La nanotecnología promete armas más destructivas que las nucleares

Los elementos para su fabricación estarán al alcance de cualquier país o grupo terrorista dentro de 20 años


La nanotecnología promete para los próximos 20 años armas del tamaño de una molécula que serán más destructivas que las nucleares, químicas y biológicas actuales: un bolígrafo podría destruir toda una ciudad. Cualquier país o grupo terrorista podrá disponer de ellas porque los materiales necesarios para su fabricación estarán por todas partes debido a los múltiples usos de las nanotecnologías. Aunque mejorarán las capacidades defensivas de los países pioneros, las nanoarmas cambiarán las reglas de la disuasión y los actuales esquemas de poder mundial. Los expertos advierten de la necesidad de adopar medidas legales y políticas preventivas. Por Yaiza Martínez.


Yaiza Martínez
24/07/2005

Escena de Soldado del futuro
La nanotecnología puede dar lugar a una nueva generación de armas con una capacidad de destrucción y de disuasión superiores a las del armamento nuclear, químico y biológico, que estarán al alcance de cualquier pequeño país o grupo terrorista, advierte la revista Signal, perteneciente a la Armed Forces Communications and Electronics Association.

La nanotecnología es el desarrollo y la aplicación práctica de estructuras y sistemas en una escala nanométrica: entre 1 y 100 nanómetros (un nanómetro es la mil millonésima parte de un metro). La nanotecnología se ocupa por tanto de la fabricación y el control de estructuras y máquinas del tamaño de las moléculas.

Las aplicaciones más prometedoras de esta ciencia, que aún no se ha desarrollado plenamente, son la energía, la agricultura, el tratamiento de las aguas, el tratamiento de enfermedades, la administración de fármacos, el procesamiento de alimentos, la contaminación, la construcción, la monitorización de la salud y la detección y el control de plagas.

Pero la nanotecnología también promete avances en otro campo no menos significativo, la industria armamentística, si bien los expertos no coinciden completamente respecto a lo que las evoluciones previsibles que la tecnología de lo más pequeño pueda aportar a los sistemas de defensa en las próximas décadas.

A corto plazo, la nanotecnología dará lugar a materiales más ligeros y fuertes con propiedades distintas a las de los materiales que conocemos hoy, lo que supondrá una importante transformación de los sistemas de armamentos.

Las propiedades de estos materiales podrán ser modificadas y controladas como se quiera: fibras inteligentes que pueden cambiar su color, características electrónicas o su forma; sistemas inteligentes o super materiales, realizados con componentes de precisión atómica, lo que puede llevar a estructuras moleculares con alta conductividad eléctrica o potencia.

Armas del futuro

A más largo plazo, la nanotecnología servirá para desarrollar armas biológicas inteligentes, capaces de buscar y dañar a humanos indefensos. En una sola maleta podrían caber millones de armas de este tipo, cargadas de capacidad destructora.

Las nanoarmas se podrán dirigir con mucha más precisión que las actuales y provocarán la incertidumbre respecto a las capacidades del adversario. Asimismo, darán menos tiempo de respuesta a un ataque y mejorarán la capacidad de dirigir la destrucción de los recursos del enemigo.

Materiales capaces de reconfigurarse también estarán a disposición de los militares. Gracias a la nanotecnología, estos materiales inteligentes cambiarán de forma tanto como los músculos humanos.

Por ejemplo, en el campo de batalla una mochila podría transformarse en un arma rápidamente, luego en una tienda de campaña, y luego en un arma de nuevo. Estas armas serán invisibles para los satélites y para el ojo humano, por lo que estarán fuera de control. De ahí viene su principal peligro.

Comunicaciones y sensores

Otro de los aspectos militares relacionados con la nanotecnología se refiere e las comunicaciones, destaca la revista Signal. En otro artículo, la revista cuenta los planes del New Jersey Nanotechnology Consortium, fundado hace tres años por Lucent Technologies y los laboratorios Bell, que incluyen importantes desarrollos nanotecnológicos relacionados con la defensa.

Lo que se pretende con las comunicaciones es aumentar la capacidad de acceso entre los satélites y las estaciones terrestres mediante el uso de nanotecnologías. Sensores basados en nanotecnologías es otro de los objetivos de estas investigaciones en curso. Permitirían observar la superficie terrestre y el fondo del mar mediante lentes que funcionan como el ojo humano.

También se trabaja en nanosensores con la misma capacidad olfativa que un perro, así como en nanomicrófonos que eliminan el ruido de fondo de un campo de batalla, limpiando las comunicaciones.

La creación de un interfaz biológico hombre máquina, capaz de conseguir que un arma reconozca a su dueño y sólo actúe bajo sus órdenes (al igual que un perro), es otro campo de investigación con fines militares, así como la creación de nanopartículas generadoras de luz para las telecomunicaciones sin necesidad de laser.

La detección de campos magnéticos débiles, como el de un rifle o el de un submarino, capaces de activar medidas defensivas anticipadas que neutralicen un ataque, es otro campo de las investigaciones militares en nanotecnologías.

