La memoria auditiva provoca “ruidos en la cabeza”, según un estudio

Una vez más, el cerebro es el responsable


Investigadores expertos en el sistema auditivo han logrado determinar la causa básica de los acúfenos. Según el estudio realizado, estos molestos "ruidos en la cabeza" se producen debido a la existencia de una memoria auditiva que se forma en nuestro cerebro. Por eso, las personas que padecen sordera congénita no sufren de acúfenos o “tinnitus”, pues en ningún momento han percibido sonidos que les permitan generar dicha memoria. Por Anabel Paramá.


Anabel Paramá
11/04/2016

Interior del oído. Imagen: DasWortgewand. Fuente: Pixabay.
Probablemente, todos en algún momento de nuestra vida hayamos escuchado un ruido, un pitido o un zumbido en nuestro oído sin que exista una fuente de sonido externa que los produzca. De repente ya no están.

Sin embargo, un porcentaje de la población (entre el 10 y el 15%) escucha este molesto ruido continuamente; y no cesa en ningún momento. Para ellos, no existe el silencio y el ruido llega a alterar de forma considerable su calidad de vida.
 
Estos ruidos son los acúfenos o tinnitus. Constituyen una afección poco conocida y un serio problema de salud al que, quizás, no le prestamos la importancia que merece. Los acúfenos pueden causar trastornos de sueño, angustia, ansiedad e incluso depresión. Provocan cierta sensación de locura cuando son muy intensos. 
 
Por el día, los ruidos internos se notan menos puesto que los ruidos externos los difuminan. Sin embargo, el drama llega cuando se hace de noche. El silencio se intensifica, y el ruido interno se hace más notable, lo que impide que el paciente conciba el sueño. Éste se pone nervioso, padece de insomnio, y acaba por entrar en una dinámica que afecta a otros aspectos de su salud.
 
Pues bien, esto es lo que ha llevado a investigadores de la Universidad de Calgary (Canadá) y de la Hannover Medical School (de Alemania) a profundizar en el tema. Los científicos han logrado así determinar por qué se producen estos zumbidos en los oídos, tal y como han publicado en Hearing Research.
 
Para ello, revisaron evidencias del desarrollo de mapas tonotópicos (distribución de las frecuencias de los sonidos percibidos en el oído en el cerebro) en animales. Comprobaron que la aparición de acúfenos o tinnitus requiere de un mapa somatotópico establecido y utilizado, que conduce a la formación de la memoria somática correspondiente. La falta de tal experiencia explica la ausencia de tinnitus en la sordera congénita bilateral y unilateral
 
Según los investigadores, para padecer acúfenos es necesario que exista una memoria auditiva previa a la pérdida de la audición. En caso de no existir, esta memoria la persona no padecerá acúfenos en el oído u oídos sordos.

El cerebro es el responsable
 
Acúfenos, tinnitus, “ruidos en la cabeza”, zumbidos, son algunos de los nombres que se les da a la percepción de sonidos que se escuchan durante 24 horas en nuestra cabeza, en ausencia de fuentes de sonido físicos internos o externos al cuerpo.
 
Los acúfenos no constituyen una enfermedad en sí. Se consideran desórdenes que indican que algo funciona mal en el sistema auditivo. Pues bien, la investigación en neurociencia ha comenzado a revelar que los acúfenos son generados por el propio cerebro. Así que, a pesar de oír estos ruidos en el oído, el problema realmente se encuentra en las redes de células cerebrales o circuitos neuronales. En definitiva, en el cerebro.
 
La aparición de acúfenos se atribuye, fundamentalmente, a la pérdida de audición y al estrés (emocional y psicosocial), además de a diversas enfermedades infecciosas (paperas, meningitis, entre otras) o incluso la ingesta de determinados fármacos, entre otros.
 
Estos desórdenes pueden padecerlos personas que se han quedado totalmente sordas. Algo paradójico. Si no escuchan sonidos procedentes del exterior, ¿cómo escuchan estos ruidos internos? Y es más, las personas que padecen sordera congénita no padecen acúfenos y sin embargo, la percepción del sonido es la misma. Nula. Entonces ¿qué explicación tiene este suceso? ¿Por qué unos lo padecen y otros no?
 
El motivo
 
Eggermont y Kral, los autores de esta investigación, han llegado a determinar que la existencia de memoria auditiva (memoria somática) es la que provoca la formación de los acúfenos.

Los recuerdos que constituyen la memoria se forman en base a proyecciones cerebrales iniciales de determinados sonidos y a su mantenimiento activo durante el desarrollo. En esta memoria se recogen diferentes frecuencias de sonidos que percibimos del exterior, conformando el denominado mapa tonotópico.
 
Así, las personas que han perdido capacidad auditiva en algún momento de la vida, han podido desarrollar dichos mapas hasta ese mismo instante de producirse la pérdida. Ante esta nueva condición de privación de audición en uno o en los dos oídos, el cerebro intenta adaptarse a la nueva situación. Cuando fracasa es cuando se generan los acúfenos.
 
Esto no sucede en personas que padecen sordera congénita ya que no han percibido ningún tipo de entrada sonora. Por lo que no existe una conformación del sistema auditivo a través de la experiencia vital. Como consecuencia los mapas tonotópicos formados son rudimentarios. No existe formación de memoria somática y, por tanto, no se desarrollarán acúfenos.
 
¿Y si existe un implante coclear?
 
Afortunadamente, la tecnología ha dado pasos de gigante para solucionar los problemas auditivos, tanto para los congénitos como para los adquiridos con el paso de los años. Es el caso del desarrollo de audífonos e implantes cocleares.
 
Los investigadores han detectado que los acúfenos pueden aparecer en personas con sordera congénita, pero, después de ser sometidos a un implante coclear. Los acúfenos son observados más frecuentemente en el oído implantado. Por lo que los autores del trabajo que nos ocupa sugieren que es un subproducto de la formación de la correspondiente memoria somática generada después de la activación del oído implantado. Algo semejante a lo que sucede en amputados.
 
Ahora bien, sólo parecen sentirlos cuando apagan los implantes, tal y como comprobaron en niños que recibieron un implante. La presencia de acúfenos ocurre más comúnmente cuando no se usa el implante, por ejemplo, cuando se van a la cama.
 
Esas personas tras la implantación, han comenzado a percibir distintos sonidos del exterior. Esto hace que su memoria auditiva reactualice su configuración. Por lo que, potencialmente, los implantes pueden causar acúfenos en el oído implantado si el mapa tonotópico ha sido parcialmente restaurado.

De tal forma, que en el momento en que apagan los implantes dejan de percibir sonidos. Digamos que vuelven a su condición de “sordos congénitos”. Sin embargo, su memoria auditiva ya existe, por lo tanto, el cerebro, como hemos comentado intenta adaptarse. Como resultado se inician los acúfenos.
 
Este interesante trabajo ayuda a entender qué ocurre en el cerebro para que se formen  estos molestos zumbidos. Estamos ante un complejo problema de difícil solución y con multitud de aspectos por aclarar. Ahora bien, como siempre, paulatinamente la ciencia irá dando pasos que permitirán que las personas que sufren de acúfenos puedan convivir con su enemigo.

Referenica bibliográfica:

Eggermont JJ, Kral A. Somatic memory and gain increase as preconditions for tinnitus: Insights from congenital deafness. Hearing Research (2016). DOI: doi:10.1016/j.heares.2015.12.018.
 



Anabel Paramá
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