Instituto Weizmann
Cada año se vierten a la atmósfera 22 mil millones de toneladas de CO2 en virtud de la actividad industrial, de las cuales una parte va a los océanos y otra queda en la atmósfera.
Cuando se calcula la cantidad de CO2 presente en la atmósfera y en el océano, queda por determinar a dónde van a parar alrededor de 7 mil millones de las toneladas de dióxido de carbono que genera la industria mundial, una cuestión que es objeto de controversia por parte de la comunidad científica porque no se sabe a ciencia cierta qué pasa con este exceso de dióxido de carbono.
Ahora se ha descubierto sin embargo que esa tercera parte de CO2 emitida por la industria es absorbida por los árboles de las regiones desérticas, según han constatado científicos israelíes desvelando así el misterio que reinaba en torno al paradero del remanente de dióxido de carbono ilocalizado.
Tal como explica en un comunicado el Instituto Weizmann de la Ciencia, este remanente del gas de efecto invernadero ayuda a reverdecer los desiertos, ya que al ser absorbido por los árboles de las regiones secas acelera el crecimiento de la vegetación y contribuye por consiguiente a la expansión de las zonas verdes en las regiones desérticas.
Crecimiento en Neguev
Los científicos israelíes han comprobado que los árboles que se habían plantado hace 35 años en el bosque Yatir, situado en un borde del desierto de Neguev, han crecido a una velocidad desproporcionada debido al dióxido de carbono que absorben.
Para este equipo que dirige Dan Yakir, el descubrimiento sugiere que si un desierto israelí ha podido beneficiarse de este exceso de CO2, otros bosques del planeta, incluidos los que se encuentran en regiones áridas, estarían también aprovechando el dióxido de carbono para acelerar su crecimiento y ganar terreno al desierto.
El Instituto Weizmann dispone de una estación en el desierto de Neguev que forma parte de una red mundial (Flux Net) para investigar cómo las plantas absorben dióxido de carbono ó CO2.
Lo que han descubierto es que el bosque de Yatir tiene un nivel de absorción del CO2 similar al que se encuentra en las regiones más fértiles del planeta, lo que contradice la creencia de que los bosques de los desiertos crecen más lentamente que los de las regiones húmedas.
Desde la Revolución Industrial
La explicación que ofrece el equipo de Yakir es que el 30% de aumento del dióxido de carbono en la atmósfera que se ha producido desde el principio de la Revolución Industrial es el que ha favorecido la persistencia y crecimiento de los bosques en las regiones áridas.
Consideran que este exceso de CO2 ha permitido a las hojas de estos árboles absorber el dióxido de carbono sin perder tanta agua y conservar así la humedad de la tierra, lo que en la práctica les ha permitido equiparar su crecimiento con el de los bosques de las regiones fértiles.
El descubrimiento constituye un serio avance en el conocimiento de los procesos naturales y de la capacidad de la naturaleza para sacar ventaja de una agresión ambiental, así como arroja nueva información para la elaboración de estrategias capaces de frenar la desertización del planeta.
Cuando se calcula la cantidad de CO2 presente en la atmósfera y en el océano, queda por determinar a dónde van a parar alrededor de 7 mil millones de las toneladas de dióxido de carbono que genera la industria mundial, una cuestión que es objeto de controversia por parte de la comunidad científica porque no se sabe a ciencia cierta qué pasa con este exceso de dióxido de carbono.
Ahora se ha descubierto sin embargo que esa tercera parte de CO2 emitida por la industria es absorbida por los árboles de las regiones desérticas, según han constatado científicos israelíes desvelando así el misterio que reinaba en torno al paradero del remanente de dióxido de carbono ilocalizado.
Tal como explica en un comunicado el Instituto Weizmann de la Ciencia, este remanente del gas de efecto invernadero ayuda a reverdecer los desiertos, ya que al ser absorbido por los árboles de las regiones secas acelera el crecimiento de la vegetación y contribuye por consiguiente a la expansión de las zonas verdes en las regiones desérticas.
Crecimiento en Neguev
Los científicos israelíes han comprobado que los árboles que se habían plantado hace 35 años en el bosque Yatir, situado en un borde del desierto de Neguev, han crecido a una velocidad desproporcionada debido al dióxido de carbono que absorben.
Para este equipo que dirige Dan Yakir, el descubrimiento sugiere que si un desierto israelí ha podido beneficiarse de este exceso de CO2, otros bosques del planeta, incluidos los que se encuentran en regiones áridas, estarían también aprovechando el dióxido de carbono para acelerar su crecimiento y ganar terreno al desierto.
El Instituto Weizmann dispone de una estación en el desierto de Neguev que forma parte de una red mundial (Flux Net) para investigar cómo las plantas absorben dióxido de carbono ó CO2.
Lo que han descubierto es que el bosque de Yatir tiene un nivel de absorción del CO2 similar al que se encuentra en las regiones más fértiles del planeta, lo que contradice la creencia de que los bosques de los desiertos crecen más lentamente que los de las regiones húmedas.
Desde la Revolución Industrial
La explicación que ofrece el equipo de Yakir es que el 30% de aumento del dióxido de carbono en la atmósfera que se ha producido desde el principio de la Revolución Industrial es el que ha favorecido la persistencia y crecimiento de los bosques en las regiones áridas.
Consideran que este exceso de CO2 ha permitido a las hojas de estos árboles absorber el dióxido de carbono sin perder tanta agua y conservar así la humedad de la tierra, lo que en la práctica les ha permitido equiparar su crecimiento con el de los bosques de las regiones fértiles.
El descubrimiento constituye un serio avance en el conocimiento de los procesos naturales y de la capacidad de la naturaleza para sacar ventaja de una agresión ambiental, así como arroja nueva información para la elaboración de estrategias capaces de frenar la desertización del planeta.