Cambios. High Tech Finland
La aceleración de los cambios aparece como la principal característica de nuestros días. Hay una gran cantidad de factores que intervienen en la intensificación del cambio. Los que parecen ser claves en el curso de los próximos 10 años son los siguientes:
La irrupción de productos manufacturados a muy bajo coste, procedente de países emergentes; la deslocalización; el aumento de la presión migratoria; la desregulación de la producción agrícola; la intensificación de la carrera hacia estándares de calidad más altos, a costes más bajos; la aceleración tecnológica; la creciente obsolescencia del actual modelo de economía postindustrial; la explosión en la producción de nuevo conocimiento y cambio de paradigmas.
La confluencia de estos 8 factores, junto con otros, induce una turbulencia expansiva a escala planetaria, que se retroalimenta. Bajo sus efectos, se acelerarán todavía más las transformaciones económicas, a más gran escala y, posiblemente, a veces, hacia algunas direcciones totalmente inesperadas. Lo que deseo poner de relieve es que, sea de una manera o sea de otra, la cantidad de cambios que vamos a tener que afrontar va a ser ingente.
¿Qué hacer frente a la oleada de cambios?
Cuando se habla de lo que necesitamos para afrontar los años que se avecinan, se suelen mencionar una o varias de estas recetas:
Mejorar la formación, promover la formación permanente; potenciar la investigación; fomentar la innovación; asimilar la nueva tecnología; gestionar el conocimiento; externalizar; deslocalizar; buscar economías de escala; aplicar el rigthsizing y el downsizing; potenciar la calidad; potenciar la inteligencia y la destreza emocional…
El botiquín de ideas parece bien surtido, pero el problema no radica únicamente en establecer cuál debe ser la combinación más apropiada de recetas. El verdadero problema es la administración de estas recetas a altas dosis, tal como requiere la situación.
De nada sirve proponerse potenciar la formación, asimilar la tecnología, externalizar y deslocalizar actividades, potenciar la calidad, etc., si al intentarlo se produce una congestión general. Por lo tanto, lo más importante de todo es asimilar la ingesta, sin que aparezcan problemas de saturación de novedad, empacho, ni otros efectos adversos.
La impresión es clara: el escollo más importante de todos cuantos debemos sortear a partir de ahora consiste en aumentar nuestra capacidad para afrontar y absorber cambios. Sin un incremento substancial de nuestro talento para digerir altas dosis de novedad y cambio, ninguna combinación de recetas, por buena que sea, va a funcionar como debiera.
Capacidad para afrontar cambios
Cada época se caracteriza por los recursos que le son más cruciales. Si durante la industrialización, las materias primas como el carbón y el acero, fueron recursos cruciales y más tarde, en las sociedades postindustriales, la información y las comunicaciones han jugado un papel capital, ahora, con la aceleración de los cambios, la capacidad de la población para afrontar y asimilar nuevas situaciones, se está convirtiendo en el recurso capital.
Pero a diferencia de los recursos naturales, que son finitos, la capacidad para afrontar cambios se puede cultivar y expandir. Y las sociedades y los grupos que lo logren dispondrán de una ventaja competitiva enorme con respecto a los demás.
La vía para potenciar este recurso arraca y da sus primeros pasos en los años 90 y se conoce como la Gestión del Cambio.
Qué es la gestión del cambio
Las transformaciones económicas registradas sobre todo a partir de 1985 y las nuevas dificultades surgidas como consecuencia de ellas, han estimulado la aparición de un nuevo cuerpo de conocimiento construido alrededor del concepto de Gestión del Cambio.
Se trata de un campo interdisciplinar en el que confluyen la sociología, la psicología, la antropología, la economía y también la teoría de sistemas, la ingeniería institucional y el diseño cultural.
Su objeto es facilitar los procesos de cambio, de forma que puedan ser realizados de forma más eficiente, con mayor celeridad, con un desgaste emocional menor, reduciendo las mermas de productividad que surgen durante las transiciones, aprovechando mejor las oportunidades de renovación que aparecen en el cruso de la transformación, minimizando las secuelas ulteriores y, finalmente, potenciando la capacidad de cambio de la organización, para afrontar los retos siguientes.
Llegar a buen fin
La solución a los problemas que se acumulan en un mundo cada día más acelerado ya no pasa únicamente por dilucidar si conviene hacer esto o aquello, sino que se centra en conseguir llevar a buen fin todo aquello que parece necesario. Y ésto último depende de la capacidad para llevar a cabo cambios, con un mínimo de efectos adversos, con rapidez y con eficacia.
Por este motivo, el desarrollo de la Gestión del Cambio aparece como uno de los recursos claves para afrontar el futuro inmediato.
Josep Burcet i Llampayas ha sido profesor de sociología en la Universidad Autónoma de Barcelona, en la Cátedra UNESCO TDSDCG de la Universidad Politécnica de Cataluña, así como Visiting Scholar en la Universidad de Michigan. Ha realizado seminarios en distintas universidades, empresas y organizaciones. Es autor de numerosos artículos, comunicaciones y libros. El último es El Agujero Blanco, Ingeniería de Intangibles. En la actualidad dirige el Seminario online Potenciación de la capacidad para afrontar los cambios.
