La edad distorsiona nuestra percepción del tiempo

A las personas mayores les cuesta más distinguir el orden en que ocurren los acontecimientos, demuestra un estudio


Una investigación de la Universidad de Waterloo en Canadá ha revelado que las personas mayores tienen más dificultades que las personas jóvenes para distinguir el orden en que ocurren los acontecimientos (antes, durante o después que otros acontecimientos). Esto puede afectar al desempeño en tareas que precisan la toma de decisiones rápidas, como conducir. La buena noticia es que hay herramientas para corregir esta circunstancia. Por Yaiza Martínez.


16/12/2015

Un cerebro modelado por ordenador. Fuente: Human Brain Project.
Según la termodinámica, todo discurre del pasado al presente y del presente al futuro, de manera inevitable e irreversible. Esto parece, por ahora, innegable. Sin embargo, la percepción del tiempo no es siempre igual: varía entre especies animales distintas o según la actividad que estemos realizando (se recomienda el asombro, si queremos estirar el tiempo). Incluso, puede variar en función del momento de la vida en que nos encontremos.

Esto último es lo que acaba de demostrar un estudio de la Universidad de Waterloo en Canadá: Las personas mayores tienen más dificultades que las personas más jóvenes para distinguir el orden en que ocurren los acontecimientos (antes, durante o después que otros acontecimientos).

Los ancianos, por tanto, pueden llegar a ver el transcurso de algunos hechos como quien ve un vídeo cuyo sonido no se ajusta a las imágenes. Esto puede afectar al desempeño en tareas que precisan la toma de decisiones rápidas, como conducir, explican los científicos.

Las pruebas

Esta circunstancia fue constatada en un experimento en el que se presentó a adultos jóvenes y a adultos mayores una luz y un sonido que aparecían bien ambos en el mismo momento bien en momentos distintos. Los participantes debían determinar cuál de estos dos estímulos sensoriales habían aparecido antes. Así fue como se descubrió que los ancianos tenían mayores dificultades para hacerlo.

En un segundo experimento, se mostró a los participantes dos luces que viajaban una hacia otra. Por lo general, las luces no se tocaban (pasaban de largo una junto a la otra). Sin embargo, si se producía un sonido en el momento en que estaban más próximas, las luces parecían tocarse y rebotar.

En esta prueba, los adultos mayores percibieron que las luces rebotaban, incluso cuando el sonido se producía mucho antes o mucho después de que las luces pasaran una junto a la otra, lo que sugiere que combinaban de manera inadecuada la información sensorial recibida.

Consecuencias e implicaciones

Los resultados obtenidos en ambas pruebas son importantes porque indican que los adultos mayores pueden experimentar problemas en el procesamiento de información multisensorial. Esto, a su vez, afectaría a sus tareas cotidianas, como a la conducción antes mencionada o al mantenimiento del equilibrio, señalan los investigadores.

La buena noticia es que es posible fortalecer al cerebro maduro para contrarrestar este déficit, usando para ello videojuegos o actividades de estimulación cerebral. Con estas herramientas se podría mejorar la calidad de vida, la seguridad y la independencia de los mayores, concluyen los científicos.

La depresión también distorsiona el tiempo
 
Pero el cerebro envejecido no es el único que distorsiona el paso del tiempo. También lo hacen algunas condiciones psicológicas, como la depresión.  

En este sentido, se ha descubierto que las personas deprimidas perciben que el tiempo pasa más lentamente, a nivel subjetivo, que las no deprimidas. Esto se constató el pasado mes de marzo, en una revisión de 16 estudios en los que participaron 433 personas deprimidas y 485 personas de control no deprimidas.

Medio segundo de retraso para todos


Aunque no nos encontremos en ninguna de estas situaciones (aunque seamos jóvenes y gocemos de una buena salud mental) lo cierto es que nuestro cerebro jamás alcanza la velocidad de los acontecimientos: el tiempo de nuestras percepciones lleva siempre alrededor de medio segundo de retraso con respecto al tiempo real, en el que dichos acontecimientos ocurren.

Al menos esto es lo que defendía el neurólogo  Benjamín Libet en su libro Mind Time: The Temporal Factor in Consciousness. Así que, de momento, parece que la única certeza que tenemos sobre el tiempo es la que indica la termodinámica.

Referencia bibliográfica:

Gillian Bedard, Michael Barnett-Cowa. Impaired timing of audiovisual events in the elderly. Experimental Brain Research (2015). 



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