La marginación social conduce al pensamiento conspiracionista

Cuando la gente se siente excluida, tiende a asumir creencias falsas que den sentido a sus vidas


La marginación social conduce al pensamiento conspiracionista, ha descubierto un estudio. Cuando la gente se siente excluida, busca el sentido de la vida en experiencias cotidianas, muchas veces en historias falsas que les llevan a compartir teorías conspiratorias y a alejarse de sus familias y de la sociedad.


Princeton University/T21
17/02/2017

Recientes sondeos han demostrado que numerosos blancos surgidos de la clase obrera en Estados Unidos se sienten excluidos de la sociedad y que esta es una de las razones por las cuales muchos de ellos votaron al presidente Donald Trump. Muchos de estos partidarios se han creído la desinformación difundida a través de Internet, particularmente las historias que justificaban sus propias creencias.

Una nueva investigación puede explicar por qué tanta gente está dispuesta a creer historias tan exageradas como falsas. Según un estudio de la Universidad de Princeton publicado en el Journal of Experimental and Social Psychology, la exclusión social conduce al pensamiento conspiracionista, informa la citada universidad en un comunicado.

El estudio, que no investigó directamente a los partidarios de Trump, sino a dos muestras aleatorias de personas, constató que el sentimiento de desesperanza causado por la exclusión social puede llevar a la gente a buscar sentido a sus vidas en historias milagrosas que no son necesariamente ciertas.

Este pensamiento conspirador conduce a un ciclo peligroso, según Alin Coman, co-autor principal y profesor adjunto de psicología y relaciones públicas en Princeton. Cuando las personas que tienen ideas conspiratorias comparten sus creencias, este pensamiento les puede alejar de sus familias y sus amigos, aumentando la exclusión. Asimismo, puede llevarles a unirse a comunidades dominadas por la teoría de la conspiración, donde se sienten acogidos, lo que refuerza aún más sus creencias.

En la primera parte del estudio, los investigadores reunieron a 119 participantes a través del servicio Mechanical Turk d’Amazon. Los participantes participaron en cuatro etapas diferentes. En primer lugar, se les requirió para que escribieran sobre un acontecimiento negativo que les había ocurrido a algún familiar o amigo. Y a continuación tenían que anotar en qué medida registraban 14 emociones diferentes, incluida la exclusión, al recordar esos episodios.

Luego rellenaron un cuestionario que tenía 10 frases, para que valoraran puntuando cada una de ellas, si eran falsas o ciertas. Estas frases eran del tipo “busco un sentido a mi vida” o “he descubierto un objetivo satisfactorio para dar sentido a mi vida”.

Por último, los participantes tenían que indicar en qué medida compartían tres diferentes creencias conspiratorias. Se trataba de las siguientes creencias: “las farmacéuticas se niegan a curar por motivos económicos”, “los gobiernos utilizan mensajes emocionales para influir en las decisiones de la gente” y por último, “los acontecimientos ocurridos en el Triángulo de las Bermudas son una demostración de actividad paranormal”.

Estas tres teorías conspiranoicas fueron elegidas por su popularidad, según Coman, ya que la sociedad norteamericana está muy enganchada a esas tres teorías de la conspiración.

Hipótesis confirmada

Después del análisis de los datos, se confirmó que la exclusión social conduce a creencias supersticiosas y que estas creencias son la consecuencia de una búsqueda de sentido en las experiencias cotidianas.

Los que se sienten excluidos pueden preguntarse por qué están marginados, lo que les lleva a buscar sentido a sus vidas. Y buscando este sentido de la vida, estas personas pueden asumir ciertas teorías de la conspiración, según Coman.

En la segunda parte de la investigación, los investigadores quisieron determinar si el grado de marginación de una persona influye en sus creencias conspiranoicas.

Para ello, reunieron a otros 120 voluntarios, todos ellos estudiantes de su universidad, a los que les pidió que escribieran dos párrafos describiéndose a sí mismos, uno explicando "lo que significa ser yo" y otro explicando "El tipo de persona que quiero ser".

Luego cada uno de los voluntarios se unió a otros dos voluntarios para formar diferentes grupos, que a su vez fueron seleccionados, unos para realizar una tarea (reflejo de inclusión social), otros para no participar en ninguna actividad (reflejo de marginación) y un tercer grupo de control, no seleccionado para nada.

Después de vivir en el experimento una experiencia de marginación y de inclusión, este segundo grupo investigado realizó el mismo recorrido de la  primera parte del estudio, para medir en ellos cómo la exclusión social está asociada a la aceptación de las teorías de la conspiración.

Este segundo grupo reprodujo los resultados del primero, proporcionando pruebas experimentales sólidas de que, si una persona se siente marginada socialmente, entonces estará más inclinada a adscribirse a una teoría conspiratoria.

En términos de política, los hallazgos destacan la necesidad de inclusión, especialmente entre las poblaciones en riesgo de exclusión, señalan los investigadores.

"Al elaborar leyes, reglamentos, políticas y programas, los responsables de las políticas deberían preocuparse de si la gente se siente excluida por su promulgación", dice Coman. "De lo contrario, podemos crear sociedades propensas a difundir creencias inexactas y supersticiosas".

Referencia

The dark side of meaning-making: How social exclusion leads to superstitious thinking. Journal of Experimental Social Psychology, Volume 69, March 2017, Pages 218–222. http://dx.doi.org/10.1016/j.jesp.2016.10.003



Princeton University/T21
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