La responsabilidad social es genética, según un estudio

Los genes determinan la mitad de los comportamientos altruistas o agresivos de una persona


Un estudio realizado por un científico británico confirma que los genes influyen en nuestros comportamientos sociales, determinando nuestras capacidades de relación con los demás. Los genes contribuyen aproximadamente en un 50% a las variaciones de medidas de altruismo, empatía o agresividad en una persona, incluyendo su tendencia a actos violentos. Según el profesor J. P. Rushton, director de la investigación, la base biológica de la moralidad ha quedado demostrada. Por Marta Morales.


Marta Morales
22/01/2005

Un estudio realizado sobre un importante grupo de personas gemelas ha venido a reforzar la teoría de que los genes desempeñan un papel fundamental en la responsabilidad social de los seres humanos. Publicado en los Proceedings of the Royal Society, el estudio se centra en la contribución de los genes a aquellas actitudes favorecedoras de los vínculos sociales.

El estudio revela que los genes contribuyen aproximadamente en un 50% a las variaciones de medidas de altruismo, empatía o agresividad en una persona, incluyendo su tendencia a actos violentos. Sus conclusiones se basan en un cuestionario sobre responsabilidad social realizado a un total de 174 pares de gemelos procedentes del mismo óvulo o monocigóticos, así como a 148 pares de gemelos de distintos óvulos o dicigóticos.

El estudio comparó a gemelos idénticos con gemelos que no lo eran en sus contestaciones acerca de si estaban de acuerdo en 22 preguntas de un cuestionario. Las preguntas eran del tipo: “soy una persona con la que la gente puede contar”, “es importante acabar aquello que se empieza” o “estafar a Hacienda es tan malo como robar”. En las contestaciones se usó una escala del 1 (completamente en desacuerdo) al 5 (completamente de acuerdo). Las respuestas eran estudiadas para predecir los comportamientos reales de cada uno de ellos.

La base biológica de la moralidad

Para el profesor J. P. Rushton, de la University of Western Ontario, Canadá, director de la investigación, si los gemelos monocigóticos (cuyos genes son idénticos) estaban más de acuerdo entre sí que los gemelos dicigóticos (que sólo comparten la mitad de sus genes), se podría afirmar que la moralidad tiene una base biológica y que forma parte de nuestra evolución psicológica.

Una vez realizado el cuestionario, las contestaciones de los gemelos idénticos coincidieron casi el doble de veces que en el caso de los gemelos dicigóticos. El resultado señala que los genes son responsables por lo tanto en un 42% de las diferencias individuales de actitud, que el 23% de la responsabilidad recae en el entorno común de los hermanos; y que el resto de influencias proviene de los entornos que los gemelos no comparten y que pertenecen a las vidas individuales de cada uno de ellos.

Por otro lado, el estudio pone de relieve también que los genes tienen mayor influencia en las actitudes sociales de los hombres que en las de las mujeres (50% sobre 40%), mientras que la educación familiar tiene mucha más influencia en mujeres que en hombres (un 40% frente a un 0%). Esto sugiere que los padres controlan con más cuidado el comportamiento de las hijas que el de los hijos.

La raza como antecedente

En anteriores investigaciones, el profesor Rushton había demostrado que los genes influyen en el nivel de altruismo y de agresividad de una persona: la capacidad de disfrutar de la compañía de la gente o la tendencia a realizar actos de violencia o de bandalismo. Rushton demostró también que la hormona masculina denominada testosterona influye en la regulación de los niveles de agresividad o de altruismo de las personas.

J. Philippe Rushton es asimismo el autor de un polémico libro, Race, Evolution and Behaviour (Raza, evolución y comportamiento), en el que señala que las tres razas humanas principales difieren genéticamente en aspectos que afectan al cociente intelectual medio del grupo y a la propensión hacia el comportamiento criminal.

Afirma que su trabajo revela que los asiáticos orientales tienen el mayor tamaño cerebral medio y mayor cociente intelectual; los de ascendencia africana tienen el tamaño medio cerebral más pequeño y el menor cociente intelectual; y los de ascendencia europea están en el medio.

Curiosidad biológica

Los casos de altruismo, en los que un individuo beneficia a otros de forma aparentemente desinteresada, han intrigado a biólogos y naturalistas desde la antigüedad. En 1932, el genetista de la Universidad de Cambridge, John B. Haldane, señaló que los genes para el altruismo podían haber aparecido cuando la humanidad empezó a reunirse en grupos sociales.

Consideraba que tribus pequeñas en las que vivieran individuos portadores de genes determinantes del altruismo, podrían estar en ventaja sobre otros grupos humanos gracias a la voluntad de alguno de sus miembros de sacrificarse en defensa de la tribu.

De aquí, según su teoría, que los grupos humanos que poseyeran estos genes y los extendieran por cruzamientos entre sí se multiplicarían más y mejor, mientras que los grupos que basaran su norma de actuación sobre el principio de interés individual serían eliminados.

Muchos años después, el concepto de selección familiar ha vuelto a ser propuesto como mecanismo evolutivo para promover el comportamiento social altruista. El nuevo estudio de Rushton forma parte de esta línea de investigación.



Marta Morales
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