La UE apuesta por la innovación territorial ante la desertización poblacional

Debate nuevas medidas de apoyo a territorios más vulnerables por la despoblación


Un nuevo marco de financiación de la UE para el desarrollo regional después de 2020 pretende frenar el declive demográfico que está asolando a diversas regiones europeas. El grave impacto de la creciente despoblación en el desarrollo regional de numerosos territorios supone un menor crecimiento económico, una mayor brecha social y el empeoramiento de problemas estructurales, lo que constituye un reto para las instituciones europeas y nacionales en numerosos estados miembros de la UE. España es uno de los países más afectados.


Rafael Martínez-Cortiña
25/07/2019

El envejecimiento de la población unido a menores oportunidades de empleo en territorios con baja natalidad, más la difícil accesibilidad por falta de conexiones de transporte y el decreciente número de servicios sociales hacen que la España despoblada sea una candidata perfecta para el estancamiento económico y social, si no su declive. La carencia de banda ancha en zonas con baja densidad de población tampoco ayuda a la hora de ofrecer nuevas oportunidades que permitirían fomentar la prosperidad económica y social.

Numerosos elementos vitales que van desapareciendo en extensos territorios del interior de España están contribuyendo a que la población rural se vea obligada a emigrar a las ciudades en la búsqueda de mejores soluciones. Ello ha multiplicado la vulnerabilidad de las personas que viven en territorios rurales, así como el medio ambiente.

El impacto de las regiones menos desarrolladas en sociedades longevas

Una dinámica de despoblación que parece imparable no sólo plantea retos a los territorios rurales, sino que también tiene consecuencias en los núcleos urbanos que acogen a las poblaciones emigradas. Las ciudades se ven obligadas a responder a las demandas de servicios públicos de los nuevos habitantes en poco tiempo, lo que constituye un desafío a la hora de planificar nuevas infraestructuras que respondan a las necesidades de sus habitantes.

En España la situación descrita es especialmente grave, no solamente porque se vacía, sino porque numerosas personas que emigran de los territorios rurales terminan encontrándose en situación de desempleo en los núcleos urbanos. La despoblación no sólo tiene impacto en una menor actividad económica rural, sino que genera la necesidad de crear nuevas políticas activas  en los entornos urbanos.

El impacto de regiones despobladas en sociedades longevas, como es el caso de España, plantea desafíos adicionales. Según distintas proyecciones, para el año 2030 se espera que España supere a Japón en tener la mayor esperanza de vida del mundo. En 2030, se prevé que la esperanza de vida de los españoles aumente en 2,8 años hasta alcanzar los 85,8 años con respecto a 2018. En 2018, España ocupó el segundo lugar en sociedades longevas en el mundo, con una vida promedio de 82,9 años.

Una nueva política de cohesión posterior a 2020

Frente a estos retos, la Unión Europea destaca que la política de la UE puede contribuir en dos objetivos: competitividad y cohesión. Ello tiene como objetivo apoyar a las regiones rezagadas, especialmente aquellas que, a pesar de décadas de apoyo de la UE, no han conseguido converger hacia el promedio europeo. Parte del debate se centra en si la política de cohesión debería seguir invirtiendo en regiones avanzadas de la UE, especialmente en aquellas regiones metropolitanas más ricas. La forma en que la política de cohesión puede apoyar mejor el crecimiento, el empleo y la innovación fuera de áreas densamente pobladas y regiones con características geográficas especiales, es también un tema dominante de las discusiones en los círculos políticos europeos.