La irrupción de productos manufacturados a muy bajo coste, procedente de países emergentes; la deslocalización; el aumento de la presión migratoria; la desregulación de la producción agrícola; la intensificación de la carrera hacia estándares de calidad más altos, a costes más bajos; la aceleración tecnológica; la creciente obsolescencia del actual modelo de economía postindustrial; la explosión en la producción de nuevo conocimiento y cambio de paradigmas.
La confluencia de estos 8 factores, junto con otros, induce una turbulencia expansiva a escala planetaria, que se retroalimenta. Bajo sus efectos, se acelerarán todavía más las transformaciones económicas, a más gran escala y, posiblemente, a veces, hacia algunas direcciones totalmente inesperadas. Lo que deseo poner de relieve es que, sea de una manera o sea de otra, la cantidad de cambios que vamos a tener que afrontar va a ser ingente.
¿Qué hacer frente a la oleada de cambios?
Cuando se habla de lo que necesitamos para afrontar los años que se avecinan, se suelen mencionar una o varias de estas recetas:
Mejorar la formación, promover la formación permanente; potenciar la investigación; fomentar la innovación; asimilar la nueva tecnología; gestionar el conocimiento; externalizar; deslocalizar; buscar economías de escala; aplicar el rigthsizing y el downsizing; potenciar la calidad; potenciar la inteligencia y la destreza emocional…
El botiquín de ideas parece bien surtido, pero el problema no radica únicamente en establecer cuál debe ser la combinación más apropiada de recetas. El verdadero problema es la administración de estas recetas a altas dosis, tal como requiere la situación.
De nada sirve proponerse potenciar la formación, asimilar la tecnología, externalizar y deslocalizar actividades, potenciar la calidad, etc., si al intentarlo se produce una congestión general. Por lo tanto, lo más importante de todo es asimilar la ingesta, sin que aparezcan problemas de saturación de novedad, empacho, ni otros efectos adversos.
La impresión es clara: el escollo más importante de todos cuantos debemos sortear a partir de ahora consiste en aumentar nuestra capacidad para afrontar y absorber cambios. Sin un incremento substancial de nuestro talento para digerir altas dosis de novedad y cambio, ninguna combinación de recetas, por buena que sea, va a funcionar como debiera.
Capacidad para afrontar cambios
Cada época se caracteriza por los recursos que le son más cruciales. Si durante la industrialización, las materias primas como el carbón y el acero, fueron recursos cruciales y más tarde, en las sociedades postindustriales, la información y las comunicaciones han jugado un papel capital, ahora, con la aceleración de los cambios, la capacidad de la población para afrontar y asimilar nuevas situaciones, se está convirtiendo en el recurso capital.
Pero a diferencia de los recursos naturales, que son finitos, la capacidad para afrontar cambios se puede cultivar y expandir. Y las sociedades y los grupos que lo logren dispondrán de una ventaja competitiva enorme con respecto a los demás.
La vía para potenciar este recurso arraca y da sus primeros pasos en los años 90 y se conoce como la Gestión del Cambio.
Qué es la gestión del cambio
Las transformaciones económicas registradas sobre todo a partir de 1985 y las nuevas dificultades surgidas como consecuencia de ellas, han estimulado la aparición de un nuevo cuerpo de conocimiento construido alrededor del concepto de Gestión del Cambio.
Se trata de un campo interdisciplinar en el que confluyen la sociología, la psicología, la antropología, la economía y también la teoría de sistemas, la ingeniería institucional y el diseño cultural.
Su objeto es facilitar los procesos de cambio, de forma que puedan ser realizados de forma más eficiente, con mayor celeridad, con un desgaste emocional menor, reduciendo las mermas de productividad que surgen durante las transiciones, aprovechando mejor las oportunidades de renovación que aparecen en el cruso de la transformación, minimizando las secuelas ulteriores y, finalmente, potenciando la capacidad de cambio de la organización, para afrontar los retos siguientes.
Llegar a buen fin
La solución a los problemas que se acumulan en un mundo cada día más acelerado ya no pasa únicamente por dilucidar si conviene hacer esto o aquello, sino que se centra en conseguir llevar a buen fin todo aquello que parece necesario. Y ésto último depende de la capacidad para llevar a cabo cambios, con un mínimo de efectos adversos, con rapidez y con eficacia.
Por este motivo, el desarrollo de la Gestión del Cambio aparece como uno de los recursos claves para afrontar el futuro inmediato.
Josep Burcet i Llampayas ha sido profesor de sociología en la Universidad Autónoma de Barcelona, en la Cátedra UNESCO TDSDCG de la Universidad Politécnica de Cataluña, así como Visiting Scholar en la Universidad de Michigan. Ha realizado seminarios en distintas universidades, empresas y organizaciones. Es autor de numerosos artículos, comunicaciones y libros. El último es El Agujero Blanco, Ingeniería de Intangibles. En la actualidad dirige el Seminario online Potenciación de la capacidad para afrontar los cambios.