El estudio fue realizado con monos rhesus, un modelo más similar a los humanos en lo que a etapas de desarrollo se refiere. Imagen: Paul and Jill. Fuente: Flickr.
Al ser humano se le aplica anestesia para poder someterle a una cirugía y, según el grado de la operación, se le pondrá una anestesia u otra. La anestesia es un acto médico controlado en el que se usan fármacos para bloquear la sensibilidad táctil y dolorosa de un paciente, ya sea en todo su cuerpo o en tan solo una parte; con o sin compromiso de conciencia.
Hay varios tipos de anestesia. Con la local, que entumece una pequeña área del cuerpo, el paciente permanece despierto y alerta; con la regional, lo que se bloquea es el dolor en un área del cuerpo, como un brazo o una pierna. Una anestesia común de este tipo es la epidural, que se usa en partos. La anestesia general, por su parte, vuelve al paciente inconsciente, este no siente ningún dolor, y después no recuerda la intervención quirúrgica.
Asimismo, existe una especialidad médica, la anestesiología y reanimación, que se dedica al alivio del dolor y al cuidado completo e integral del paciente quirúrgico, antes, durante y después de la cirugía.
Todos estos tipos y sistemas de anestesia son aplicados también a niños. Ahora, un estudio de la Escuela de Icahn de Medicina Mount Sinai, en colaboración con el Centro de Investigación Nacional de Primates Yerkes ha encontrado un vínculo entre los problemas de aprendizaje y las múltiples exposiciones a la anestesia en una época temprana de su vida.
“Durmiendo” células cerebrales
Estudios previos realizados con roedores como modelo ya habían demostrado que una exposición temprana a la anestesia puede provocar la muerte celular en el cerebro y un deterioro cognitivo en el futuro.
No obstante, se mantenía la incertidumbre sobre el grado en que la anestesia, en concreto, puede ser un factor de riesgo en los seres humanos, en comparación con otros factores y comorbilidades asociadas con la anestesia y la cirugía.
Además, como estos trabajos fueron realizados con roedores, no era completamente seguro que sus resultados puedan ser extrapolables a los humanos, entre otras cosas, por la falta de correspondencia entre las etapas de desarrollo de una y otra especie.
Hay varios tipos de anestesia. Con la local, que entumece una pequeña área del cuerpo, el paciente permanece despierto y alerta; con la regional, lo que se bloquea es el dolor en un área del cuerpo, como un brazo o una pierna. Una anestesia común de este tipo es la epidural, que se usa en partos. La anestesia general, por su parte, vuelve al paciente inconsciente, este no siente ningún dolor, y después no recuerda la intervención quirúrgica.
Asimismo, existe una especialidad médica, la anestesiología y reanimación, que se dedica al alivio del dolor y al cuidado completo e integral del paciente quirúrgico, antes, durante y después de la cirugía.
Todos estos tipos y sistemas de anestesia son aplicados también a niños. Ahora, un estudio de la Escuela de Icahn de Medicina Mount Sinai, en colaboración con el Centro de Investigación Nacional de Primates Yerkes ha encontrado un vínculo entre los problemas de aprendizaje y las múltiples exposiciones a la anestesia en una época temprana de su vida.
“Durmiendo” células cerebrales
Estudios previos realizados con roedores como modelo ya habían demostrado que una exposición temprana a la anestesia puede provocar la muerte celular en el cerebro y un deterioro cognitivo en el futuro.
No obstante, se mantenía la incertidumbre sobre el grado en que la anestesia, en concreto, puede ser un factor de riesgo en los seres humanos, en comparación con otros factores y comorbilidades asociadas con la anestesia y la cirugía.
Además, como estos trabajos fueron realizados con roedores, no era completamente seguro que sus resultados puedan ser extrapolables a los humanos, entre otras cosas, por la falta de correspondencia entre las etapas de desarrollo de una y otra especie.
Comparando humanos y monos
El estudio de la Escuela de Icahn de Medicina Mount Sinai y del Centro de Investigación Nacional de Primates Yerkes es el primero en abordar la cuestión de si la exposición a la anestesia repetida postnatal, en sí misma, puede causar cambios en el comportamiento a largo plazo en un modelo de mono rhesus, más cercano a los humanos.
Las etapas de desarrollo neurológico y cerebral de los monos rhesus tras el nacimiento es más similar a la de los bebés humanos -en comparación con los roedores neonatales-. Así, un mono rhesus de seis semanas de edad corresponde a un ser humano en la segunda mitad de su primer año de vida.
Debido a que estos tipos de estudios controlados no pueden ser llevados a cabo en los seres humanos, ha resultado esencial utilizar un modelo animal comparable para descubrir si la anestesia puede estar afectando el cerebro.
A diferencia de investigaciones anteriores, el estudio se llevó a cabo en ausencia de un procedimiento quirúrgico, comorbilidades que puedan requerir una intervención quirúrgica o el estrés psicológico asociado con la enfermedad.
“La principal fortaleza de este trabajo es su capacidad de separar la exposición de la anestesia en procedimientos quirúrgicos, que es una complicación potencial en los estudios realizados en los niños ", explica Mark Baxter, profesor en los Departamentos de Neurociencia y Anestesiología en la Escuela de Icahn de Medicina Mount Sinai .
"Nuestros resultados confirman que las exposiciones múltiples de anestesia resultan en cambios de comportamiento emocionales en un modelo animal muy traslacional", añade el investigador. Esto plantea preocupaciones acerca de si fenómenos similares también se producen durante la exposición de los niños a la anestesia clínica.
Comportamiento más ansioso
Específicamente, el equipo de investigación expuso a 10 primates a una anestesia pediátrica común llamada sevoflurano, durante un periodo de tiempo comparable al requerido en un procedimiento quirúrgico importante en seres humanos (cuatro horas) .
