La existencia de Dios enfrenta a Dawkins y Lennox

Un nuevo debate entre ateísmo y religiosidad confirma que son irreconciliables


Dos pensadores, uno ateo y otro cristiano, se enfrentaron recientemente en un debate desarrollado en la universidad de Birmingham-Alabama para discutir la existencia de Dios. Los protagonistas fueron Richard Dawkins, autor de El Espejismo de Dios, y John Lennox, del Whitefield Institute de Oxford. Sin llegar a ningún acuerdo final, uno y otro defendieron sus posturas sobre Dios y su necesidad o, en el caso de Dawkins, sobre Dios como falsa ilusión. Seguido por cientos de personas y varios medios de comunicación, el debate reflejó dos líneas paralelas de pensamiento que no parecen destinadas a cruzarse nunca. Por Olga Castro-Perea.


Olga Castro-Perea
01/11/2007

El Dios de Miguel Angel superpuesto en una imagen de Orion captada por el Hubble.
A principios del mes de octubre, dos conocidos pensadores contemporáneos establecieron un amistoso debate en la Universidad de Alabama-Birmingham (Estados Unidos), para exponer sus argumentos acerca de la existencia o no de Dios.

Los protagonistas fueron Richard Dawkins, conocido defensor del ateísmo y autor de El gen egoísta o El Espejismo de Dios, y el capellán, filósofo y matemático John Lennox, del Whitefield Institute de Oxford. El encuentro estuvo patrocinado por la Fundación cristiana Fixed Point.

Lennox comenzó su comentario señalando que nadie desea basar su vida en una falsa ilusión pero, se preguntaba, ¿cuál es la falsa ilusión en realidad, el cristianismo o el ateísmo?

La argumentación de Dawkins, por el contrario, comenzó en la línea del cientificismo ateo que ya ha reflejado en sus obras: la fe es ciega, pero la ciencia está basada en evidencias, que son utilizadas para conocer el universo y la realidad. La fe, según él, nos exige conformarnos con el desconocimiento, informa al respecto The Christian Post .

Falsa ilusión

Por otro lado, Dawkins defendió que la religión proporciona una respuesta demasiado sencilla a las cuestiones existenciales, puesto que atribuye la existencia del cosmos a un hacedor, un impulso del que la ciencia se ha emancipado.

Lennox, por su parte, argumentó que algunas creencias religiosas sí son ciegas, pero no todas: se refirió a la fe en ídolos o dioses falsos, una fe que la misma Biblia condena. Para Lennox, su fe en Dios y en Cristo como Hijo de Dios se deriva, sin embargo, del raciocinio y está basada en evidencias objetivas (procedentes de la ciencia y de la historia) y subjetivas, derivadas de su propia experiencia.

En cuanto al Creador o hacedor, Dawkins afirmaba que la ciencia no tiene una respuesta definitiva al origen del universo, aunque el darwinismo sí que explica cómo la vida se ha ido desarrollando. De cualquier forma, un Creador no puede ser una explicación satisfactoria, según él, porque ¿quién habría creado entonces a ese Creador? Siempre quedaría pendiente una pregunta anterior que ni la religión ni la ciencia podrían contestar.

Para Lennox la cuestión sin embargo está tan clara: a Dios no se le ha creado porque Él es eterno. Según él, ni judíos ni musulmanes ni cristianos podrían creer en un Dios creado porque un dios así sería, por definición, una decepción.

Terreno social

En el terreno social, los pensadores hablaron acerca de la influencia del ateísmo en la sociedad y, especialmente, en la educación. Los ateos suelen creer que enseñar cualquier tipo de fe a los niños podría entrañar el peligro del extremismo o del desarrollo de actitudes fanáticas en la edad adulta.

Según Dawkins, enseñar a los niños que la fe es una virtud significaría enseñarles que no tienen por qué justificar lo que hacen en nombre de ella y que, de hecho, la fe ha servido siempre para justificar actos terribles.

A esto Lennox añadiría que estaba de acuerdo en lo que se refiere al peligro de no enseñar a los jóvenes a cuestionar sus propios actos, pero que también es cierto que ateos como Stalin o Mao Zedong han hecho barbaridades.

En defensa del ateísmo, Dawkins argumentó que dichas barbaridades, aunque estuvieran perpetradas por ateos, no se hicieron en el nombre del ateísmo y que, por el contrario, en nombre de la religión sí se han cometido atrocidades.

Según él, la promesa del cielo o del paraíso, de una vida mejor después de la muerte, puede incitar a cualquier cosa. Lennox señaló que, de cualquier manera, el ateísmo también es un tipo de fe, lo que Dawkins negó.

¿Sólo existe lo demostrable?

Por otro lado, en cuanto a la moral, según Dawkins, las personas son capaces de discernir entre lo que está bien o lo que está mal sin necesidad de acudir a la Biblia. Para Lennox, la especie humana comparte un sentido común de la moralidad porque somos seres morales, a imagen de Dios.

El ponente cristiano, asimismo, rebatió la negación científica de la existencia de Dios en base a su imposibilidad de demostración, dirigiéndose directamente a Dawkins con una referencia personal: Dawkins creía que su esposa le amaba, a pesar de que ese hecho no estuviera probado científicamente ni se pudiera llegar a probar.

Por otra parte, Lennox señaló que la ciencia no ha conseguido explicar una cosa: el origen de la vida, cuestión a la que no ha dado respuesta la teoría darviniana. Para él, de hecho se debe creer en una inteligencia racional originaria en el universo antes de poder hacer algún tipo de ciencia.

Este debate fue seguido por el canal Fox News, la BBC, y la National Public Radio, y desarrollado ante un público de más de 1.000 personas, según informa la revista The Birmingham News. El debate reflejó dos líneas paralelas de pensamiento que no parecen destinadas a cruzarse nunca.



Olga Castro-Perea
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