Mapa de las simulaciones. Fuente: BSC
Simulaciones informáticas han demostrado que los volcanes antárticos podrían suponer una amenaza más grande de lo que se creía previamente y afectar al tráfico aéreo en amplias zonas del hemisferio sur.
Una investigación centrada en los posibles impactos de la dispersión de cenizas procedentes de la isla Decepción pone de manifiesto cómo las nubes de ceniza atrapadas en vientos circumpolares a cotas altas tienen el potencial de llegar a latitudes más bajas y afectar el tráfico aéreo del hemisferio sur.
El estudio, realizado por Barcelona Supercomputing Center en colaboración con el Instituto de Ciencias de la Tierra Jaume Almera –CSIC, se ha publicado en la revista Scientific Reports.
La investigación se ha basado en varios conjuntos de simulaciones, teniendo en cuenta diferentes escenarios meteorológicos y diferentes características eruptivas. Estas simulaciones han demostrado que las cenizas de las latitudes más bajas, como las de la isla Decepción, podrían rodear el planeta.
Esto puede ocurrir incluso en caso de erupciones moderadas, ya que podrían alcanzar latitudes tropicales, una gran parte de la costa atlántica de Sudamérica, Sudáfrica y el sur de Oceanía. Así pues, una dispersión de partículas volcánicas, más amplia de lo que se creía anteriormente, podría producir consecuencias significativas para la seguridad aérea en estas áreas.
Los experimentos se han realizado con el modelo meteorológico y de dispersión atmosférica NMMB-MONARCH-ASH del BSC-CNS a escalas regional y global. NMMB-MONARCH-ASH es un nuevo modelo de transporte meteorológico y atmosférico en línea para simular la emisión, transporte y deposición de partículas de tephra (cenizas) liberadas de erupciones volcánicas.
Necesidad de evaluaciones específicas
El modelo pronostica las trayectorias de las nubes de cenizas, la concentración en los niveles relevantes para la aviación, y el grueso de los depósitos tanto para dominios regionales como globales.
Uno de los objetivos del estudio es incrementar la conciencia sobre la necesidad de realizar evaluaciones específicas de riesgos para gestionar mejor el tráfico aéreo en caso de erupción.
Varios episodios volcánicos que se han producido en los últimos años, incluyendo Eyjafjallajökull (Islandia, 2010), Grímsvötn (Islandia, 2010) y Cordón Caulle (Chile, 2010) han generado grandes pérdidas económicas para la industria aeronáutica y sus grupos de interés.
El artículo concluye que, en circunstancias específicas, las cenizas volcánicas de los volcanes antárticos pueden alterar el tráfico aéreo, no sólo en proximidad, sino que podrían alcanzar Sudáfrica (6.400km) y rutas aéreas que conectan África con Sudamérica y Australia.
Una investigación centrada en los posibles impactos de la dispersión de cenizas procedentes de la isla Decepción pone de manifiesto cómo las nubes de ceniza atrapadas en vientos circumpolares a cotas altas tienen el potencial de llegar a latitudes más bajas y afectar el tráfico aéreo del hemisferio sur.
El estudio, realizado por Barcelona Supercomputing Center en colaboración con el Instituto de Ciencias de la Tierra Jaume Almera –CSIC, se ha publicado en la revista Scientific Reports.
La investigación se ha basado en varios conjuntos de simulaciones, teniendo en cuenta diferentes escenarios meteorológicos y diferentes características eruptivas. Estas simulaciones han demostrado que las cenizas de las latitudes más bajas, como las de la isla Decepción, podrían rodear el planeta.
Esto puede ocurrir incluso en caso de erupciones moderadas, ya que podrían alcanzar latitudes tropicales, una gran parte de la costa atlántica de Sudamérica, Sudáfrica y el sur de Oceanía. Así pues, una dispersión de partículas volcánicas, más amplia de lo que se creía anteriormente, podría producir consecuencias significativas para la seguridad aérea en estas áreas.
Los experimentos se han realizado con el modelo meteorológico y de dispersión atmosférica NMMB-MONARCH-ASH del BSC-CNS a escalas regional y global. NMMB-MONARCH-ASH es un nuevo modelo de transporte meteorológico y atmosférico en línea para simular la emisión, transporte y deposición de partículas de tephra (cenizas) liberadas de erupciones volcánicas.
Necesidad de evaluaciones específicas
El modelo pronostica las trayectorias de las nubes de cenizas, la concentración en los niveles relevantes para la aviación, y el grueso de los depósitos tanto para dominios regionales como globales.
