Además de su creciente uso militar, las aeronaves no tripuladas o "drones" se emplean con fines científicos y civiles para localizar personas, estudiar las aves y los volcanes, o para recabar información de la fauna y el medioambiente.
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Carecen de piloto, tripulación y pasajeros y sus dimensiones son considerablemente menores que las aeronaves convencionales, pero el potencial de este avance tecnológico, que viene registrando un imparable desarrollo desde finales del siglo XX, es enorme, como lo demuestran sus aplicaciones más recientes.
La palabra “drone”, que se emplea en aeronáutica para denominar a los vehículos aéreos no tripulados (VANT, por sus siglas en español), se asocia inmediatamente con la guerra moderna. De hecho su principal aplicación son las misiones de reconocimiento y ataque en los escenarios bélicos, ya sea pilotados a control remoto, o siguiendo un rumbo programado de antemano.
Sin embargo, las definidas técnicamente como “aeronaves reutilizables que vuelan sin tripulación humana a bordo” también ayudan a salvar y mejorar las vidas humanas. Estos VANT, pueden mantener un nivel de vuelo controlado y sostenido, y son propulsados por motores de explosión, a reacción o eléctricos.
Un nuevo sistema, que se integra en los “drones”, permite transformar un teléfono móvil sin cobertura en una radiobaliza de emergencia que permite guiar a los equipos de búsqueda en el rescate de personas perdidas en la montaña o en el mar.
El dispositivo LifeSeeker (http://centum.es/productos/lifeseeker) diseñado por investigadores de la Universidad de Vigo, el Centro Tecnológico de Telecomunicaciones de Galicia (noroeste de España) y la empresa Centum, es un sistema embarcado capaz de detectar los móviles de personas perdidas e informar de su posición exacta.
Al instalarse en plataformas aéreas permite la búsqueda rápida y eficaz de personas desaparecidas en zonas de alta montaña, devastadas o regiones de difícil acceso, donde hay dificultades para emitir y recibir las señales de telefonía móvil, además de proporcionar un canal de comunicaciones alternativo.
Según los expertos de Centum, al operar de forma independiente de las redes de telecomunicaciones, el LifeSeeker además ofrece servicios de voz y mensajería corta incluso en zonas sin cobertura móvil, dando a los equipos de rescate una vía para comunicarse con la víctima y la posibilidad de conocer su estado o cualquier otro dato que facilite el salvamento.
La ventaja de operar este sistema desde VANTs, según sus desarrolladores, consiste en que estos vehículos pueden operar de noche, con visibilidad reducida o bajo condiciones meteorológicas que harían imposible cualquier otro tipo de misión aérea tripulada, limitando además los riesgos que este tipo de operaciones implican para la seguridad de los pilotos.
EMULANDO AVES E INSECTOS VOLADORES.
Un estudio efectuado por el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) español ha utilizado aviones teledirigidos para reproducir las rutas de vuelo de aves de presa en libertad, que llevaban dispositivos de geo-localización GPS de bajo peso adosados a su cuerpo, para obtener información ambiental de las zonas de caza y las áreas sobrevoladas por estos pájaros.
“Una de las limitaciones de la biotelemetría (obtención de información sobre seres vivos a distancia) para medir datos fisiológicos, comportamentales y ambientales de las aves silvestres es el pequeño tamaño y peso de la mayoría de las especies”, ha explicado el investigador del CSIC Airam Rodríguez, que participa en este programa y trabaja en la Estación Biológica de Doñana donde se realizaron las pruebas.
Según este experto esto había conducido a que “hasta ahora la escasa información disponible se limitaba a las aves de mayor tamaño, capaces de soportar el peso de los dispositivos GPS”.
Los investigadores han usado como modelo el cernícalo primilla (Falco naumanni), una de las rapaces más pequeñas de Europa.
Tras descargar las coordenadas geográficas registradas por el GPS de los lugares visitados por los cernícalos, los científicos programaron los “drones” para reconstruir el vuelo de las aves, durante el cual una cámara a bordo tomó fotografías digitales de alta resolución de las áreas sobrevoladas.
“Los cernícalos estudiados son silvestres, se mueven con toda libertad y nidifican en las instalaciones construidas para ellos en un entorno urbano. Los GPS y los aviones teledirigidos nos permitieron extraer información ambiental en tiempo casi real sobre la fauna”, según el investigador del CSIC.
ESPIANDO HURACANES Y VOLCANES.
Los VANTs, sobre todo aquellos con motores eléctricos que absorben poco de aire contaminado, también son útiles para reunir datos sobre las cenizas y los gases presentes en los penachos eruptivos de los volcanes, un entorno de vuelo que puede ser muy peligroso para los aviones tripulados.
Para investigar en el nocivo espacio aéreo de los volcanes, un equipo de profesionales de la NASA estadounidense desplegó tres “drones” de dos kilos de peso y un metro de envergadura con instrumentos especiales por encima de la nube de dióxido de azufre del volcán Turrialba, que está activo en Costa Rica.
Durante los vuelos, los investigadores coordinaron la recopilación de datos de las emisiones tomadas en el interior de la pluma del volcán con la información obtenida por satélites teledetectores de la NASA, permitiendo comparar ambas mediciones sobre la concentración de dióxido de azufre.
“Es muy difícil reunir datos desde columnas de erupción volcánica y sus plumas porque las velocidades ascendentes de viento son muy altas y las altas concentraciones de ceniza pueden destruir rápidamente los motores de las aeronaves”, ha explicado David Pieri, investigador principal del Laboratorio de Propulsión a Chorro de la agencia espacial estadounidense.
La NASA también utilizando “drones” para volar dentro de ‘ojo’ de los huracanes y ampliar sus conocimientos en meteorología.
La compañía internacional Festo, especializada en automatización, ha desarrollado un “drone” inspirado en las libélulas denominado BionicOpter. Con un peso inferior a los 200 gramos, este ingenio robótico puede imitar técnicamente el vuelo del insecto volador biológico que emula, incluyendo sus capacidades de mantenerse suspendido en el aire y volar en reversa.
Según los expertos de esta compañía, que en 2011 ya presentó un “drone” basado en una gaviota llamado SmartBird, al igual que su ejemplo natural, este objeto volador ultraligero puede ejecutar maniobras en cualquier sentido y planear sin agitar las alas.
El BionicOpter tiene una envergadura de 63 centímetros, pesa 175 gramos y cada una de sus cuatro alas, hechas de pequeñas varillas de fibra de carbono que refuerzan a una membrana de polyester, puede moverse de forma independiente.
La nueva libélula artificial de Festo (http://www.festo.com/cms/en_corp/13165.htm), utiliza tres tipos de sensores (posición, inercia y aceleración) para coordinar cada movimiento y mantener su estabilidad al volar, recibe su energía de dos baterías de litio de 7,6 voltios, y lleva un receptor inalámbrico que permite controlar su vuelo mediante un smartphone.
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Fuente : http://www.efefuturo.com/noticia/drones/?utm_sourc...