La materia oscura y el fin del mundo: ¿Existe una correlación?

Un nuevo modelo establece que las extinciones masivas de la vida en la Tierra estarían vinculadas a esta materia, que aún no se sabe muy bien qué es


La misteriosa materia oscura, siempre inferida y nunca vista, podría haber jugado un papel clave en las extinciones masivas de la vida en la Tierra. Así lo señala un modelo creado por un biólogo de la Universidad de Nueva York. Según este, a lo largo de su viaje por la Vía Láctea, la Tierra se encuentra con partículas de dicha materia que son capaces de calentar su núcleo, propiciando catastróficos eventos geológicos. La materia oscura podría asimismo ‘empujar’ a cometas –como el que acabó con los dinosaurios- contra la Tierra.


Redacción T21
19/02/2015

Los astrónomos denominan materia oscura a una materia de composición desconocida que conforma –calculan- alrededor del 27% del universo. Deducida a partir de sus efectos gravitacionales en la materia visible del cosmos (como las estrellas o planetas), esta materia no emite la suficiente radiación electromagnética como para ser observada directamente.
 
A pesar de ello, podría ser determinante en la historia de nuestro planeta, afirma un profesor de biología de la Universidad de Nueva York llamado Michael Rampino.
 
A partir de una investigación, Rampino ha concluido que la trayectoria que la Tierra hace alrededor del disco de nuestra galaxia, la Vía Láctea, podría tener un efecto directo y significativo sobre los fenómenos geológicos y biológicos que han ocurrido y que ocurren en nuestro planeta.
 
La razón: durante esos desplazamientos, la Tierra atraviesa una materia oscura que puede perturbar las órbitas de los cometas, provocando su choque con nuestro planeta; y también provocar un calentamiento adicional del núcleo terrestre, de consecuencias devastadoras. Ambos fenómenos estarían conectados con eventos de extinciones masivas, como los que ya ha vivido la Tierra en diversas ocasiones.
 
El universo y la extinción de los dinosaurios

El disco es la región de la Vía Láctea en la que reside nuestro sistema solar. Esta zona está llena de estrellas y nubes de gas (es la parte de la galaxia que más gas contiene) y de polvo. De hecho, en él aún se dan procesos de formación estelar. Pero, además, en el disco galáctico también hay cierta concentración de partículas de materia oscura.
 
Estudios previos habían demostrado que la Tierra (‘siguiendo’ a nuestro Sol) gira alrededor de la Vía Láctea una vez cada entre 225 y 250 millones de años (ciclo que se conoce como “año galáctico”).
Rampino analizó los patrones de las trayectorias de la Tierra a lo largo de este extensísimo viaje. Y ha deducido que dichos patrones se correlacionan (cada 30 millones de años) con momentos de impactos de cometas y de extinciones masivas de la vida en nuestro planeta.
 
Un ejemplo sería la extinción masiva del cretácico terciario, más conocida como la extinción de los dinosaurios, acaecida hace 65 millones de años. En aquella ocasión, cerca del 75% de los géneros biológicos desaparecieron, entre ellos la mayoría de los dinosaurios, los reptiles voladores, la mayor parte de reptiles acuáticos y los ammonites.

La ‘malignidad’ de la materia oscura
 
Este hecho, afirma Rampino, se debe a que, a medida que la Tierra y el sistema solar en que esta se encuentra se desplazan por la Vía Láctea, los cometas de nuestro sistema solar sufren los efectos de la materia oscura presente en el disco galáctico. Es decir, esta materia va perturbando las trayectorias de los cometas que normalmente están en órbita cerca de la Tierra, en el Sistema Solar exterior.
 
En otras palabras, que los cometas que normalmente viajan a grandes distancias de nuestro planeta, pueden tomar caminos inusuales como consecuencia del efecto gravitatorio de la materia oscura, y acabar chocando contra la Tierra.
 
Pero, además de este riesgo, el recorrido de la Tierra a través de la galaxia conlleva otro más: la acumulación de partículas de materia oscura en el núcleo del planeta a medida que la Tierra avanza por el disco. Con el tiempo, estas partículas de se aniquilarían entre sí, produciendo un calor considerable.
 
La consecuencia sería que ese calor extra presente en el núcleo podría desencadenar cambios dramáticos en la actividad geológica y biológica de la Tierra, como erupciones volcánicas, la formación de montañas, las reversiones del campo magnético o cambios en el nivel del mar.
 
Un destino cósmico
 
Según un comunicado de la Royal Astronomical Society, el modelo de las interacciones de materia oscura con la Tierra creado por Rampino podría tener un gran impacto en nuestra comprensión de la evolución geológica y biológica de la Tierra, así como de otros planetas dentro de nuestra galaxia.
 
Rampino cree, por su parte, que la materia oscura podría ser la explicación a los grandes eventos de extinción a escala que ha sufrido la Tierra a lo largo de su historia; y que, por lo tanto, “la materia oscura podría tener una influencia directa sobre la vida en nuestro planeta”.
 
En adelante, sugiere el investigador, los geólogos podrían incorporar estos hallazgos astrofísicos para comprender mejor los acontecimientos que hasta ahora se pensaban netamente ‘terrestres’. Asimismo, el modelo creado, añade, proporciona nuevos conocimientos acerca de la posible distribución y el comportamiento de la materia oscura dentro de la galaxia.
 

Referencia bibliográfica:
 
Michael R. Rampino. Disc dark matter in the Galaxy and potential cycles of extraterrestrial impacts, mass extinctions and geological events. Monthly Notices of the Royal Astronomical Society (2015). DOI: 10.1093/mnras/stu2708.
 
 
 



Redacción T21
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