La furia de los minisatélites y su papel en una potencial catástrofe del espacio

Según simulaciones, los CubeSats se acercarán peligrosamente a infraestructuras en órbita hasta 165 millones de veces en los próximos 30 años


Son pequeños pero tan abundantes que hacen peligrar todo lo que les rodea. Se trata de los CubeSats, unos minisatélites que aumentan cada año la cantidad de basura espacial, poniendo en riesgo otras infraestrcturas en órbita, con las que pueden colisionar. Una simulación ha calculado los riesgos que, potencialmente, entrañarían estos aparatos, que pesan menos de un kilo. Por Marta Lorenzo.


Marta Lorenzo
26/09/2014

Un CubeSat es un tipo de satélite en miniatura, utilizado para investigación espacial, con un volumen de un litro y un peso de no más de un kilo. Son muy baratos y, con frecuencia, su electrónica está constituida por componentes comerciales.

Creados en 1999 en la California Polytechnic State University (Cal Poly) y en la Universidad de Stanford, su finalidad inicial fue la de ayudar a universidades de todo el mundo a realizar proyectos de ciencia espacial.

Pero su uso se ha ido extendiendo con el paso del tiempo pues, aún cuando la mayor parte de su desarrollo y lanzamiento proviene de entornos académicos, también existen varias compañías que se dedican a su fabricación, como Clyde Space, Pumpkin, Inc. o Boeing.

Este formato de satélite es incluso popular entre radioaficionados. Los CubeSats pueden ser lanzados desde diversos tipos de cohetes, y también desde la Estación Espacial Internacional (ISS).

Pequeños satélites que originan grandes problemas

Y es en esa extensión del uso de los CubeSats donde empiezan los problemas. Porque parece ser que estos satélites diminutos se están convirtiendo en un auténtico peligro espacial, advierte la revista Newscientist.

La causa radica en que podrían ocasionar colisiones catastróficas con satélites de mayor envergadura, muy necesarios para nuestra forma de vida actual.

En principio, para mitigar los riesgos que los CubeSats podrían suponer, se había establecido que estos “bajarían” después de 25 años de uso. Pero esta regla no se aplica, y algunos pueden permanecer orbitando mucho más tiempo… hasta cien años. Por otra parte, en general, estos satélites tienen un ciclo de vida corto, se descomponen rápidamente, y no llegan a salir jamás de su órbita.

Los peligros que entrañan serán detallados la próxima semana en Toronto (Canadá), por el experto Hugh Lewis, de la Universidad de Southampton en el Reino Unido. Será en el Congreso Internacional de Astronáutica del 29 de septiembre.

Lewis es un ingeniero aeroespacial que ha creado un modelo de evolución de la basura especial a largo plazo, con un nombre bastante ilustrativo: “DAMAGE” (daño).

Datos y simulaciones

Entre 2003 y 2012, se lanzaron al espacio unos 100 CubeSat; pero solo en 2013 se lanzaron otros 100, de nuevo según NewScientist. Lewis y sus colaboradores han extrapolado esas cifras, para calcular qué ocurriría si se lanzaran entre 205 y 700 CubeSats al año durante los próximos 30 años.

A una tasa de lanzamiento de 205 por año, los CubeSats pasarán a estar peligrosamente cerca (dentro de una distancia de unos 17 kilómetros) de otras aeronaves unos 16 millones de veces a lo largo de las próximas tres décadas. A la tasa de lanzamiento más alta (700), estarían 165 millones de veces dentro de esa peligrosa distancia.

Puede ser una simple simulación, pero lo cierto es que ya ha acertado en una ocasión: cuando predijo que las colisiones de los CubeSats empezarían entre 2013 y 2014. Y, efectivamente, en mayo de 2013, el pequeño satélite de la ONG Agencia Espacial Civil Ecuatoriana (EXA), NEE-01 Pegaso, dejó de transmitir tras un año en órbita, tras chocar con basura espacial.

En términos generales, la basura espacial es un problema, pues aumenta sin cesar y pone en peligro a los satélites. Pero no hace falta que sea muy abultada para que haga daño a estos aparatos. Objetos flotantes en el espacio muy pequeños, incluso del tamaño de un tornillo, pueden acabar con los elementos de esta costosa infraestructura espacial.



Marta Lorenzo
Artículo leído 2511 veces



Más contenidos