El mundo de la ciencia y la religión está agitado. Richard Dawkins ha hecho algo más que escribir un libro polémico (The God Delusion). Según The New York Times, un nuevo clima quedó patente en el congreso celebrado el pasado noviembre en La Jolla (California): Dawkins propuso que la ciencia desempeñe un papel evangelizador, la astrónoma Carolyn Porco dijo que la ciencia debería convertirse en una “iglesia alternativa”, y el Premio Nobel de Física Steven Weinberg abogó porque el mundo despierte de su letargo religioso. No fue un discurso monocorde, ya que hubo opiniones contrapuestas como la del antropólogo francés Scott Atran, para quien los argumentos contra la religión son extraordinariamente ciegos y simplistas. En nuestra revista, tanto Javier Monserrat como Javier del Arco, desde posiciones originales diferentes, también han salido al paso de tan vehemente lectura de la ciencia. Pero no son los únicos. Una muestra más, lo que The Guardian llama The God Desunion, recordándonos que la cuestión de Dios siempre ha dividido a los científicos, sin que por ello haya quedado resuelta. La polémica, como explica también el teólogo John Flynn, está servida.