La cuenca mediterránea, en alto riesgo por el calentamiento global

Su temperatura supera la media mundial y el mar ha subido 6 centímetros


La cuenca mediterránea es una zona de alto riesgo como consecuencia del calentamiento global: su temperatura ha aumentado más que la media mundial, el nivel del mar ha subido 6 centímetros y sus aguas se han acidificado. Clima extremo, enfermedades y hambrunas, principales amenazas.


CREAF/T21
26/10/2018

Durante los últimos años la temperatura media de la cuenca mediterránea ha aumentado  1,4°C por encima de la temperatura la era preindustrial, casi medio grado más que el aumento medio de temperatura a nivel global, al mismo tiempo que el nivel del mar mediterráneo ha aumentado 6 centímetros en las últimas dos décadas y sus aguas se han acidificado.

Estos son los resultados de un estudio publicado en Nature Climate Change, que resume los cinco mayores riesgos asociados al cambio global que afronta la región mediterránea: el agua, la pérdida de biodiversidad, la seguridad alimentaria y la salud humana, todos ellos riesgos interconectados.

El estudio establece asimismo que, incluso si el calentamiento global se limitara a un aumento de 2°C, como se pactó en el Acuerdo de París, las lluvias de verano en la cuenca mediterránea correrían el riesgo de reducirse entre un 10% y un 30% en algunas regiones, lo que aumentaría la escasez de agua y causaría pérdidas en la productividad agrícola, particularmente en los países del sur.

Por otro lado, se espera que la demanda de agua se incremente entre un 4% y un 22% si se quieren satisfacer las necesidades de agua de la agricultura y compensar el crecimiento de la población humana. El aumento de la demanda estará en conflicto con otros usos, como la necesidad de agua potable o el uso para el turismo o la industria, según este estudio.

Otra consecuencia de estos cambios derivados de las anomalías climáticas es que están alterando la biodiversidad y el funcionamiento de los ecosistemas tanto terrestres como marinos. 

La reducción de las precipitaciones, juntamente con las altas temperaturas, se traducirá en un aumento de los períodos de sequía y de los episodios de fuegos forestales. Además, el calentamiento del mar irá asociado con un incremento de las mortalidades masivas, ‘blooms’ de especies nocivas y colonización de especies invasoras.

Aunque las interacciones entre las diferentes perturbaciones son complejas, el resultado neto de los cambios será muy probablemente una disminución significativa de la capacidad de muchos ecosistemas de proveer los servicios ecosistémicos en los niveles actuales.

Mayor aumento del mar

Según el estudio, la pérdida global de hielo en la Antártida, Groenlandia y muchas zonas montañosas provocará un aumento del nivel del mar más acelerado que en las estimaciones más recientes. Este aumento afectará directamente al Mediterráneo, donde una gran parte de la población vive muy cerca de la costa.

Por otro lado, la intrusión de agua salada afectaría a los suelos agrícolas en muchas áreas, como el Delta del Nilo. La salud pública también se verá afectada por los futuros cambios, especialmente los causados por olas de calor y los efectos de la contaminación, que aumentarían el riesgo de enfermedades cardiovasculares o respiratorias.

Además, aumentaría el riesgo de enfermedades como el dengue o el Chikungunya, al darse las condiciones para que los organismos transmisores de estas enfermedades extiendan su distribución.

El sur, más vulnerable

Los países políticamente inestables del sur del Mediterráneo serán especialmente vulnerables a todos estos cambios. En estas zonas hay menos observaciones y modelos de impacto, y menos recursos financieros. Este sesgo reduce aún más su capacidad de adaptación.

De hecho, el cambio climático podría ser el desencadenante de problemas como las hambrunas, la migración y otros nuevos conflictos. En este sentido, la menor cantidad de agua disponible, la tendencia a que la producción de alimentos de origen animal aumente y los riesgos que amenazan al sector pesquero (cambio climático, acidificación y sobrepesca), harán que, sobre todo en los países del sur, aumente la dependencia del comercio y se ponga en jaque su seguridad alimentaria.

El estudio destaca que, aunque los últimos informes de evaluación del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) y la Plataforma Intergubernamental sobre Biodiversidad y Servicios de los Ecosistemas (IPBES) proporcionan un conocimiento útil,  no muestran una visión integrada de la Cuenca del Mediterráneo, un vacío que este estudio ha pretendido cubrir.

En consecuencia, como fruto de este trabajo, se ha establecido la red MedECC (Expertos del Mediterráneos sobre el Clima y el Cambio ambiental), que actualmente cuenta con 400 expertos y con el apoyo de agencias gubernamentales, entre otros socios.
El objetivo de MedECC es hacer un análisis completo de los riesgos climáticos a los que se enfrentan las regiones del Mediterráneo y exponerlos frente la administración e influir en el debate y aprobación de medidas efectivas contra el cambio climático y la degradación ambiental.

Este estudio, liderado por Wolfgang Cramer, del Instituto Mediterráneo de Biodiversidad y Ecología Marina y Continental (IMBE, Francia), ha contado con la participación de expertos de 18 instituciones de investigación de Francia, Alemania, España (CSIC, CREAC), Japón, Italia, Israel, Chipre, Reino Unido, Marruecos y Hong Kong.

Referencia

Climate change and interconnected risks to sustainable development in the Mediterranean. Cramer W. et al. Nature Climate Change, DOI :https://doi.org/10.1038/s41558-018-0299-2



CREAF/T21
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