaron las encuestadas.
Los resultados de las encuestas demostraron, por otra parte, que las mujeres solteras de hoy día deben afrontar diversas presiones.
Por un lado, en sus entornos se les hace tomar conciencia de que a medida que son mayores su realidad cambia: ya no tienen tantas posibilidades de escoger a un hombre, corren mayores riesgos de salud si pretenden quedarse embarazadas, etc.
Por otro lado, abundan los recordatorios acerca de su estilo de vida, diferente al de la mayoría de las mujeres, en especial en eventos sociales, como bodas o reuniones.
Asimismo, las mujeres solteras pueden desarrollar sentimientos de inseguridad e incluso sentirse desplazadas dentro de sus propias familias de origen, cuando padres y hermanos remarcan su soltería y hacen bromas o comentarios desagradables sobre su situación.
Según el U.S. Census Bureau, en 2009, el 40% de los adultos estadounidenses eran solteros, pero al parecer este hecho que no ha reducido los prejuicios asociados a la situación civil de las mujeres solas, constata la presente investigación.
Dirigida por Larry Ganong, co-director de Human Development and Family Studies del College of Human Environmental Sciences de dicha universidad, la investigación señala, por ejemplo, que en los entornos sociales de las mujeres solteras se suele presionar a éstas tratando de encaminarlas hacia formas de vida más convencionales.
Demasiado visibles o sencillamente invisibles
En un comunicado emitido por la Universidad de Missouri, Ganong afirma que esta presión social es vivenciada por las mujeres de dos maneras: o bien las puede hacer sentir demasiado visibles o bien las puede hacer sentir invisibles.
En el primer caso, las mujeres se sienten demasiado expuestas y, en el segundo caso, sienten que otros asumen ciertas cuestiones acerca de ellas a priori, sin tenerlas en consideración.
Para el estudio, Ganong y su colaboradora, Elizabeth Sharp, de la Texas Tech University realizaron 32 entrevistas a mujeres de clase media, solteras, que pensaban que sobre ellas recaía la atención por su edad y su estado civil.
Estas mujeres se sentían muy visibles en ciertas situaciones, como cuando las mujeres recién casadas tiran sus ramos de espaldas después de la boda para ver quien lo coge (se cree que aquella mujer que coja el ramo se casará pronto).
Las participantes en el estudio señalaron que situaciones como ésta les solían acarrear intrusiones en su vida privada en forma de preguntas indiscretas.
Por el contrario, las solteras encuestadas afirmaron sentirse invisibles cuando otras personas asumían ciertas cosas sobre ellas, como que estaban ya casadas o tenían hijos.
Recordatorios sociales
Por último, las participantes en el estudio afirmaron sentirse incómodas cuando se veían obligadas a justificar su soltería ante los demás. Todas estas interacciones les hacían sentir que su vida real no era importante o resultaba desconocida, afirmaron las encuestadas.
Los resultados de las encuestas demostraron, por otra parte, que las mujeres solteras de hoy día deben afrontar diversas presiones.
Por un lado, en sus entornos se les hace tomar conciencia de que a medida que son mayores su realidad cambia: ya no tienen tantas posibilidades de escoger a un hombre, corren mayores riesgos de salud si pretenden quedarse embarazadas, etc.
Por otro lado, abundan los recordatorios acerca de su estilo de vida, diferente al de la mayoría de las mujeres, en especial en eventos sociales, como bodas o reuniones.
Asimismo, las mujeres solteras pueden desarrollar sentimientos de inseguridad e incluso sentirse desplazadas dentro de sus propias familias de origen, cuando padres y hermanos remarcan su soltería y hacen bromas o comentarios desagradables sobre su situación.
Depende de la edad
Todos estos sentimientos de invisibilidad y de visibilidad, sin embargo, varían en función de la edad, afirma Ganong. La preocupación por la soltería propia es mayor entre los 25 y los 35 años. Después, dicha preocupación va desapareciendo, y las mujeres de más de 35 años tienden a sentirse complacidas con su estado civil, y no expresan tanta insatisfacción como las mujeres más jóvenes.
Los investigadores afirman que entre los 25 y los 35 años las mujeres solteras sienten más el estigma, hecho que se debe a que estar soltera es más aceptable antes de los 25. Una vez pasada esa edad, las mujeres comienzan a sentirse analizadas por amigos, familiares y otras personas.
Ganong advierte, asimismo, que en esta estigmatización social juegan un papel importante los medios de comunicación. Señala como ejemplo la popular serie “Sexo en Nueva York”, cuyas protagonistas se pasan la vida buscando pareja, para terminar todas felizmente casadas.
Soltería femenina en España
Aunque el estudio está realizado en Estados Unidos, podría ser extrapolable a nuestro país, en el que los cambios sociales han sido similares en los últimos tiempos.
En España, según el Instituto de la Mujer, del Ministerio de Igualdad, el número de hogares unipersonales aumentó significativamente entre 2000 y 2007, tanto en varones como en mujeres.
Para las edades comprendidas entre los 25 y los 65 años, este tipo de hogares se incrementó, como media, un 80% en el caso de las mujeres, siendo superior el porcentaje de los hogares unipersonales en que la persona principal es una mujer (un 57,9%) que el porcentaje de hogares unipersonales formados por hombres.
La aparición de este nuevo patrón de forma de vida en España ha tenido ciertas consecuencias como, por ejemplo, que en la actualidad uno de cada diez niños sea adoptado por una mujer soltera, universitaria, de entre 35 y 45 años y con altos ingresos, señala dicho Instituto. Los cambios en las mentalidades costarán sin duda aún más tiempo.
Todos estos sentimientos de invisibilidad y de visibilidad, sin embargo, varían en función de la edad, afirma Ganong. La preocupación por la soltería propia es mayor entre los 25 y los 35 años. Después, dicha preocupación va desapareciendo, y las mujeres de más de 35 años tienden a sentirse complacidas con su estado civil, y no expresan tanta insatisfacción como las mujeres más jóvenes.
Los investigadores afirman que entre los 25 y los 35 años las mujeres solteras sienten más el estigma, hecho que se debe a que estar soltera es más aceptable antes de los 25. Una vez pasada esa edad, las mujeres comienzan a sentirse analizadas por amigos, familiares y otras personas.
Ganong advierte, asimismo, que en esta estigmatización social juegan un papel importante los medios de comunicación. Señala como ejemplo la popular serie “Sexo en Nueva York”, cuyas protagonistas se pasan la vida buscando pareja, para terminar todas felizmente casadas.
Soltería femenina en España
Aunque el estudio está realizado en Estados Unidos, podría ser extrapolable a nuestro país, en el que los cambios sociales han sido similares en los últimos tiempos.
En España, según el Instituto de la Mujer, del Ministerio de Igualdad, el número de hogares unipersonales aumentó significativamente entre 2000 y 2007, tanto en varones como en mujeres.
Para las edades comprendidas entre los 25 y los 65 años, este tipo de hogares se incrementó, como media, un 80% en el caso de las mujeres, siendo superior el porcentaje de los hogares unipersonales en que la persona principal es una mujer (un 57,9%) que el porcentaje de hogares unipersonales formados por hombres.
La aparición de este nuevo patrón de forma de vida en España ha tenido ciertas consecuencias como, por ejemplo, que en la actualidad uno de cada diez niños sea adoptado por una mujer soltera, universitaria, de entre 35 y 45 años y con altos ingresos, señala dicho Instituto. Los cambios en las mentalidades costarán sin duda aún más tiempo.