Armas más capaces

Pero la nanotecnología no servirá sólo para crear nuevas generaciones de armas, sino que las armas ya existentes pueden aumentar su capacidad destructora hasta límites insospechados.

Por ejemplo, los fusiles serán más potentes, y sus balas podrán dirigirse hacia el objetivo deseado incluso con lecturas de ADN. Los materiales para la aviación serán más ligeros y de mayor rendimiento y, al estar fabricados con una mínima cantidad de metal, serán mucho más difíciles de detectar por radar.

Por lo general, se considera que las armas basadas en las nanotecnologías tendrán una capacidad de destrucción masiva superior a la de las armas nucleares, químicas y biológicas. La diseminación de estas armas nanotecnológicas será inevitable y la disuación nuclear (que impide un ataque porque supone la destrucción de los dos países beligerantes) dejará de tener sentido porque cualquier país podrá derrotar a su enemigo en un primer ataque sin represalias posibles.

Al respecto, puede pensarse en el lanzamiento de nanorobots desde un avión sobre el campo enemigo, con capacidad de dañar la electrónica adversaria, inflitrarse en el cuerpo de los soldados o dormir en su sangre hasta que son activados por una señal… Son algunos de los escenarios plausibles diseñados por estrategas militares.

La gran diferencia respecto a estas armas convencionales, es que las armas nanotecnológicas serán accesibles con mucha facilidad a pequeños países y grupos terroristas, ya que los materiales necesarios para su fabricación estarán por todas partes debido a los múltiples usos civiles de las nanotecnologías.

Ventajas defensivas

Desde otra perspectiva, las nanotecnologías pueden también aportar grandes ventajas, como mejorar la capacidad defensiva de un país detectando con mucho tiempo a un posible agresor o disponiendo de armas del tamaño de un bolígrafo con capacidad para destruir toda una ciudad.

Investigaciones en curso en Estados Unidos pretenden conseguir mallas capaces de proteger de radioactividad a los soldados y que podrían servir al mismo tiempo para actuar como compresas ante las heridas. Otras investigacioones nanotecnológicas pretenden disminuir el estrés de los soldados y aumentar su capacidad de movimiento en el campo de batalla.

Otra ventaja teórica es que las nanotecnologías pueden aportar armas más limpias y seguras que causen menos daños colaterales que las convencionales, sin olvidar las capacidades experimentales de nanorobots espías.

Sin embargo, la primera preocupación en lo que respecta al desarrollo de estas armas es la toxicidad. Productos que a niveles no moleculares no resultan tóxicos, permitidos incluso por los ministerios de sanidad en los alimentos, podrían ser enormemente tóxicos a nivel nanométrico.

Según Signal, la nanotecnología va a suponer una gran revolución industrial que no será exclusiva de Estados Unidos, que aún va a la cabeza en este sector, sino que también se dará en otros países al mismo tiempo.

Estados Unidos es uno de los países en los que más se está desarrollando la nanotecnología, pero China es especialmente ambiciosa en este campo. El número de ingenieros especializados en esta rama de la tecnología en China es mayor que en Estados Unidos, lo que supone un riesgo para los norteamericanos, que no podrán hacerle frente en 20 ó 30 años. La India también está investigando seriamente en este sector.

Medidas preventivas

Para evitar los posibles problemas derivados de este desarrollo, en cada nación deberían evaluarse las consecuencias del desarrollo de esta industria, y las necesidades legislativas. En Estados Unidos diversas empresas trabajan ya en nanotecnología, por lo que el desarrollo de este sector podría ser más rápido de lo esperado, y sus consecuencias aún no han sido medidas por las instituciones pertinentes.

En lo que se refiere al terreno militar, la legislación debería ponerse en marcha rápidamente. Los peligros que entraña la nanotecnología no tienen precedentes. Según especialistas norteamericanos, el trabajo en nanotecnología en Arabia Saudí, por ejemplo, podría caer fácilmente en manos de al-Qaida o de cualquier grupo terrorista sin escrúpulos.

Cualquier país podría hacer un uso inadecuado de esta tecnología puntera, con fines tan dañinos que no tendrían precedentes. ¿Cómo podrían legislarse una serie de armas invisibles? ¿De qué forma se podría controlar el daño que serían capaces de hacer?

Por eso son necesarias cada vez más las políticas que controlen la nanotecnología, especialmente a partir de los próximos 15 años, advierte el Foresight Institute de Palo Alto, en California. La labor de este instituto es ayudar a preparar a la sociedad para hacer frente a las tecnologías más avanzadas, especialmente a la nanotecnología.

De esta forma, la nanotecnología armamentística podría desestabilizar las relaciones internacionales, puesto que provocaría la imposibilidad de vigilar a los países enemigos, aumentaría la posibilidad de ataque a personas en vez de a lugares y también haría crecer el número de países con capacidad de destrucción global. Asimismo, podría acabar con el control de los países más poderosos.

De confirmarse los escenarios nanotecnológicos previstos en el campo militar, donde la carrera por el liderazgo ya ha empezado, nos adentraríamos en una situación histórica inédita sobre cuyos peligros alertan cada vez con más claridad los expertos que investigan en este campo.



Yaiza Martínez
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