Representación artística de una experiencia extracorpórea. Fuente: WIkimedia Commons.
Las experiencias extracorpóreas, conocidas en inglés como "Out-of-the-Body Experiences" (OBE), son aquéllas en las que el individuo tiene la sensación de estar flotando fuera de su cuerpo, pudiendo ver incluso su propio cuerpo físico desde “fuera”.
Estas experiencias, que suelen producirse durante el sueño, bajo los efectos de la anestesia, en situaciones cercanas a la muerte o cuando se hace un esfuerzo físico extremo, han sido relacionadas desde siempre con lo paranormal y con lo espiritual, y han sido consideradas una prueba de la existencia del alma.
Recientemente, sin embargo, científicos de la Escuela Politécnica Federal de Lausanne (EPFL), en Suiza han demostrado que las experiencias extracorpóreas podrían ser sólo producto de una confusión cerebral.
A esta conclusión llegaron los especialistas a través de investigaciones realizadas con realidad virtual. Los resultados de sus estudios han sido expuestos en el marco del encuentro anual que ha celebrado estos días la American Association for the Advancement of Science (AAAS) en Washington.
Características de las investigaciones
El investigador de la EPFL, Olaf Blanke, y sus colaboradores de la Universidad de Ginebra, llevaron a cabo una serie de experimentos con realidad virtual en los que se consiguió hacer creer a personas corrientes que habitaban cuerpos de personajes virtuales.
¿Cómo lograron este efecto? Según publica The Telegraph, los investigadores colocaron a los participantes unas gafas de realidad virtual y los situaron de espaldas frente a una cámara.
La imagen que veían los voluntarios a través de sus gafas era, por tanto, la de su propia espalda. Esta imagen fue retocada para crear una versión virtual 3D o avatar.
Acto seguido, los científicos acariciaron la espalda de los participantes con un bolígrafo. Al hacerlo, consiguieron que los voluntarios sintieran que “se encontraban” en el avatar situado frente a ellos, es decir, tuvieron la sensación de que el cuerpo virtual era, realmente, su propio cuerpo.
De esta forma, los científicos consiguieron confundir a los voluntarios, a pesar de que su cuerpo real y el cuerpo del avatar estaban separados por una distancia de dos metros.
Sensaciones conflictivas
Los investigadores creen que estos resultados demuestran que el desprendimiento del propio cuerpo se produce cuando el cerebro está confundido por dos sensaciones conflictivas y que, por tanto, las experiencias extracorpóreas podrían no ser una prueba de ninguna “dimensión espiritual” de la existencia.
Según Blanke: "A través de la visión y el tacto, los participantes se perdieron a sí mismos. Empezaron a pensar que el avatar era su propio cuerpo. Creamos una experiencia extracorpórea parcial. Fuimos capaces de disociar tacto y visión, y de hacer que la gente creyese que su cuerpo (real) se encontraba a dos metros, enfrente de ellos”.
El científico opina que de esta manera se ha probado que las experiencias extracorpóreas son probablemente fruto de una disfunción cerebral, que se produce cuando el equilibrio entre tacto y visión se trastorna.
Estas experiencias, que suelen producirse durante el sueño, bajo los efectos de la anestesia, en situaciones cercanas a la muerte o cuando se hace un esfuerzo físico extremo, han sido relacionadas desde siempre con lo paranormal y con lo espiritual, y han sido consideradas una prueba de la existencia del alma.
Recientemente, sin embargo, científicos de la Escuela Politécnica Federal de Lausanne (EPFL), en Suiza han demostrado que las experiencias extracorpóreas podrían ser sólo producto de una confusión cerebral.
A esta conclusión llegaron los especialistas a través de investigaciones realizadas con realidad virtual. Los resultados de sus estudios han sido expuestos en el marco del encuentro anual que ha celebrado estos días la American Association for the Advancement of Science (AAAS) en Washington.