Uno de los objetivos del estudio es incrementar la conciencia sobre la necesidad de realizar evaluaciones específicas de riesgos para gestionar mejor el tráfico aéreo en caso de erupción.
Varios episodios volcánicos que se han producido en los últimos años, incluyendo Eyjafjallajökull (Islandia, 2010), Grímsvötn (Islandia, 2010) y Cordón Caulle (Chile, 2010) han generado grandes pérdidas económicas para la industria aeronáutica y sus grupos de interés.
El artículo concluye que, en circunstancias específicas, las cenizas volcánicas de los volcanes antárticos pueden alterar el tráfico aéreo, no sólo en proximidad, sino que podrían alcanzar Sudáfrica (6.400km) y rutas aéreas que conectan África con Sudamérica y Australia.
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Actividad volcánica en la Antártida
De las decenas de volcanes ubicados en la Antártida, al menos nueve (Berlín, isla Buckle, isla Decepción, Erebus, montañas Hudson, Melbourne, isla Pingüino, Takahe y Las Pleiades) se sabe que son activos y cinco de ellos, todos estratovolcanes, han registrado una actividad volcánica frecuente en tiempos históricos. La isla Decepción es un volcán compuesto activo con varias decenas de erupciones en los últimos 10.000 años.
Situada en el centro dispersivo de la cuenca marginal del estrecho de Bransfield, la isla Decepción se compone de un sistema volcánico compuesto en forma de herradura truncada por la formación de una caldera de colapso en forma de depresión inundada por el mar, conocida como Puerto Foster.
Los depósitos de tephra de la isla Decepción y sus islas vecinas, revelan más de 30 erupciones post-caldera del Holoceno. Sin embargo, se deduce que realmente se han producido una cantidad de erupciones considerablemente mayor. De hecho, se podrían reconstruir y cartografiar más de 50 cráteres y eventos eruptivos relativamente bien conservadas y dispersas por toda la isla.
El registro de erupciones en la isla Decepción desde el siglo XIX revela períodos de alta actividad (1818-1828, 1906-1912), seguidos de décadas de inactividad (por ejemplo, 1912-1967). Los episodios de agitación registrados en los años 1992, 1999 y 2014-2015 demuestran que el sistema volcánico aún está activo y puede ser motivo de preocupación en el futuro.
Durante las erupciones explosivas más recientes ocurridas el 1967, el 1969 y el 1970, la caída de cenizas y los lahars destruyeron o deterioraron gravemente las bases científicas que operaban en la isla en ese momento.
De las decenas de volcanes ubicados en la Antártida, al menos nueve (Berlín, isla Buckle, isla Decepción, Erebus, montañas Hudson, Melbourne, isla Pingüino, Takahe y Las Pleiades) se sabe que son activos y cinco de ellos, todos estratovolcanes, han registrado una actividad volcánica frecuente en tiempos históricos. La isla Decepción es un volcán compuesto activo con varias decenas de erupciones en los últimos 10.000 años.
Situada en el centro dispersivo de la cuenca marginal del estrecho de Bransfield, la isla Decepción se compone de un sistema volcánico compuesto en forma de herradura truncada por la formación de una caldera de colapso en forma de depresión inundada por el mar, conocida como Puerto Foster.
Los depósitos de tephra de la isla Decepción y sus islas vecinas, revelan más de 30 erupciones post-caldera del Holoceno. Sin embargo, se deduce que realmente se han producido una cantidad de erupciones considerablemente mayor. De hecho, se podrían reconstruir y cartografiar más de 50 cráteres y eventos eruptivos relativamente bien conservadas y dispersas por toda la isla.
El registro de erupciones en la isla Decepción desde el siglo XIX revela períodos de alta actividad (1818-1828, 1906-1912), seguidos de décadas de inactividad (por ejemplo, 1912-1967). Los episodios de agitación registrados en los años 1992, 1999 y 2014-2015 demuestran que el sistema volcánico aún está activo y puede ser motivo de preocupación en el futuro.
Durante las erupciones explosivas más recientes ocurridas el 1967, el 1969 y el 1970, la caída de cenizas y los lahars destruyeron o deterioraron gravemente las bases científicas que operaban en la isla en ese momento.
Referencia
Potential ash impact from Antarctic volcanoes: Insights from Deception Island’s most recent eruption. Scientific Reports 7, Article number: 16534 (2017). doi:10.1038/s41598-017-16630-9
Potential ash impact from Antarctic volcanoes: Insights from Deception Island’s most recent eruption. Scientific Reports 7, Article number: 16534 (2017). doi:10.1038/s41598-017-16630-9