Las artes marciales tradicionales chinas retrasan el desarrollo de la demencia

La combinación de Tai Chi y Chi Kung con otras terapias es tan eficiente como los tratamientos farmacológicos


Un estudio de 40 semanas de duración realizado por especialistas de la Universidad de Illinois, en Estados Unidos, demostró que un tratamiento multidisciplinar que incluía la práctica de artes marciales chinas tradicionales puede ayudar a retrasar la aparición de los síntomas de la demencia, e incluso ayudar a los enfermos a mejorar. En tan sólo 20 semanas de tratamiento, los participantes habían restablecido algunas de sus funciones físicas e intelectuales. Según los científicos el estudio demuestra que hay una alternativa a la farmacología en estos casos, siempre que el tratamiento se aplique al inicio de la aparición de los síntomas. Por Yaiza Martínez.


12/12/2008

Sandy Burgener. Fuente: Universidad de Illinois.
Dos técnicas marciales chinas conocidas como Tai Chi y Chi Kung, combinadas con otros tratamientos, pueden resultar tan efectivas para ralentizar el desarrollo de la demencia como los medicamentos, señala un estudio reciente realizado en la Universidad de Illinois, en Estados Unidos.

El Tai Chi consiste en la realización de movimientos corporales con los que se busca la unión de la conciencia y el cuerpo.

Por su parte, el Chi Kung, relacionado con la medicina china tradicional, es un sistema de técnicas de movimiento que integra mente, respiración y ejercicio físico.

Retraso de los síntomas

Según publica la Universidad de Illinois en un comunicado, la combinación de estas artes marciales chinas con el asesoramiento de especialistas y la participación en grupos de apoyo es tan efectiva para retrasar el desarrollo de los síntomas de la demencia como los medicamentos específicos.

Sandy Burgener, profesora de enfermería en la Universidad de Illinois, y directora de la presente investigación, señaló que la mayoría de las investigaciones sobre demencia se han centrado en la intervención farmacológica.

Sin embargo, las evidencias han demostrado que se puede mejorar la vida de estos enfermos e incluso impactar en sus funciones cognitivas también con otro tipo de terapias.

En la revista especializada American Journal of Alzheimer’s Disease and Other Dementias, los científicos explican que el estudio fue realizado con un grupo de 24 personas que padecían demencia, y que participaron en un programa de tratamiento combinado de 40 semanas de duración.

Mejoría a varios niveles

El programa incluía sesiones de terapia cognitivo-conductual (que ayuda a modificar comportamientos) dos veces en semana, asistencia a grupos de apoyo, y tres sesiones semanales de Chi Kung y Tai Chi.

Un grupo de 19 personas que también sufría demencia fue seleccionado para no asistir a dicho programa durante las primeras 20 semanas, y de esta forma poder comparar sus efectos.

Los resultados fueron los siguientes: tras 20 semanas de tratamiento, los participantes habían mejorado sus funciones físicas (como el mantenimiento del equilibrio o la fuerza de sus piernas) en comparación con el grupo que no se había incorporado a dicho tratamiento.

También se registraron efectos positivos cognitivos y psicológicos. Según Burgener, el grupo sometido a tratamiento había ganado en auto estima, en comparación con el grupo de referencia, y había mejorado ligeramente sus puntuaciones en las pruebas mentales, lo que supone un impacto en las funciones cognitivas.

Tratamiento multidisciplinar

En ambos grupos se registró asimismo un incremento de la depresión, pero en el grupo tratado este aumento fue mucho menor que el registrado en el segundo grupo.

Las mediciones realizadas a las 40 semanas no mostraron ninguna mejoría más, pero en el segundo periodo los participantes habían conseguido mantener todo lo conseguido durante las primeras 20 semanas.

Tal y como explica Burgener, los investigadores están descubriendo que los tratamientos multidisciplinares –que tratan a los pacientes a la vez en diversas dimensiones: física, mental y psicológica-, resultan muy prometedores en el caso de la demencia.

Según la investigadora, estos tratamientos resultan efectivos especialmente en los estadios iniciales de la enfermedad. Con ellos, no sólo se puede mejorar la calidad de vida de los enfermos, sino también ayudar al mantenimiento de sus funciones neuronales, e incluso a la regeneración neuronal.

Según ella, las compañías de seguros y los patrocinadores no deberían por eso gastar tanto dinero en el desarrollo de medicamentos para este tipo de enfermedades, sino en que se creen más programas de este tipo.

Valoración positiva

La demencia es una enfermedad que provoca la pérdida progresiva de las funciones cognitivas, como consecuencia de daños o desórdenes cerebrales no atribuibles al envejecimiento normal. Este mal puede afectar a las áreas de la memoria, la atención, y la resolución de problemas; ocasionar pérdida de orientación espacio-temporal e incluso la pérdida de la propia identidad.

Sus dos causas principales son el Alzheimer y la demencia vascular (que es la pérdida de la función cerebral debido a una serie de pequeños accidentes cerebrovasculares), pero también pueden ocasionarla tumores del cerebro, trastornos metabólicos, infecciones, etc.

La demencia es poco común en personas menores de 60 años, y se diagnostica cuando un paciente presenta dos o más problemas en sus funciones cerebrales. Justo en ese momento es cuando un tratamiento multdisciplinar como el planteado por Burgener y su equipo ha de iniciarse, con el fin de ralentizar la aparición de los síntomas.

Según la científico, este tipo de tratamientos funcionan: la valoración emitida por cuidadores y participantes pasadas la 40 semanas fue muy positiva. Para Burgener, los resultados van más allá de lo que revelan las estadísticas: la gente se sintió mejor y más feliz.



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