La “hormona del amor” reduce síntomas del autismo

Dos estudios revelan que la oxitocina puede mejorar la cognición social en niños y adultos con este trastorno


Una sola dosis de la hormona oxitocina - también conocida como “hormona del amor”‎- suministrada a través de un spray nasal ha demostrado mejorar la actividad cerebral durante el procesamiento de información social en niños con trastornos del espectro autista. Los resultados coinciden con los obtenidos en una investigación de 2002 con adultos autistas. En aquel caso, esta hormona mejoró la cognición social de los pacientes. Por Marta Lorenzo.


Marta Lorenzo
05/12/2013

Una sola dosis de la hormona oxitocina u "hormona del amor"‎, suministrada a través de un spray nasal, ha demostrado mejorar la actividad cerebral durante el procesamiento de información social en niños con trastornos del espectro autista, informan investigadores de la Yale School of Medicine‎ de EEUU.

"Este es el primer estudio de evaluación del impacto de la oxitocina en la función cerebral en niños con trastornos del espectro del autismo", explica Ilanit Gordon, primera autora del artículo sobre la investigación que publica Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS), y profesora del Yale Child Study Center.

Gordon y sus colaboradores realizaron un estudio de método doble ciego (herramienta que se usa para prevenir que los resultados de una investigación puedan estar influidos por el efecto placebo o por el sesgo del observador) con 17 niños y adolescentes con trastornos del espectro autista.

A los participantes, de edades comprendidas entre los ocho y los 16 años y medio, se les suministró al azar un aerosol con oxitocina o un aerosol nasal con un placebo, durante una tarea que implicaba hacer juicios sociales. La oxitocina es una hormona de origen natural hormona producida en el cerebro y en todo el cuerpo.

Normalización temporal

"Descubrimos que los centros del cerebro asociados con la recompensa y la emoción del reconocimiento respondieron más durante las tareas sociales cuando los niños habían recibido oxitocina en lugar de placebo", afirma Gordon en un comunicado de la Universidad de Yale.

"La oxitocina normalizó temporalmente las regiones cerebrales responsables de los déficits sociales observados en niños con autismo”, asegura la investigadora.

Gordon señala que, en general, la oxitocina facilita la sintonía social, un proceso que hace que las regiones del cerebro implicadas en el comportamiento y la cognición sociales se activen más en respuesta a estímulos sociales (como la visión de gestos) y menos ante estímulos no sociales (como los automóviles).

"Nuestros resultados son particularmente importantes, teniendo en cuenta la urgente necesidad de tratamientos para atajar la disfunción social en trastornos del espectro autista", agrega Gordon.

Estudio previo con adultos

En 2006, el investigador Eric Hollander, del Albert Einstein College of Medicine de la Universidad Yeshiva de Nueva York, ya señaló en el encuentro anual de la American College of Neuropsychopharmacology que la oxitocina podía ser eficiente como del tratamiento del autismo, un trastorno cuyos síntomas han sido relacionados con esta hormona.

En una investigación realizada por este científico en 2002 y detallada en Nature Neuropsychopharmacology ese mismo año, se suministró a adultos con autismo o trastorno de Asperger una dosis intravenosa de oxitocina o placebo durante un período de cuatro horas.

Durante ese tiempo, se controlaron en los participantes las conductas repetitivas características de los trastornos del espectro del autismo, entre ellas la necesidad de repetir frases o de tocar cosas.

Se constaron entonces resultados clínica y estadísticamente significativos. Hollander observó una rápida reducción de los comportamientos repetitivos durante el tiempo de suministro de oxitocina, algo que no se produjo cuando se suministró el placebo.

Los investigadores también analizaron los efectos de la oxitocina en la cognición social (los pacientes con autismo a menudo son incapaces de detectar las emociones de los demás a partir de señales faciales o de la voz).

Para poner a prueba la capacidad de los participantes para asignar significado al discurso, les fueron presentadas una serie de frases con contenido semántico neutro pero bajo diferentes entonaciones, como de ira, tristeza o la felicidad. Luego se les pidió que identificaran esas emociones.

Curiosamente, aquellos participantes que recibieron oxitocina en el primer día de pruebas habían retenido la capacidad de asignar significado afectivo a las voces, dos semanas después de recibir la dosis. Este efecto no se observó entre los participantes que recibieron el placebo el primer día de pruebas.

Hollander y sus colegas fueron los primeros en analizar los efectos de la oxitocina, suministrada por vía intravenosa o nasal, en los síntomas de trastornos del espectro autista.

Referencias bibliográficas:

Ilanit Gordon, Brent C. Vander Wyk, Randi H. Bennett, Cara Cordeaux, Molly V. Lucas, Jeffrey A. Eilbott, Orna Zagoory-Sharon, James F. Leckman, Ruth Feldman, y Kevin A. Pelphrey. Oxytocin enhances brain function in children with autism. PNAS (2013). DOI: 10.1073/pnas.1312857110.

Eric Hollander, Sherie Novotny, Margaret Hanratty, Rona Yaffe, Concetta M DeCaria, Bonnie R Aronowitz y Serge Mosovich. Oxytocin Infusion Reduces Repetitive Behaviors in Adults with Autistic and Asperger's Disorders. Nature Neuropsychopharmacology (2002). DOI: 10.1038/sj.npp.1300021.



Marta Lorenzo
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