La estimulación cerebral puede borrar los malos recuerdos

Potencial ayuda para tratar la depresión, la ansiedad y el estrés postraumático


Investigadores norteamericanos han conseguido mejorar o suprimir recuerdos estimulando el cerebro de ratones. Nueva vía para el tratamiento de la depresión, la ansiedad o el estrés postraumático, así como para potenciar las habilidades cognitivas.


Redacción T21
27/05/2019

Así es como se ve un mal recuerdo en el cerebro de un ratón. Las celdas que se iluminan en verde indican que se están activando para almacenar una memoria de miedo. Foto: Steve Ramírez, Universidad de Boston.
Experimentando con ratones, los científicos han descubierto que es posible estimular el cerebro para mejorar las emociones positivas asociadas con los recuerdos y suprimir las emociones negativas, lo que podría hacer que los recuerdos traumáticos sean menos dolorosos.

Steve Ramírez, neurocientífico de la Universidad de Boston, ha comprobado que una pequeña estructura cerebral podría ser la clave de las futuras técnicas terapéuticas para tratar la depresión, la ansiedad y el trastorno de estrés postraumático (PTSD), lo que algún día permitiría a los médicos mejorar los recuerdos positivos o eliminar los negativos.

Esa pequeña estructura cerebral es el hipocampo, que almacena toda la información relativa a los recuerdos de una persona, ya sean buenos o malos. Esta región del cerebro con forma de anacardo o de caballito de mar contiene muchas subregiones, que trabajan conjuntamente para crear los diferentes elementos de cada memoria específica.

A través de la luz

Para llegar a sus conclusiones, los investigadores utilizaron la optogenética para identificar las células del hipocampo que se activan cuando los ratones machos producen recuerdos positivos, negativos o neutrales.

Al haber identificado las neuronas involucradas en el proceso de creación de la memoria, han abierto la puerta a la posibilidad de estimular estas células cerebrales para suprimir o mejorar los sentimientos vinculados a los recuerdos.

"Muchos trastornos psiquiátricos, especialmente el trastorno de estrés postraumático, se basan en la idea de que después de que hay una experiencia realmente traumática, la persona no puede seguir adelante porque recuerda su miedo una y otra vez", explica la autora del estudio Briana Chen, de la Universidad de Columbia, en un comunicado.

En un artículo publicado en Current Biology, Ramírez y su equipo demuestran  que la memoria puede ser flexible si sabemos qué regiones del hipocampo estimular: los recuerdos traumáticos, como los que están en la raíz de trastornos como el trastorno de estrés postraumático (PTSD, por sus siglas en inglés), pueden ser manipulados para influir en su contenido emocional.

Funciones diferentes del hipocampo

Sus estudios revelan además que las partes superior e inferior del hipocampo desempeñan papeles diferentes en la formación de la memoria.

Por un lado, la activación de la parte superior del hipocampo funciona como una terapia de exposición efectiva, que calma el trauma de revivir malos recuerdos.

Por otro lado, la activación de la parte inferior del hipocampo provoca cambios duraderos relacionados con la ansiedad y el miedo. Esta constatación sugiere que esta parte del hipocampo podría estar hiperactiva cuando los recuerdos se sobrecargan emocionalmente y desequilibran a las personas.

Esa distinción, dice Ramírez, es crítica. Señala que la supresión de la actividad excesiva en la parte inferior del hipocampo podría usarse potencialmente para tratar el trastorno de estrés postraumático y los trastornos de ansiedad o depresión.

También podría ser la clave para mejorar las habilidades cognitivas: "como en Sin Límites", dice Ramírez, en referencia a la película de 2011 protagonizada por Bradley Cooper, en la que el personaje principal toma píldoras especiales que mejoran drásticamente su memoria y la función cerebral.

"El campo de la manipulación de la memoria es todavía incipiente... Parece ciencia ficción, pero este estudio es un anticipo de lo que está por venir en términos de nuestras capacidades para mejorar o suprimir los recuerdos artificialmente", añade Ramírez. "Estamos muy lejos de poder hacer esto en humanos, pero la prueba de concepto la tenemos ya", dice Chen. "Como a Steve le gusta decir, 'nunca digas nunca'. Nada es imposible."

La memoria en personas

Aunque los cerebros del ratón y el cerebro humano son muy diferentes, Ramírez dice que aprender cómo se desarrollan estos principios fundamentales en los ratones ayuda a su equipo a trazar un plano de cómo funciona la memoria en las personas.

Ser capaces de activar memorias específicas a pedido, así como áreas específicas del cerebro involucradas en la memoria, permitirá a los investigadores ver exactamente qué efectos secundarios se presentan cuando diferentes áreas del cerebro están siendo estimuladas.

"Usemos lo que estamos aprendiendo en ratones para hacer predicciones sobre cómo funciona la memoria en los humanos", dice. "Si podemos crear una calle de dos vías para comparar cómo funciona la memoria en los ratones y en los humanos, podemos hacer preguntas específicas [en ratones] sobre cómo y por qué los recuerdos pueden tener efectos positivos o negativos en la salud psicológica", concluye Ramírez.

No es la primera vez que la ciencia traza caminos para manipular recuerdos. En 2016, tal como informamos en otro artículo, investigadores de la Universidad de Stony Brook (Nueva York), eliminaron los recuerdos negativos de ratones ajustando un neurotransmisor implicado en la memoria, llamado acetilcolina.

Referencia

Artificially Enhancing and Suppressing Hippocampus-Mediated Memories. Briana K. Chen et al. Current Biology, 2019; DOI: 10.1016/j.cub.2019.04.065



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