Características de las investigaciones
El investigador de la EPFL, Olaf Blanke, y sus colaboradores de la Universidad de Ginebra, llevaron a cabo una serie de experimentos con realidad virtual en los que se consiguió hacer creer a personas corrientes que habitaban cuerpos de personajes virtuales.
¿Cómo lograron este efecto? Según publica The Telegraph, los investigadores colocaron a los participantes unas gafas de realidad virtual y los situaron de espaldas frente a una cámara.
La imagen que veían los voluntarios a través de sus gafas era, por tanto, la de su propia espalda. Esta imagen fue retocada para crear una versión virtual 3D o avatar.
Acto seguido, los científicos acariciaron la espalda de los participantes con un bolígrafo. Al hacerlo, consiguieron que los voluntarios sintieran que “se encontraban” en el avatar situado frente a ellos, es decir, tuvieron la sensación de que el cuerpo virtual era, realmente, su propio cuerpo.
De esta forma, los científicos consiguieron confundir a los voluntarios, a pesar de que su cuerpo real y el cuerpo del avatar estaban separados por una distancia de dos metros.
Sensaciones conflictivas
Los investigadores creen que estos resultados demuestran que el desprendimiento del propio cuerpo se produce cuando el cerebro está confundido por dos sensaciones conflictivas y que, por tanto, las experiencias extracorpóreas podrían no ser una prueba de ninguna “dimensión espiritual” de la existencia.
Según Blanke: "A través de la visión y el tacto, los participantes se perdieron a sí mismos. Empezaron a pensar que el avatar era su propio cuerpo. Creamos una experiencia extracorpórea parcial. Fuimos capaces de disociar tacto y visión, y de hacer que la gente creyese que su cuerpo (real) se encontraba a dos metros, enfrente de ellos”.
El científico opina que de esta manera se ha probado que las experiencias extracorpóreas son probablemente fruto de una disfunción cerebral, que se produce cuando el equilibrio entre tacto y visión se trastorna.
Uno de los momentos de la investigación en la EPFL. Fuente: EPFL.
Blake añade: “En lugar de ser experiencias espirituales, las OBEs se producen por confusión cerebral. ¿Por qué pensar que es algo espiritual cuando no pensamos lo mismo del fenómeno del “miembro fantasma”” (El miembro fantasma es el nombre que recibe la percepción de sensaciones de que un miembro amputado todavía está conectado al cuerpo y sigue funcionando con el resto de éste).
Origen cerebral
Para profundizar en su investigación, los científicos utilizaron unos sensores que fueron colocados en el cráneo de los participantes para encontrar las áreas del cerebro más implicadas en la percepción de pertenencia al cuerpo real y al cuerpo virtual.
De este modo, descubrieron que eran las regiones temporoparietal y frontal del cerebro las relacionadas con estas sensaciones. Se sabe que estas regiones, situadas en la parte frontal y derecha del cerebro, son las responsables de la integración de las percepciones visual y tactil.
Un trastorno o un mal funcionamiento de los circuitos cerebrales en estas áreas podrían explicar la sensación de estar flotando sobre el cuerpo, a menuda asociada a las experiencias extracorpóreas, afirman los científicos.
Otras aplicaciones
Los descubrimientos realizados podrían tener otras aplicaciones, aparte de explicar las OBEs: esta técnica podría utilizarse en el desarrollo de juegos de ordenador para generar la sensación en los jugadores de ser proyectados en cuerpos ajenos, como robots soldados.
Asimismo, la tecnología podría emplearse para tratar trastornos de la alimentación, como la anorexia. Con ella se podría modificar la auto-percepción negativa del propio cuerpo característica de este tipo de trastornos.
En un artículo anterior, publicado en 2007 por la AAAS, se explicaba que, además, la posibilidad de proyectar la conciencia de una persona en un cuerpo virtual podría resultar útil para entrenar a la gente en delicadas tareas de “teleoperación”, destinadas a realizar operaciones quirúrgicas a distancia.
Estudios anteriores
Tal y como explicamos en otro artículo de Tendencias21, Blanke y su equipo consiguieron con anterioridad un efecto similar en una paciente de 43 años, a la que se le colocaron electrodos detrás de la oreja.
