Imagen: geralt. Fuente: Pixabay.
Un nuevo análisis basado en dos estudios a largo plazo sobre el envejecimiento (uno de ellos realizado con monjas católicas y otro con hombres estadounidenses de origen japonés) ofrece lo que puede ser la evidencia más convincente hasta la fecha de que la demencia o pérdida progresiva de las funciones cognitivas es el resultado de una combinación de dolencias cerebrales, en lugar de de una sola condición.
El equipo, dirigido por el Dr. Lon White, de la Universidad de Hawai, analizó datos de más de 1.100 personas que habían participado en las investigaciones mencionadas. Ambas hicieron un seguimiento a cientos de adultos mayores durante su vida, e incluyeron autopsias cerebrales de esas personas tras su fallecimiento.
Diversos estudios realizados en los últimos años ya habían comenzado a señalar que la demencia es una "patología mixta". Pero este nuevo trabajo ofrece un conocimiento a mayor escala, y constituye la documentación más completa al respecto recopilada hasta la fecha, según sus autores.
Lesiones combinadas
Más concretamente, el estudio incluyó datos de un total de 334 monjas y 774 hombres americanos de origen japonés. Todos ellos completaron múltiples evaluaciones cognitivas a medida que envejecían, y sus cerebros fueron sometidos a autopsia tras su muerte. La edad promedio de muerte de estas personas fue de alrededor de 90 años para las monjas y de 88 para los hombres.
A partir de los datos recogidos en las autopsias, el equipo de White encontró en los cerebros de estas personas tasas de cinco patologías cerebrales distintas, todas las cuales pueden provocar demencia. Entre ellas estaban la enfermedad de Alzheimer, la demencia de cuerpos de Lewy, la esclerosis del hipocampo o los microinfartos.
Los investigadores encontraron signos de la enfermedad de Alzheimer en alrededor de la mitad de los cerebros. Pero sólo en la mitad de esos casos este fue el principal tipo de lesión. Entre 279 participantes que tenían patología severa de Alzheimer, más de tres cuartas partes tenían al menos otro tipo de lesión.
Junto con esto, los investigadores observaron que la mayoría de los participantes que habían mostradas niveles significativos de deterioro cognitivo durante sus años finales tenían pocas o ninguna anomalía de tipo Alzheimer.
En general, fueron combinaciones de dolencias -en lugar de un solo estado- lo que pudo correlacionarse más fuertemente con el deterioro cognitivo. Tales combinaciones tuvieron un impacto "dramático" en el riesgo de demencia, escriben los investigadores en un artículo publicado en la revista Neurology . El estudio documenta además muchas combinaciones diferentes de lesiones; y no ha hallado patrones generales.
El equipo, dirigido por el Dr. Lon White, de la Universidad de Hawai, analizó datos de más de 1.100 personas que habían participado en las investigaciones mencionadas. Ambas hicieron un seguimiento a cientos de adultos mayores durante su vida, e incluyeron autopsias cerebrales de esas personas tras su fallecimiento.
Diversos estudios realizados en los últimos años ya habían comenzado a señalar que la demencia es una "patología mixta". Pero este nuevo trabajo ofrece un conocimiento a mayor escala, y constituye la documentación más completa al respecto recopilada hasta la fecha, según sus autores.
Lesiones combinadas
Más concretamente, el estudio incluyó datos de un total de 334 monjas y 774 hombres americanos de origen japonés. Todos ellos completaron múltiples evaluaciones cognitivas a medida que envejecían, y sus cerebros fueron sometidos a autopsia tras su muerte. La edad promedio de muerte de estas personas fue de alrededor de 90 años para las monjas y de 88 para los hombres.
A partir de los datos recogidos en las autopsias, el equipo de White encontró en los cerebros de estas personas tasas de cinco patologías cerebrales distintas, todas las cuales pueden provocar demencia. Entre ellas estaban la enfermedad de Alzheimer, la demencia de cuerpos de Lewy, la esclerosis del hipocampo o los microinfartos.
Los investigadores encontraron signos de la enfermedad de Alzheimer en alrededor de la mitad de los cerebros. Pero sólo en la mitad de esos casos este fue el principal tipo de lesión. Entre 279 participantes que tenían patología severa de Alzheimer, más de tres cuartas partes tenían al menos otro tipo de lesión.
