La hipersensibilidad electromagnética sigue siendo un misterio

Un nuevo estudio descarta una relación causa-efecto entre estas ondas y los síntomas asociados


Una nueva investigación, desarrollada durante casi cuatro años por 40 expertos, ha confirmado que no existe una relación causa efecto entre las ondas electromagnéticas y los síntomas supuestamente asociados a esta radiación. El origen de esta patología, no reconocida como enfermedad, sigue siendo un misterio.


Redacción T21
03/04/2018

La Organización Mundial de la Salud reconoce como una patología, pero no como enfermedad, la hipersensibilidad electromagnética. Señala que la industrialización y las sucesivas revoluciones tecnológicas han aumentado considerablemente la diversidad de fuentes de campo electromagnético.

Se refiere a las pantallas de televisión y ordenadores, a los teléfonos móviles y sus estaciones de base y constata que desde hace tiempo muchas personas acusan problemas de salud atribuidos a la exposición a los campos electromagnéticos. A esta sensibilidad se le ha llamado “hipersensibilidad electromagnética” o EHS.

Los síntomas asociados a esta hipersensibilidad pueden ser dermatológicos (erupciones en la piel, picores, sensación de quemazón), neurasténicos y vegetativos (fatiga, problemas de concentración, aturdimiento, náuseas, palpitaciones cardiacas, trastornos digestivos), todos ellos ajenos a cualquier síndrome conocido.

La hipersensibilidad electromagnética afecta a una de cada mil personas en el mundo. La OMS ha identificado a países como Suecia (que ya la ha reconocido como enfermedad), Alemania, Dinamarca, Reino Unido, Austria y Francia, como los más afectados por esta hipersensibilidad.

Tampoco ha podido establecerse científicamente una relación directa entre la exposición a las ondas electromagnéticas que nos inundan en el actual modelo de civilización y los síntomas asociados a la EHS.

En 2005, la OMS señaló que estos síntomas pueden estar relacionados más bien a factores ambientales no relacionados con los campos electromagnéticos, como por ejemplo el parpadeo de las lámparas fluorescentes, reflejos y otros problemas visuales asociados a las pantallas de móviles y ordenadores, así como a una mala concepción ergonómica de los puestos de trabajo con uso de ordenador.

Otros factores, como la mala calidad del aire de los locales cerrados (oficinas, habitaciones domésticas), el estrés existente en el entorno laboral o de vida, pueden también desempeñar un papel en la aparición de los síntomas EHS, según la OMS.

La OMS, que creó en 1996 el  Proyecto Internacional CEM, con el objetivo de evaluar las pruebas científicas de los posibles efectos sobre la salud de los CEM en el intervalo de frecuencia de 0 a 300 GHz, no descarta  que estos síntomas se deriven de enfermedades psiquiátricas pre existentes en los individuos que muestran hipersensibilidad electromagnética, así como de reacciones de estrés resultantes del temor infundado a los eventuales efectos sobre la salud de los ondas electromagnéticas.

Nuevo estudio

Ahora, una nueva investigación, realizada por la Agencia Nacional de Seguridad de Francia (Anses), ha llevado a cabo un vasto análisis de la literatura científica y médica de los últimos 20 años.

Esta investigación destaca la complejidad del fenómeno de la hipersensibilidad electromagnética y concluye, a tenor del estado actual de los conocimientos, que no existen evidencias experimentales que permitan establecer una relación causal entre la exposición a los campos electromagnéticos y los síntomas descritos por las personas afectadas de EHS.

Los 40 autores de esta investigación se reunieron 29 veces, entre julio de 2014 y octubre de 2017 para, no sólo analizar la literatura científica y médica, sino también para escuchar a diferentes expertos y debatir entre ellos diferentes hipótesis para explicar el misterio de la hipersensibilidad electromagnética.

Concluyen que, a la vista del realismo de los síntomas que afectan seriamente a la calidad de vida de las personas afectadas, es necesario asumir una responsabilidad sanitaria y social para afrontar esta situación.

Por ello recomienda  formar profesionales especializados en esta sintomatología, así como agentes sociales capaces de atender y escuchar a los hipersensibles. Asimismo, favorecer la coordinación de los actores implicados en estos procesos para que estas personas no se sientan desamparadas por padecer esta sintomatología inexplicable para la ciencia.

Y lo más importante: recomienda seguir investigando los posibles efectos sobre la salud de la radiación electromagnética, para desentrañar el misterio que todavía perdura.

El Consejo Europeo, en una Resolución de 2014, propuso que se impulsara la adopción de un principio de precaución que tenga en cuenta los riesgos de efectos biológicos no térmicos de las emisiones de campos electromagnéticos. La investigación francesa pone de manifiesto lo poco que se ha avanzado al respecto.




Redacción T21
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