La música ayuda a los bebés a procesar los sonidos del habla

Otro estudio muestra el distinto efecto de la consonancia en humanos y roedores


Un estudio de la Universidad de Washington (Seattle, EE.UU.) muestra que una serie de sesiones de juego con música mejoraron el procesamiento cerebral de los sonidos musicales y del habla de bebés de 9 meses de edad. En la Universidad Pompeu Fabra, por su parte, han demostrado que la consonancia musical ayuda a los humanos a aprender patrones abstractos, pero no a los roedores.


27/04/2016

Imagen: thedanw. Fuente: Pixabay.
Un estudio realizado por científicos del Institute for Learning & Brain Sciences (I-LABS) de la Universidad de Washington (UW, Seattle, EE.UU.) muestra que una serie de sesiones de juego con música mejoró el procesamiento cerebral de los sonidos musicales y del habla de bebés de 9 meses de edad.

"Nuestro estudio es el primero con bebés que sugiere que experimentar un patrón rítmico de la música también puede mejorar la capacidad de detectar y hacer predicciones acerca de los patrones rítmicos en el habla", dice la autora principal Christina Zhao, investigadora postdoctoral en I-LABS, en la información de UW.

"Esto significa que las experiencias musicales cautivadoras y tempranas pueden tener un efecto más global en las habilidades cognitivas", dice Zhao. El artículo se ha publicado en Proceedings of the National Academy of Sciences.

"Los bebés experimentan un mundo complejo en el que los sonidos, las luces y las sensaciones varían constantemente", dice la co-autora Patricia Kuhl, co-directora de I-LABS. "El trabajo del bebé es reconocer los patrones de actividad y predecir lo que va a ocurrir a continuación. La percepción de patrones es una importante habilidad cognitiva, y la mejora de esa capacidad temprana puede tener efectos duraderos en el aprendizaje".

Al igual que la música, el lenguaje tiene fuertes patrones rítmicos. El ritmo de sílabas ayuda a los oyentes a distinguir un sonido de voz de otro y entender lo que alguien está diciendo. Y es la capacidad de identificar las diferencias en los sonidos del habla la que ayuda a los bebés a aprender a hablar.

Experimento

Los investigadores de I-LABS diseñaron un experimento aleatorio controlado para ver si la enseñanza de un ritmo musical a los bebés podría ayudarles con los ritmos del habla.

En el transcurso de un mes, 39 bebés asistieron con sus padres a 12 sesiones de juego de 15 minutos en el laboratorio. En grupos de dos o tres, los bebés se sentaron con sus padres, quienes los guiaron a través de las actividades.

En el grupo musical, de 20 bebés, se reproducían grabaciones de música para niños mientras el experimentador dirigía a los bebés y sus padres, que daban golpecitos al compás de la música.

Todas las canciones estaban en tres tiempos -como en un vals-, elegida por los investigadores por ser relativamente difícil de aprender para los bebés.

Los 19 bebés del grupo de control asistieron a sesiones de juego que no implicaban música. En su lugar, jugaron con coches de juguete, bloques y otros objetos que requerían movimientos coordinados sin música.

"Tanto en los grupos de música como en los de control, dimos a los bebés experiencias sociales, que requerían su participación activa e incluían movimientos del cuerpo: estas son todas las características que sabemos que ayudan a la gente a aprender", dice Zhao. "La diferencia clave entre los grupos de juego era si los bebés se movían para aprender un ritmo musical."

Una semana después de que terminaran las sesiones de juego, las familias regresaron al laboratorio para medir las respuestas del cerebro de los bebés. Los investigadores utilizaron magnetoencefalografía (para ver la ubicación exacta y la cadencia de la actividad cerebral.

Escáner

Mientras estaban sentados en el escáner cerebral, los bebés escucharon una serie de sonidos de música y del habla, reproducidos a un ritmo que era perturbado de vez en cuando. El cerebro de los bebés mostraba una respuesta particular para indicar que podía detectar la perturbación

Los investigadores centraron sus análisis en dos regiones del cerebro, la corteza auditiva y la corteza prefrontal, que son importante para habilidades cognitivas tales como el control de la atención y la detección de patrones.

Los bebés del grupo de música presentaban respuestas cerebrales más fuertes para la perturbación tanto del ritmo de la música como el del habla, en la corteza auditiva así como en la prefrontal, en comparación con los bebés del grupo de control.

Esto sugiere que la participación en las sesiones de juego con música mejoró la capacidad de los bebés para detectar patrones de sonidos.

Consonancia

La Universidad Pompeu Fabra de Barcelona ha desarrollado un trabajo en la misma línea, que ha puesto de manifiesto que los humanos apreciamos la consonancia en el procesamiento de la armonía musical, un aspecto de la música que no pueden hacer otros seres vivos, como se ha evidenciado en un modelo de roedores.

Juan Manuel Toro, profesor del Departamento de Tecnologías de la Información y las Comunicaciones y jefe del Grupo de Investigación en Lenguaje y Cognición Comparada (LCC) en el Centro de Cognición y Cerebro, junto con Paola Crespo Bojorque, del LCC, ha publicado el artículo en Journal of Comparative Psychology.

En música, la armonía trata del estudio de los sonidos que se producen de manera simultánea, es decir, los acordes. En un intervalo armónico, dos sonidos que se escuchan a la vez pueden producir en el oyente dos sensaciones diferentes: consonancia y disonancia. Como explica Toro en la nota de prensa - de la UPF, "los humanos tendemos a percibir como placenteros los acordes consonantes y como desagradables los disonantes".

El diseño experimental de la investigación de Toro y Crespo ha consistido en varios experimentos de aprendizaje de patrones abstractos en modelo murino (Rattus norvegicus) en comparación con humanos, con estímulos musicales consonantes o disonantes.

La experiencia de la armonía en música, ausente en animales, parece ser fundamental para beneficiarse de la consonancia, como se desprende de los resultados del estudio, los cuales ponen de manifiesto que los seres humanos aprendemos más fácilmente patrones abstractos con la ayuda de acordes consonantes placenteros que con acordes disonantes molestos.

Por el contrario, en animales no humanos, se demuestra que la consonancia no tiene ningún efecto en el aprendizaje de patrones abstractos: aprenden con la misma facilidad con acordes consonantes que con disonantes.

Referencias bibliográficas:

T. Christina Zhao, Patricia K. Kuhl: Musical intervention enhances infants’ neural processing of temporal structure in music and speech. Proceedings of the National Academy of Sciences (2016). DOI: 10.1073/pnas.1603984113.

Crespo-Bojorque, P., & Toro, J. M.: Processing Advantages for Consonance: A Comparison Between Rats (Rattus norvegicus) and Humans (Homo sapiens). Journal of Comparative Psychology (2016). DOI: 10.1037/com0000027.



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