Junto con esto, los investigadores observaron que la mayoría de los participantes que habían mostradas niveles significativos de deterioro cognitivo durante sus años finales tenían pocas o ninguna anomalía de tipo Alzheimer.
En general, fueron combinaciones de dolencias -en lugar de un solo estado- lo que pudo correlacionarse más fuertemente con el deterioro cognitivo. Tales combinaciones tuvieron un impacto "dramático" en el riesgo de demencia, escriben los investigadores en un artículo publicado en la revista Neurology . El estudio documenta además muchas combinaciones diferentes de lesiones; y no ha hallado patrones generales.
Malas y buenas noticias
Según White, el efecto de esta comorbilidad parece ser multiplicativo, en lugar de aditivo. "Creo que esto se debe a que (estas lesiones) parecen estar ampliamente distribuidas por todo el cerebro, cada una involucrada en diferentes tipos de neuronas y regiones. Así, el resultado de su suma refleja el exterminio de múltiples sistemas diferentes dentro del cerebro".
"La mala noticia de esto", señala el investigador, "es que es mucho peor tener lesiones concomitantes que tener un solo tipo de lesión". Pero existe una buena noticia derivada de este hecho, a pesar de todo: la posibilidad de que proteger de la demencia pueda ser más amplia de lo que se pensaba hasta ahora.
"La buena noticia es que la prevención de cualquiera de estas patologías resultará beneficioso para el proceso de deterioro cognitivo relacionado con el envejecimiento. Podemos prevenir enfermedades diagnosticadas en la actualidad como la enfermedad de Alzheimer, mediante la prevención de cualquiera de los otros tipos de lesiones, incluso si no podemos prevenir directamente las lesiones de la enfermedad de Alzheimer".
White admite que no existen muchas estrategias clínicas o de estilo de vida para garantizar esa prevención, aunque sí que hay un factor que puede resultar muy importante: mantener una presión arterial saludable. Se sabe que una presión arterial alta contribuye a la mayoría de los tipos de lesiones vinculadas al deterioro cognitivo por envejecimiento.
Según White, el efecto de esta comorbilidad parece ser multiplicativo, en lugar de aditivo. "Creo que esto se debe a que (estas lesiones) parecen estar ampliamente distribuidas por todo el cerebro, cada una involucrada en diferentes tipos de neuronas y regiones. Así, el resultado de su suma refleja el exterminio de múltiples sistemas diferentes dentro del cerebro".
"La mala noticia de esto", señala el investigador, "es que es mucho peor tener lesiones concomitantes que tener un solo tipo de lesión". Pero existe una buena noticia derivada de este hecho, a pesar de todo: la posibilidad de que proteger de la demencia pueda ser más amplia de lo que se pensaba hasta ahora.
"La buena noticia es que la prevención de cualquiera de estas patologías resultará beneficioso para el proceso de deterioro cognitivo relacionado con el envejecimiento. Podemos prevenir enfermedades diagnosticadas en la actualidad como la enfermedad de Alzheimer, mediante la prevención de cualquiera de los otros tipos de lesiones, incluso si no podemos prevenir directamente las lesiones de la enfermedad de Alzheimer".
White admite que no existen muchas estrategias clínicas o de estilo de vida para garantizar esa prevención, aunque sí que hay un factor que puede resultar muy importante: mantener una presión arterial saludable. Se sabe que una presión arterial alta contribuye a la mayoría de los tipos de lesiones vinculadas al deterioro cognitivo por envejecimiento.
Referencia bibliográfica:
L. R. White, S. D. Edland, L. S. Hemmy, K. S. Montine, C. Zarow, J. A. Sonnen, J. H. Uyehara-Lock, R. P. Gelber, G. W. Ross, H. Petrovitch, K. H. Masaki, K. O. Lim, L. J. Launer, T. J. Montine. Neuropathologic comorbidity and cognitive impairment in the Nun and Honolulu-Asia Aging Studies. Neurology (2016). DOI: 10.1212/WNL.0000000000002480.
L. R. White, S. D. Edland, L. S. Hemmy, K. S. Montine, C. Zarow, J. A. Sonnen, J. H. Uyehara-Lock, R. P. Gelber, G. W. Ross, H. Petrovitch, K. H. Masaki, K. O. Lim, L. J. Launer, T. J. Montine. Neuropathologic comorbidity and cognitive impairment in the Nun and Honolulu-Asia Aging Studies. Neurology (2016). DOI: 10.1212/WNL.0000000000002480.