Las herramientas de privacidad en Internet son confusas e ineficaces

Un informe de la Universidad estadounidenses de Carnegie Mellon revela que la mayoría de la gente no sabe usarlas


Los usuarios de Internet que quieren proteger su privacidad impidiendo que los anunciantes y otras empresas rastreen su comportamiento en la Red encuentran grandes dificultades para hacerlo con las herramientas clásicas de opt-out, afirman los investigadores de la Universidad Carnegie Mellon de Pensilvania, Estados Unidos. El análisis del comportamiento de un grupo de personas sin formación técnica pero asiduos a Internet ha revelado la imposibilidad de que los usuarios protejan su privacidad de las compañías de publicidad, por las características de estas aplicaciones. Por Maricar García.


Maricar García
02/11/2011

La profesora Lorrie Cranor. Fuente: Universidad de Carnegie Mellon.
Las pruebas de usabilidad señalan que las opciones de privacidad en los navegadores más populares, así como las herramientas en línea o plug-ins para bloquear el acceso de ciertos sitios web o dejar de hacer seguimiento de forma voluntaria, son difíciles de entender o configurar correctamente para el usuario medio, señala un estudio realizado por la Universidad Carnegie Mellon y que recoge la página Eurekalert.

"Las nueve herramientas que probamos tienen serios fallos de usabilidad", ha señalado Lorrie Cranor, directora de Privacidad de CyLab y de Seguridad del Laboratorio CUPS. "Encontramos que la mayoría de la gente se confunde con las instrucciones y tiene problemas para instalar o configurar las herramientas de forma correcta. A menudo, los ajustes que seleccionan no protegen su privacidad tanto como esperaban, o incluso no hacen nada", afirma Cranor.

El crecimiento de la publicidad on line basada en el comportamiento, conocida como OBA, dirigida a personas en función de su actividad on line, ha hecho que algunos defensores de la privacidad presionen para que se regule la información que las empresas pueden recopilar, o que pidan que estas empresas proporcionen protocolos para la gente que no quiere que se la rastree. Por el momento, los usuarios preocupados por su privacidad deben tomar medidas por su cuenta.

Para evaluar la capacidad de usuarios no profesionales para protegerse en la Red, los investigadores de Carnegie Mellon evaluaron la configuración de privacidad en los dos navegadores más populares, Mozilla Firefox 5 e Internet Explorer 9. Asimismo, probaron tres herramientas de eliminación de cookies que se supone que evitan que determinadas redes de publicidad muestren anuncios a los usuarios: DAA Consumer Choice, Evidon global opt-out y PrivacyMark. Y también probaron cuatro herramientas para evitar que ciertos sitios realicen un seguimiento del usuario: Ghostery 2.5.3, 4.0 TACO, Adblock Plus 1.3.9 y IE9 Protección de seguimiento.

Los investigadores reclutaron a 45 personas sin formación técnica que utilizan Internet con frecuencia. Cada persona fue entrevistada y se le asignaron herramientas de bloqueo dependiendo de su navegador y de el sistema operativo.

Mozilla Firefox 5. Fuente: Mozilla Foundation.
Las principales conclusiones del estudio son las siguientes:

- Los usuarios no pueden distinguir quienes los siguen. Los usuarios no están familiarizados con las empresas que realizan un seguimiento de su comportamiento, por lo que herramientas como Ghostery TACO que les piden establecer opt-out o preferencias de bloqueo en función de cada empresa resultan ineficaces. La mayoría de los usuarios simplemente configura las mismas preferencias para todas las empresas.

- Las opciones por defecto son inadecuadas. Uno podría suponer que un usuario que descarga una herramienta de privacidad o visita un sitio para opt-out tiene la intención de bloquear el seguimiento, sin embargo la configuración predeterminada de estas herramientas normalmente no bloquean dicho seguimiento.

- Problemas de comunicación. La información tiende a presentarse a un nivel demasiado simple como para que el usuario pueda decidir correctamente, o demasiado técnico como para ser entendido.

- Necesidad de feedback. Los usuarios de Ghostery y TACO reciben notificaciones en cada web que visitan sobre qué empresas intentan realizar el seguimiento y cuándo éstas han sido bloqueadas, pero la mayoría de las otras herramientas proporcionan poca o ninguna información, así que los usuarios no saben cuándo están trabajando seguros o cuándo están funcionando las herramientas.

- Los usuarios quieren protecciones que no trastoquen nada. Los usuarios tenían la impresión de que las herramientas habían causado que algunas webs dejaran de funcionar correctamente. Este problema podría resolverse simplemente apuntándose a una lista de protección de seguimiento (TPL), que bloquea la mayoría de los seguidores excepto aquellos que son necesarios para que las webs funcionen. Pero los participantes no eran conscientes de la necesidad de seleccionar un TPL o no supieron cómo elegir uno.

- Interfaces incómodas y poco usables. La mayoría de las herramientas sufren grandes errores de usabilidad. Varios participantes decidieron evitar una única empresa, a pesar de la intención de bloquear a todas ellas. Los usuarios no entienden las reglas de filtrado AdBlock Plus. Y ninguno de los participantes que probaron la protección IE se dio cuenta de que necesitaban suscribirse a los TPL hasta que se les pidió que lo hicieran.

Conclusiones

"La situación actual es claramente insuficiente para que las personas protejan su privacidad en Internet de las compañías de publicidad", afirma Cranor. "Se invierten grandes cantidades de esfuerzo y recursos para crear estas herramientas para ayudar a los consumidores, pero todo esto será inútil -y la gente se quedará desprotegida- a menos que se aplique un mayor énfasis en la usabilidad de estas aplicaciones", señala la investigadora.

Además de Cranor, profesora asociada de Ingeniería Informática y Políticas Públicas, otros autores del estudio han sido Yang Lang, investigador del CyLab y los estudiantes de doctorado Pedro G. León, Blase Ur, Rebecca Balebako y Shay Richard. Esta investigación fue financiada por los Proyectos de Privacidad y la Fundación Nacional de Ciencias.



Maricar García
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