Con ellos, se estimuló una región del cerebro de la paciente conocida como Gyrus angular derecho, que es la que integra las imágenes que nos entran por los ojos con las demás percepciones corporales. De esta manera, los investigadores lograron que la participante en el estudio sintiera que estaba fuera de su cuerpo y que flotaba sobre la cama, sin llegar a perder la conciencia en ningún momento.
Anteriormente, en 1995, el psicólogo Michael Persinger, de la Universidad de Sudbury, en Ontario, obtuvo resultados similares estimulando eléctricamente diferentes regiones del cerebro.
Las experiencias extracorpóreas son relativamente frecuentes, ya que según una investigación médica realizada sobre 344 personas afectadas de paros cardíacos atendidas en 10 hospitales holandeses durante cuatro años (1988-1992), el 18% de las personas declaradas clínicamente muertas y que han vuelto a la vida declaran haber tenido una experiencia consistente en la visión de un túnel, de una luz o la sensación de haber dejado el cuerpo.
La profundización en la causa de estas experiencias podría servir para determinar la relación de la conciencia con el cerebro.
Origen cerebral
Para profundizar en su investigación, los científicos utilizaron unos sensores que fueron colocados en el cráneo de los participantes para encontrar las áreas del cerebro más implicadas en la percepción de pertenencia al cuerpo real y al cuerpo virtual.
De este modo, descubrieron que eran las regiones temporoparietal y frontal del cerebro las relacionadas con estas sensaciones. Se sabe que estas regiones, situadas en la parte frontal y derecha del cerebro, son las responsables de la integración de las percepciones visual y tactil.
Un trastorno o un mal funcionamiento de los circuitos cerebrales en estas áreas podrían explicar la sensación de estar flotando sobre el cuerpo, a menuda asociada a las experiencias extracorpóreas, afirman los científicos.
Otras aplicaciones
Los descubrimientos realizados podrían tener otras aplicaciones, aparte de explicar las OBEs: esta técnica podría utilizarse en el desarrollo de juegos de ordenador para generar la sensación en los jugadores de ser proyectados en cuerpos ajenos, como robots soldados.
Asimismo, la tecnología podría emplearse para tratar trastornos de la alimentación, como la anorexia. Con ella se podría modificar la auto-percepción negativa del propio cuerpo característica de este tipo de trastornos.
En un artículo anterior, publicado en 2007 por la AAAS, se explicaba que, además, la posibilidad de proyectar la conciencia de una persona en un cuerpo virtual podría resultar útil para entrenar a la gente en delicadas tareas de “teleoperación”, destinadas a realizar operaciones quirúrgicas a distancia.
Estudios anteriores
Tal y como explicamos en otro artículo de Tendencias21, Blanke y su equipo consiguieron con anterioridad un efecto similar en una paciente de 43 años, a la que se le colocaron electrodos detrás de la oreja.
Con ellos, se estimuló una región del cerebro de la paciente conocida como Gyrus angular derecho, que es la que integra las imágenes que nos entran por los ojos con las demás percepciones corporales. De esta manera, los investigadores lograron que la participante en el estudio sintiera que estaba fuera de su cuerpo y que flotaba sobre la cama, sin llegar a perder la conciencia en ningún momento.
Anteriormente, en 1995, el psicólogo Michael Persinger, de la Universidad de Sudbury, en Ontario, obtuvo resultados similares estimulando eléctricamente diferentes regiones del cerebro.
Las experiencias extracorpóreas son relativamente frecuentes, ya que según una investigación médica realizada sobre 344 personas afectadas de paros cardíacos atendidas en 10 hospitales holandeses durante cuatro años (1988-1992), el 18% de las personas declaradas clínicamente muertas y que han vuelto a la vida declaran haber tenido una experiencia consistente en la visión de un túnel, de una luz o la sensación de haber dejado el cuerpo.
La profundización en la causa de estas experiencias podría servir para determinar la relación de la conciencia con el cerebro.