Un proyecto global de investigación ha cartografiado la base genética de la así llamada depresión mayor e identificado 44 variantes genéticas que constituyen factores de riesgo, de las cuales 30 eran desconocidas hasta ahora.
La depresión mayor es un trastorno del estado de ánimo. Se presenta cuando los sentimientos de tristeza, pérdida, ira o frustración, interfieren con la vida diaria durante un largo período de tiempo.
El estudio, realizado por el Psychiatric Genomics Consortium y The King’s College de Londres, es el mayor realizado hasta la fecha sobre los factores genéticos de riesgo asociados a la depresión mayor. Los resultados se publican en Nature Genetics.
El estudio concluye que la base genética de la depresión mayor es la misma que la de otros trastornos psiquiátricos, como la esquizofrenia, y que todos los seres humanos llevamos algunos de los 44 factores genéticos de riesgo identificados en el estudio.
Un número significativo de variantes genéticas identificadas en el estudio están directamente vinculadas a lo que están tratando los antidepresivos actuales. El análisis de los datos sugiere asimismo que el aumento del índice de masa corporal (IMC) está asociado a un riesgo creciente de depresión mayor. Este índice es una razón matemática que asocia la masa y la talla de un individuo y permite determinar si una persona está por encima o por debajo de su peso ideal.
Investigaciones anteriores habían pretendido identificar un puñado de variantes genéticas asociadas a la depresión. El nuevo estudio ha combinado siete conjuntos distintos de datos sobre más de 135.000 personas aquejadas de presión mayor, así como de otras 344.000 personas para comparar.
Esfuerzo mundial sin precedentes
El estudio es el resultado de un esfuerzo mundial sin precedentes por parte de más de 200 científicos. Con esta investigación, la genética de la depresión ha progresado a la vanguardia del descubrimiento genético, explica Gerome Breen, del King’s College de Londres, en un comunicado.
Las nuevas variantes genéticas tienen el potencial de revitalizar los tratamientos antidepresivos y de abrir nuevas vías al descubrimiento de nuevas y mejores terapias, señalan los investigadores.
La depresión mayor afecta al 14% de la población mundial y es la causa principal de la incapacidad a largo plazo en todo el mundo. Además, sólo la mitad de los pacientes responden bien a los tratamientos actuales.
Este estudio ha esclarecido aún más la base genética de la depresión, pero de momento es sólo el primer paso, ya que serán necesarias nuevas investigaciones para descubrir más fundamentos genéticos y comprender mejor la genética y los factores de estrés ambiental que trabajan juntos para aumentar el riesgo de depresión.
La depresión mayor es un trastorno del estado de ánimo. Se presenta cuando los sentimientos de tristeza, pérdida, ira o frustración, interfieren con la vida diaria durante un largo período de tiempo.
El estudio, realizado por el Psychiatric Genomics Consortium y The King’s College de Londres, es el mayor realizado hasta la fecha sobre los factores genéticos de riesgo asociados a la depresión mayor. Los resultados se publican en Nature Genetics.
El estudio concluye que la base genética de la depresión mayor es la misma que la de otros trastornos psiquiátricos, como la esquizofrenia, y que todos los seres humanos llevamos algunos de los 44 factores genéticos de riesgo identificados en el estudio.
Un número significativo de variantes genéticas identificadas en el estudio están directamente vinculadas a lo que están tratando los antidepresivos actuales. El análisis de los datos sugiere asimismo que el aumento del índice de masa corporal (IMC) está asociado a un riesgo creciente de depresión mayor. Este índice es una razón matemática que asocia la masa y la talla de un individuo y permite determinar si una persona está por encima o por debajo de su peso ideal.
Investigaciones anteriores habían pretendido identificar un puñado de variantes genéticas asociadas a la depresión. El nuevo estudio ha combinado siete conjuntos distintos de datos sobre más de 135.000 personas aquejadas de presión mayor, así como de otras 344.000 personas para comparar.
