Los corales son parte de las comunidades estudiadas que se organizan en guetos. © Bruno Glätsch
Las especies de animales y plantas que tienen pocos miembros se agrupan en guetos para ayudarse mutuamente y mantener la biodiversidad, ha descubierto una investigación de las universidades de Ginebra y de Umeå (Suecia) cuyos resultados se publican en la revista Nature Ecology & Evolution.
Este descubrimiento ha sorprendido a los investigadores, ya que, según la teoría de evolución de las especies de Darwin, las especies raras o escasas deberían desaparecer en entornos con especies más eficientes y competitivas.
La conclusión de este estudio es que, en contra de lo que pensaba Darwin, las comunidades ecológicas están formadas por múltiples especies raras que, no solo no han desaparecido, sino que además se han prolongado en el tiempo.
El estudio ofrece una explicación general de cómo se organiza la conservación de la biodiversidad en entornos competitivos, un nudo gordiano en la investigación ecológica.
Sus resultados también pueden tener profundas implicaciones para nuestra comprensión de la constitución de las comunidades ecológicas, según los investigadores.
Entre sus muchas aplicaciones, este estudio ayudará a diseñar estrategias de conservación de la microbiota intestinal, donde la coexistencia de especies es crucial, así como al estudio de enfermedades asociadas al conjunto de microorganismos o bacterias que viven en nuestro intestino.
Barrios étnicos
Este estudio demuestra que las comunidades de animales y plantas se organizan en barrios étnicos en los que las especies poco pobladas se trasladan a vivir para reforzar su resistencia contra especies más competitivas.
Esta organización podría explicar la persistencia de especies escasas a lo largo del tiempo, porque las ayudaría a escapar de la presión de mejores competidores, ya sea mediante la cooperación entre otras especies raras o mediante el uso de diferentes micro hábitats.
Los científicos llegaron a esta conclusión tras analizar más de 300 comunidades de musgos, plantas, insectos o corales en varias regiones del mundo.
Al combinar la teoría de redes y las simulaciones informáticas, detectaron guetos y exploraron los mecanismos que se desarrollan detrás de estas distribuciones.
Sus resultados demuestran que la agrupación espacial de especies de baja abundancia o minoritarias aumenta su persistencia.
Este descubrimiento ha sorprendido a los investigadores, ya que, según la teoría de evolución de las especies de Darwin, las especies raras o escasas deberían desaparecer en entornos con especies más eficientes y competitivas.
La conclusión de este estudio es que, en contra de lo que pensaba Darwin, las comunidades ecológicas están formadas por múltiples especies raras que, no solo no han desaparecido, sino que además se han prolongado en el tiempo.
El estudio ofrece una explicación general de cómo se organiza la conservación de la biodiversidad en entornos competitivos, un nudo gordiano en la investigación ecológica.
Sus resultados también pueden tener profundas implicaciones para nuestra comprensión de la constitución de las comunidades ecológicas, según los investigadores.
Entre sus muchas aplicaciones, este estudio ayudará a diseñar estrategias de conservación de la microbiota intestinal, donde la coexistencia de especies es crucial, así como al estudio de enfermedades asociadas al conjunto de microorganismos o bacterias que viven en nuestro intestino.
Barrios étnicos
Este estudio demuestra que las comunidades de animales y plantas se organizan en barrios étnicos en los que las especies poco pobladas se trasladan a vivir para reforzar su resistencia contra especies más competitivas.
Esta organización podría explicar la persistencia de especies escasas a lo largo del tiempo, porque las ayudaría a escapar de la presión de mejores competidores, ya sea mediante la cooperación entre otras especies raras o mediante el uso de diferentes micro hábitats.
Los científicos llegaron a esta conclusión tras analizar más de 300 comunidades de musgos, plantas, insectos o corales en varias regiones del mundo.
Al combinar la teoría de redes y las simulaciones informáticas, detectaron guetos y exploraron los mecanismos que se desarrollan detrás de estas distribuciones.
Sus resultados demuestran que la agrupación espacial de especies de baja abundancia o minoritarias aumenta su persistencia.
Más resistencia
"Por ejemplo, los arrecifes de coral de la isla de Tykus (Indonesia) muestran el patrón general observado en el 90% de las comunidades biológicas analizadas en este artículo", explica Jaime Madrigal-González, uno de los investigadores, en un comunicado.
En esa isla, Montipora digitata, una especie de cnidaria (animales relativamente simples), representa la especie más dominante y abundante del arrecife de coral.
Esta cnidaria está rodeada de otras especies raras, como el coral de fuego (Millepora) o el coral de hongo. Para no ser eliminados por las especies dominantes, estos corales raros forman pequeñas asociaciones y tienden a crecer de lado a lado, horizontalmente.
Este modelo ecológico excepcional, ilustrado por más de 300 comunidades ecológicas de todo el mundo, es la principal conclusión de esta investigación sobre biodiversidad en entornos competitivos.
Igual que en las megalópolis
"Las comunidades de animales y plantas están organizadas en barrios étnicos, como a veces se puede encontrar en algunas grandes megalópolis", explica Joaquín Calatayud, investigador de la Universidad de Umeå, Suecia y director de la investigación, en un comunicado.
Es decir, de la misma forma en que los humanos nos organizamos en las ciudades, las comunidades de animales y plantas tienen también guetos o etnias en los que las especies minoritarias mejoran su supervivencia frente a especies más competitivas.
"Sin embargo, los mecanismos específicos que conducen a grupos de especies raras siguen siendo desconocidos, todavía tenemos que cavar más profundo", añade Markus Stoffel, otro de los investigadores.
"Por ejemplo, los arrecifes de coral de la isla de Tykus (Indonesia) muestran el patrón general observado en el 90% de las comunidades biológicas analizadas en este artículo", explica Jaime Madrigal-González, uno de los investigadores, en un comunicado.
En esa isla, Montipora digitata, una especie de cnidaria (animales relativamente simples), representa la especie más dominante y abundante del arrecife de coral.
Esta cnidaria está rodeada de otras especies raras, como el coral de fuego (Millepora) o el coral de hongo. Para no ser eliminados por las especies dominantes, estos corales raros forman pequeñas asociaciones y tienden a crecer de lado a lado, horizontalmente.
Este modelo ecológico excepcional, ilustrado por más de 300 comunidades ecológicas de todo el mundo, es la principal conclusión de esta investigación sobre biodiversidad en entornos competitivos.
Igual que en las megalópolis
"Las comunidades de animales y plantas están organizadas en barrios étnicos, como a veces se puede encontrar en algunas grandes megalópolis", explica Joaquín Calatayud, investigador de la Universidad de Umeå, Suecia y director de la investigación, en un comunicado.
Es decir, de la misma forma en que los humanos nos organizamos en las ciudades, las comunidades de animales y plantas tienen también guetos o etnias en los que las especies minoritarias mejoran su supervivencia frente a especies más competitivas.
"Sin embargo, los mecanismos específicos que conducen a grupos de especies raras siguen siendo desconocidos, todavía tenemos que cavar más profundo", añade Markus Stoffel, otro de los investigadores.
Referencia
Positive associations among rare species and their persistence in ecological assemblages. Joaquín Calatayud et al. Nature Ecology & Evolution (2019). DOi:10.1038/s41559-019-1053-5
Positive associations among rare species and their persistence in ecological assemblages. Joaquín Calatayud et al. Nature Ecology & Evolution (2019). DOi:10.1038/s41559-019-1053-5