La responsabilidad social corporativa aumenta el valor de las empresas

Para 68% de las grandes empresas del mundo es algo estratégico


Limitar los productos contaminantes en una fábrica, crear las condiciones de trabajo adecuadas o introducir productos en el mercado en cuya elaboración no se han visto involucrados niños, son factores que pueden afectar a los beneficios de una empresa. Según varios estudios llevados a cabo por un estudiante de doctorado de la Universidad de Groningen, Holanda, la responsabilidad social corporativa incrementa el valor de la empresa. Sostiene, además, que, bien gestionada, esta práctica mejora la rentabilidad a largo plazo. Las grandes empresas ya trabajan en este sentido, dejando de percibir la responsabilidad social como “filantropía” e introduciéndola en el corazón de su estrategia. Por Raúl Morales.


Raúl Morales
17/03/2008

The Conference People.
Un investigador de la Universidad de Groningen ha estudiado la economía de la responsabilidad social corporativa, haciendo énfasis en el papel de los mercados financieros y de las instituciones. Lammertjan Dam ha llegado a la conclusión de que las empresas que cuidan su responsabilidad social aumentan su valor. Además, según sus conclusiones, el dinero de los inversores va ir a parar a empresas “responsables”.

Los estudios de Dam han puesto de manifiesto la paradoja que se da en la diferenciación que se suele hacer entre los beneficios y el valor de la empresa. Las prácticas de responsabilidad social corporativa cuestan dinero y, en consecuencia, reducen los beneficios a corto plazo, pero hay otros tipos de valores que tienen que ser tomados en cuenta.

“No hay valor comercial en un medio ambiente saludable o en unas buenas condiciones de trabajo, pero hay un apreciación”, comenta en un comunicado de la Universidad de Groningen. “Esa apreciación puede influir sobre las fuerzas del mercado a través de los inversores”.

Los inversores prefieren no poner su dinero en empresas relacionadas con el trabajo infantil o que tienen por norma no preocuparse por el medio ambiente. Esto no se debe siempre a que los inversores consideren estos temas como especialmente importantes, sino porque un comportamiento “irresponsable” es en la actualidad arriesgado desde el punto de vista empresarial, dice el estudio. Los emprendedores “responsables” serán quienes capten la atención de los inversores. Como resultado, aunque la responsabilidad social no proporciona ganancias inmediatas, a largo plazo hará aumentar el valor de la empresa.

En la bolsa

En otro estudio suplementario, Dam sacó la conclusión de que las bolsas no reaccionan negativamente contra los bancos que luchan por el desarrollo sostenible. En concreto, investigó las diferencias que había entre los bancos que firmaron los Principios de Ecuador  y los que no los firmaron. Los Principios de Ecuador se establecieron mediante un tratado que obligaba a los bancos a adoptar ciertos puntos de referencia sociales y medioambientales. Dam descubrió que no había grandes diferencias entre unos y otros, salvo en la parte social, y que la mayor parte de los grandes bancos los habían suscrito. Detrás de este hecho está el que “los bancos no pueden arriesgarse y ser “irresponsables” porque muchos ojos están pendientes de lo que hacen”.

“Inversión responsable” es otro de los conceptos que ha incorporado Dam a sus estudios. Para este investigador, el problema de que las generaciones futuras tengan que “lidiar” con la polución que producen las generaciones actuales puede tener una solución en lo que llama “inversión responsable”. Una empresa que une sus principios sociales con sus principios medioambientales en sus métodos de trabajo se ve obligada a continuar con esos principios si quiere que el valor de sus acciones no se desplome. O sea, los futuros directivos de estas empresas tendrán que seguir estimulando el desarrollo sostenible. Se crea así una tradición de buenos principios que van pasando de generación en generación.

Paraísos de polución

Otro de los aspectos vinculados a la responsabilidad social corporativa que ha sido estudiado por Dam es lo que llama los “paraísos de la polución". Considera que las estrictas normas impuestas por la UE en lo que a emisiones se refiere, está haciendo que muchas multinacionales poco comprometidas se estén trasladando a países en vías de desarrollo, donde las normas son mucho menos severas.

Irse a este tipo de países no es una buena idea para las empresas comprometidas con su responsabilidad social. ¿Por qué? Para Dam, los efectos externos a la empresa, como el medio ambiente, las políticas sociales o el trabajo infantil, repercuten directamente sobre su valor. “Los inversores que miren hacia el futuro invertirán en compañías que no sean rentables hoy, pero que crearán valor en el futuro”, comenta.

Lo que parece claro es que cada vez más empresas piensan que la responsabilidad social corporativa no es tanto filantropía como un elemento estratégico. Una reciente encuesta  llevada a cabo por IBM Global Business Services entre 250 líderes empresariales de todo el mundo ha puesto de manifiesto que el 68% de ellos han asimilado que este tema es algo estratégico.

Basándose en las conversaciones que tuvieron lugar para realizar la encuesta, los líderes dejaron entrever que la responsabilidad social era una estrategia para conseguir un crecimiento sostenible. Esta visión más alta (alejada de la filantropía) demanda compromisos a más largo plazo, así como “una redefinición de los valores corporativos”, dice el informe.

Asimismo, requerirá que las empresas se esfuercen en entender lo que sus clientes y compradores desean dentro de las políticas de responsabilidad social. A este respecto, ha llamado la atención de los autores del estudio el hecho de que 76% de los lideres entrevistados reconocieran abiertamente que no comprendían las expectativas que tenían sus clientes en materia de responsabilidad corporativa.



Raúl Morales
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