Los monos fueron expuestos a la anestesia un día después de nacer, siete días más tarde; y luego de nuevo dos y cuatro semanas tras el nacimiento, porque datos humanos previos habían indicado que la repetición de la anestesia provoca un mayor riesgo de discapacidad en el aprendizaje, en relación con una sola exposición anestésica.
Después, los investigadores evaluaron el comportamiento socioemocional de los sujetos expuestos a la anestesia, en comparación con el comportamiento de un grupo de control (monos no sometidos a anestesia) a los seis meses de edad de todos ellos.
El comportamiento fue medido usando un factor de estrés social leve (interacción con un ser humano no familiar). Se descubrieron así, en los monos aún lactantes expuestos a la anestesia, comportamientos significativamente más ansiosos en general, en comparación con los monos del grupo de control.
Los resultados del estudio también demostraron que estas alteraciones en el comportamiento emocional persistían por lo menos cinco meses después de la exposición a la anestesia , lo que sugiere efectos a largo plazo.
La coautora del trabajo María Alvarado, del Centro de Investigación de Yerkes, explica que la importancia de esta constatación radica en que: "Los eventos que afectan al cerebro en desarrollo tienen el potencial de afectar a una amplia gama de comportamientos más tarde."
Por eso, los científicos consideran que los resultados obtenidos sugieren la necesidad de trabajos adicionales para identificar los mecanismos por los cuales los anestésicos causarían cambios a largo plazo en la función del sistema nervioso central e impactarían en el comportamiento.
El estudio de la Escuela de Icahn de Medicina Mount Sinai y del Centro de Investigación Nacional de Primates Yerkes es el primero en abordar la cuestión de si la exposición a la anestesia repetida postnatal, en sí misma, puede causar cambios en el comportamiento a largo plazo en un modelo de mono rhesus, más cercano a los humanos.
Las etapas de desarrollo neurológico y cerebral de los monos rhesus tras el nacimiento es más similar a la de los bebés humanos -en comparación con los roedores neonatales-. Así, un mono rhesus de seis semanas de edad corresponde a un ser humano en la segunda mitad de su primer año de vida.
Debido a que estos tipos de estudios controlados no pueden ser llevados a cabo en los seres humanos, ha resultado esencial utilizar un modelo animal comparable para descubrir si la anestesia puede estar afectando el cerebro.
A diferencia de investigaciones anteriores, el estudio se llevó a cabo en ausencia de un procedimiento quirúrgico, comorbilidades que puedan requerir una intervención quirúrgica o el estrés psicológico asociado con la enfermedad.
“La principal fortaleza de este trabajo es su capacidad de separar la exposición de la anestesia en procedimientos quirúrgicos, que es una complicación potencial en los estudios realizados en los niños ", explica Mark Baxter, profesor en los Departamentos de Neurociencia y Anestesiología en la Escuela de Icahn de Medicina Mount Sinai .
"Nuestros resultados confirman que las exposiciones múltiples de anestesia resultan en cambios de comportamiento emocionales en un modelo animal muy traslacional", añade el investigador. Esto plantea preocupaciones acerca de si fenómenos similares también se producen durante la exposición de los niños a la anestesia clínica.
Comportamiento más ansioso
Específicamente, el equipo de investigación expuso a 10 primates a una anestesia pediátrica común llamada sevoflurano, durante un periodo de tiempo comparable al requerido en un procedimiento quirúrgico importante en seres humanos (cuatro horas) .
Los monos fueron expuestos a la anestesia un día después de nacer, siete días más tarde; y luego de nuevo dos y cuatro semanas tras el nacimiento, porque datos humanos previos habían indicado que la repetición de la anestesia provoca un mayor riesgo de discapacidad en el aprendizaje, en relación con una sola exposición anestésica.
Después, los investigadores evaluaron el comportamiento socioemocional de los sujetos expuestos a la anestesia, en comparación con el comportamiento de un grupo de control (monos no sometidos a anestesia) a los seis meses de edad de todos ellos.
El comportamiento fue medido usando un factor de estrés social leve (interacción con un ser humano no familiar). Se descubrieron así, en los monos aún lactantes expuestos a la anestesia, comportamientos significativamente más ansiosos en general, en comparación con los monos del grupo de control.
Los resultados del estudio también demostraron que estas alteraciones en el comportamiento emocional persistían por lo menos cinco meses después de la exposición a la anestesia , lo que sugiere efectos a largo plazo.
La coautora del trabajo María Alvarado, del Centro de Investigación de Yerkes, explica que la importancia de esta constatación radica en que: "Los eventos que afectan al cerebro en desarrollo tienen el potencial de afectar a una amplia gama de comportamientos más tarde."
Por eso, los científicos consideran que los resultados obtenidos sugieren la necesidad de trabajos adicionales para identificar los mecanismos por los cuales los anestésicos causarían cambios a largo plazo en la función del sistema nervioso central e impactarían en el comportamiento.
Referencia bibliográfica
Jessica Raper, Maria C. Alvarado, Kathy L. Murphy, D.Phil, Mark G. Baxter. Multiple Anesthetic Exposure in Infant Monkeys Alters Emotional Reactivity to an Acute Stressor. Anesthesiology (2015). DOI: 10.1097/ALN.0000000000000851.
Jessica Raper, Maria C. Alvarado, Kathy L. Murphy, D.Phil, Mark G. Baxter. Multiple Anesthetic Exposure in Infant Monkeys Alters Emotional Reactivity to an Acute Stressor. Anesthesiology (2015). DOI: 10.1097/ALN.0000000000000851.