Frente a la década de los 2020s, la Unión Europea pretende enfocar soluciones políticas a nuevos desafíos, como los temas de inmigración, energía, TIC y banda ancha, así como la importancia de vincular a las regiones con estrategias de especialización inteligente. La especialización inteligente está vinculada a la innovación regional, ya que proporciona un camino para una diferenciación impulsada por la innovación y la transformación económica, basándose en los activos locales y las fortalezas comparativas. Sin embargo, aunque tener una estrategia de investigación e innovación para la especialización inteligente (RIS3) se ha convertido en un requisito previo para recibir fondos del FEDER, no todas las regiones de la UE han logrado explorar oportunidades de especialización inteligente con éxito. De hecho, la UE sugiere que la excelencia en innovación sigue estando concentrada en solo un pequeño número de regiones.

La Unión Europea no es ajena a que la geografía de ciertas regiones les impide competir con otras regiones en igualdad de condiciones. El artículo 174 del TFUE establece que: "entre las regiones interesadas, se prestará especial atención a las zonas rurales, las zonas afectadas por la transición industrial y las regiones que sufren desventajas naturales o demográficas graves y permanentes, como las regiones con una densidad de población muy baja". La UE asume que algunas de estas regiones pueden requerir asistencia adicional.

El Reglamento de Disposiciones Comunes del Parlamento Europeo y Consejo Europeo (1303/2013) ofrece diversas formas de asistencia a estas regiones. Las resoluciones del Parlamento en 2016 sobre territorios despoblados también han contribuido al debate, teniendo una opinión positiva sobre la implantación de medidas especiales para esas regiones.

Innovación territorial ante la desertización poblacional

El Consejo de la Unión Europea considera que España tiene una gran oportunidad de generar empleo en los sectores de alta tecnología, pero también destaca que en muchas regiones españolas el nivel de conocimiento en habilidades digitales se encuentra por debajo de la media de la Unión Europea. Además, alaba el desarrollo de estrategias autonómicas de innovación a favor de alguna especialización inteligente, pero destaca la escasez de coordinación entre los gobiernos a nivel nacional y autonómico.

La mejora de coordinación de políticas públicas de innovación puede tener consecuencias positivas en la España despoblada. La zona históricamente denominada Celtiberia, por ejemplo, está presente en las Comunidades Autónomas de Aragón, Castilla y León y Castilla-la Mancha. La falta de coordinación entre los gobiernos correspondientes afecta a la elaboración, la ejecución y la evaluación de las políticas públicas de innovación.

Una serie de recomendaciones de la Unión Europea a España también incluyen el fomento de las asociaciones público-privadas, así como la transferencia de tecnología, especialmente en beneficio de las pymes producto de la mayor cooperación entre el mundo académico y las empresas. Asimismo, la Unión Europea destaca la necesidad de crear un sistema de gobernanza que incorpore todas las políticas de innovación de todos los niveles de gobierno y que permita una “mayor armonización entre las infraestructuras y los proyectos de investigación y desarrollo y las estrategias de innovación nacionales y autonómicas”.

España tiene varios retos frente a la Unión Europea

En la recomendación a España del Consejo de la Unión Europea de junio de 2019 se destaca la necesidad de afrontar varios retos simultáneamente. El Consejo de la UE destaca que España se encuentra ante un desafío “en materia de innovación y el crecimiento de la productividad, que se ven obstaculizados por unos niveles bajos de inversión en investigación y desarrollo y por la inadecuación de las capacidades”. El informe destaca que el gasto en I+D del sector empresarial en España es apenas la mitad de la media europea, especialmente en el caso de las grandes empresas, agravado “por el bajo —y decreciente— índice de ejecución del presupuesto público”.

El Consejo recomienda a España realizar mayores inversiones en materia de innovación para fomentar el emprendimiento y el desarrollo de empresas emergentes que ayuden a promover tanto la competitividad como la transformación digital hacia actividades con mayor valor añadido en regiones despobladas. Ello tiene el objetivo de “incrementar su presencia en los mercados internacionales”. La innovación territorial podría ser la solución a regiones despobladas, sea la Celtiberia española o la Laponia finlandesa, ambos territorios con menos de 2 personas por kilómetro cuadrado.




Rafael Martínez-Cortiña
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