La seguridad es una eficaz herramienta de marketing turístico

Debe entenderse como un medio de promoción y no como un gasto o una carga, aseguran los expertos


Mientras muchos operadores del sector público y privado entienden que los servicios de seguridad en zonas turísticas son un gasto más e incluso una carga que engrosa su pasivo, en realidad esta cuestión puede convertirse en una eficaz herramienta de marketing, reposicionando a un destino y ubicándolo en un lugar de privilegio dentro del sector turístico. Por Pablo Javier Piacente.


08/11/2012

Policía en Londres. Imagen: j_silla. Fuente: Flickr.
La seguridad y los distintos aspectos relacionados con ella pueden transformarse en una potente herramienta de marketing y promoción cuando son gestionados adecuadamente en servicios y destinos turísticos. Sin embargo, muchos empresarios y responsables del sector entienden esta faceta del negocio como un simple gasto o una erogación que condiciona los proyectos.

Según indica el Dr. Peter Tarlow, titular de la firma Tourism & More, en un artículo publicado en el sitio especializado eturbonews.com, los profesionales de la seguridad orientados al turismo perciben que en muchas ocasiones se los considera secundarios, como un gasto necesario pero que no aporta valor adicional a la industria.

Sin embargo, Tarlow cree que si la gestión de la seguridad en el turismo es planificada y realizada adecuadamente, esta cuestión puede convertirse en una potente herramienta de marketing capaz de atraer más visitantes a los hoteles, ciudades y comunidades o servicios específicos.

¿Cómo se gestiona habitualmente este tema? Los grandes hoteles poseen en general departamentos independientes de seguridad o contratan personal a su servicio. En las comunidades suele actuar la policía local, mientras que en los emprendimientos o servicios independientes la gestión es compartida entre las fuerzas policiales y las agencias privadas.

Falta de especialización

Aunque la presencia del personal de seguridad es evidente en todos los casos, el gran problema es que en la mayoría de las ocasiones se trata de agentes que no están especializados en cuestiones turísticas. Al no estar habituados y entrenados con respecto al trato con el público, su tarea puede resultar problemática en determinadas situaciones.

Una creencia generalizada indicaba que el personal de seguridad debía ser apreciado lo menos posible en los establecimientos o servicios turísticos, ya que de lo contrario los visitantes podrían incrementar su sensación de inseguridad. Pero luego del atentado a las Torres Gemelas del 11 de septiembre de 2001 en Nueva York este postulado fue rechazado.

A partir de entonces, los especialistas comenzaron a notar en los turistas la necesidad de observar una mayor cantidad de agentes de seguridad visibles. Al mismo tiempo, se apreció que la tranquilidad conseguida mediante esa seguridad impulsaba a los visitantes a incrementar su consumo o a contratar nuevos servicios y reservas.

Asimismo, un estudio realizado conjuntamente en 2004 por Anaheim/Orange County Visitor & Convention Bureau y The Southern California Tourism Safety & Security Association demostró que la seguridad es uno de los aspectos más valorados por los turistas al momento de elegir un destino turístico.

Policía de turismo en las pirámide de Giza (Egipto). Imagen: MiqsPix. Fuente: Flickr.
Una cuestión central

La mencionada investigación realizada en California se concretó a través de 3.000 entrevistas cara a cara con turistas y visitantes. Un 55% de los participantes indicó que la seguridad es el factor más importante al momento de elegir un servicio turístico. En consecuencia, los establecimientos que apuestan a invertir en seguridad tienen más posibilidades de incrementar sus ingresos de aquí hacia el futuro.

Por otro lado, los destinos turísticos que no incluyen a la seguridad entre sus principales preocupaciones corren el riesgo de perder su reputación, un valor muy difícil de recuperar. Hay que tener en cuenta que los turistas suelen ser blancos lucrativos para los delincuentes, al llevar consigo grandes sumas de dinero en efectivo, tarjetas de crédito y otros objetos de valor.

Otras cuestiones también incrementan el riesgo de los turistas a sufrir incidentes durante su estadía, como por ejemplo el desconocimiento de las ciudades y sus zonas más peligrosas o la inclinación a relajarse y bajar la guardia durante los viajes de placer. Además, el propio carácter abierto y receptivo de las zonas turísticas las hace más vulnerables al terrorismo y la delincuencia.

Las cifras relativas a la inseguridad en los sectores turísticos tampoco reflejan habitualmente la profundidad del problema, teniendo en cuenta que los turistas son menos propensos a informar de crímenes y que muchas veces no están dispuestos a volver al lugar del crimen a declarar, por ejemplo.



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