Esfuerzo mundial sin precedentes
El estudio es el resultado de un esfuerzo mundial sin precedentes por parte de más de 200 científicos. Con esta investigación, la genética de la depresión ha progresado a la vanguardia del descubrimiento genético, explica Gerome Breen, del King’s College de Londres, en un comunicado.
Las nuevas variantes genéticas tienen el potencial de revitalizar los tratamientos antidepresivos y de abrir nuevas vías al descubrimiento de nuevas y mejores terapias, señalan los investigadores.
La depresión mayor afecta al 14% de la población mundial y es la causa principal de la incapacidad a largo plazo en todo el mundo. Además, sólo la mitad de los pacientes responden bien a los tratamientos actuales.
Este estudio ha esclarecido aún más la base genética de la depresión, pero de momento es sólo el primer paso, ya que serán necesarias nuevas investigaciones para descubrir más fundamentos genéticos y comprender mejor la genética y los factores de estrés ambiental que trabajan juntos para aumentar el riesgo de depresión.
Más de 300 millones de personas afectadas
Según la Organización Mundial de la Salud, la depresión afecta a más de 300 millones de personas. Es diferente de las variaciones habituales del estado de ánimo y de las respuestas emocionales breves a los problemas de la vida cotidiana. Puede convertirse en un problema de salud serio, especialmente cuando es de larga duración e intensidad moderada a grave, y puede causar gran sufrimiento y alterar las actividades laborales, escolares y familiares. En el peor de los casos puede llevar al suicidio.
Cada año se suicidan cerca de 800.000 personas, y el suicidio es la segunda causa de muerte en el grupo de personas con edades comprendidas entre los 15 y los 29 años.
Aunque hay tratamientos eficaces para la depresión, más de la mitad de los afectados en todo el mundo (y más del 90% en muchos países) no recibe esos tratamientos. Entre los obstáculos a una atención eficaz se encuentran la falta de recursos y de personal sanitario capacitados, además de la estigmatización de los trastornos mentales y de la evaluación clínica inexacta.
El peso mundial de la depresión y de otros trastornos mentales está en aumento. En una resolución de la Asamblea Mundial de la Salud adoptada en mayo de 2013 se abogó por una respuesta integral y coordinada de los países al problema de los trastornos mentales, concluye la OMS.
Según la Organización Mundial de la Salud, la depresión afecta a más de 300 millones de personas. Es diferente de las variaciones habituales del estado de ánimo y de las respuestas emocionales breves a los problemas de la vida cotidiana. Puede convertirse en un problema de salud serio, especialmente cuando es de larga duración e intensidad moderada a grave, y puede causar gran sufrimiento y alterar las actividades laborales, escolares y familiares. En el peor de los casos puede llevar al suicidio.
Cada año se suicidan cerca de 800.000 personas, y el suicidio es la segunda causa de muerte en el grupo de personas con edades comprendidas entre los 15 y los 29 años.
Aunque hay tratamientos eficaces para la depresión, más de la mitad de los afectados en todo el mundo (y más del 90% en muchos países) no recibe esos tratamientos. Entre los obstáculos a una atención eficaz se encuentran la falta de recursos y de personal sanitario capacitados, además de la estigmatización de los trastornos mentales y de la evaluación clínica inexacta.
El peso mundial de la depresión y de otros trastornos mentales está en aumento. En una resolución de la Asamblea Mundial de la Salud adoptada en mayo de 2013 se abogó por una respuesta integral y coordinada de los países al problema de los trastornos mentales, concluye la OMS.
Referencia
‘Genome-wide association analyses identify 44 risk variants and refine the genetic architecture of major depression’, Wray et al. Nature Genetics, DOI: 10.1038/s41588-018-0090-3
‘Genome-wide association analyses identify 44 risk variants and refine the genetic architecture of major depression’, Wray et al. Nature Genetics, DOI: 10.1038/s41588-018-0090-3