Viñedo en Ciudad Real. Imagen: Porao.
La internacionalización es uno de los pilares básicos de la formación universitaria, como demuestran los planes en educación (por ejemplo, el plan Bolonia), que han pretendido evolucionar hacia un modelo convergente y colaborativo entre las instituciones educativas de todo el mundo.
La Universidad de Castilla-La Mancha (UCLM) ha llevado más allá ese modelo, combinando la enseñanza universitaria con productos típicos de la cultura ibérica. Así, el pasado julio trabajaron desde la institución manchega con investigadores de Australia y China en materias muy diferentes: vitivinicultura, y cuerna de venado.
Química vitivinícola
La colaboración con la Universidad de Adelaida en Australia fue quizás la más destacada, pues podría suponer la firma de un convenio internacional de intercambio de alumnos y profesores con dicha universidad.
La causa se encuentra en un estudio compartido en ambos extremos del mundo: el de la asimilación por parte de la vid de ciertos compuestos químicos; concretamente, bioactivos implicados en su metabolismo y presentes en distintos extractos vegetales, desde los que se han aplicado a la viña.
El estudio, realizado por las dos universidades desde 2013, ha llevado a dos investigadoras australianas, Kerry L. Wilkinson y Julie A. Culbert, a visitar la Escuela Superior Técnica de Ingenieros Agrónomos y de Montes (ETSIAM) del Campus de Albacete.
Acompañadas por profesores de la Cátedra de Química Agrícola, con la que ya colaboran (desde la School of Agriculture, Food & Wine), la doctora Wilkinson y su compañera plantearon la posibilidad de realizar dos vendimias anuales, en Castilla-La Mancha y en Australia, que reunieran a los alumnos de ambas instituciones.
La Universidad de Castilla-La Mancha (UCLM) ha llevado más allá ese modelo, combinando la enseñanza universitaria con productos típicos de la cultura ibérica. Así, el pasado julio trabajaron desde la institución manchega con investigadores de Australia y China en materias muy diferentes: vitivinicultura, y cuerna de venado.
Química vitivinícola
La colaboración con la Universidad de Adelaida en Australia fue quizás la más destacada, pues podría suponer la firma de un convenio internacional de intercambio de alumnos y profesores con dicha universidad.
La causa se encuentra en un estudio compartido en ambos extremos del mundo: el de la asimilación por parte de la vid de ciertos compuestos químicos; concretamente, bioactivos implicados en su metabolismo y presentes en distintos extractos vegetales, desde los que se han aplicado a la viña.
El estudio, realizado por las dos universidades desde 2013, ha llevado a dos investigadoras australianas, Kerry L. Wilkinson y Julie A. Culbert, a visitar la Escuela Superior Técnica de Ingenieros Agrónomos y de Montes (ETSIAM) del Campus de Albacete.
Acompañadas por profesores de la Cátedra de Química Agrícola, con la que ya colaboran (desde la School of Agriculture, Food & Wine), la doctora Wilkinson y su compañera plantearon la posibilidad de realizar dos vendimias anuales, en Castilla-La Mancha y en Australia, que reunieran a los alumnos de ambas instituciones.
La cuerna y la salud
Tampoco la aportación del profesor Tomás Landete ha sido a título personal, sino en representación de la universidad. Acompañado de sus colegas Laureano Gallego y Andrés García, miembros de un grupo de investigación sobre la cuerna del ciervo, ha sido ponente en un reciente congreso dedicado a esta parte de la morfología del venado y sus aplicaciones científicas.
El congreso, Antler Science and Product Technology, se ha celebrado en China, y ha centrado el foco principal en las aplicaciones de la cuerna en materia de salud. Ésta se considera ya un aspecto fundamental de la medicina tradicional, y sus aplicaciones “podrían servir para hacer crecer miembros amputados, recuperar el control de células cancerígenas y curar dicha enfermedad, o poder explicar enfermedades como la osteoporosis”, según explica el profesor Landete.
En esa dirección está trabajando, no solo el equipo de investigación de la institución manchega, sino también el que dirige el investigador chino Chunly Li, abocado al estudio de miembros amputados en humanos, aprovechando las propiedades regenerativas de la cornamenta, que se renueva cada año. Li es el principal investigador internacional con el que Landete y sus compañeros han establecido contacto para trabajar en paralelo.
La colaboración entre ambos equipos de investigación propiciaría además una colaboración comercial, pues el alto precio de la cuerna en China (5.300 euros el kilo) podría resultar muy atractiva para la exportación de ejemplares en crecimiento desde Castilla-La Mancha, donde se concentran 300.000 ciervos, casi la mitad (un 46%) de los que hay en nuestro país.
Tampoco la aportación del profesor Tomás Landete ha sido a título personal, sino en representación de la universidad. Acompañado de sus colegas Laureano Gallego y Andrés García, miembros de un grupo de investigación sobre la cuerna del ciervo, ha sido ponente en un reciente congreso dedicado a esta parte de la morfología del venado y sus aplicaciones científicas.
El congreso, Antler Science and Product Technology, se ha celebrado en China, y ha centrado el foco principal en las aplicaciones de la cuerna en materia de salud. Ésta se considera ya un aspecto fundamental de la medicina tradicional, y sus aplicaciones “podrían servir para hacer crecer miembros amputados, recuperar el control de células cancerígenas y curar dicha enfermedad, o poder explicar enfermedades como la osteoporosis”, según explica el profesor Landete.
En esa dirección está trabajando, no solo el equipo de investigación de la institución manchega, sino también el que dirige el investigador chino Chunly Li, abocado al estudio de miembros amputados en humanos, aprovechando las propiedades regenerativas de la cornamenta, que se renueva cada año. Li es el principal investigador internacional con el que Landete y sus compañeros han establecido contacto para trabajar en paralelo.
La colaboración entre ambos equipos de investigación propiciaría además una colaboración comercial, pues el alto precio de la cuerna en China (5.300 euros el kilo) podría resultar muy atractiva para la exportación de ejemplares en crecimiento desde Castilla-La Mancha, donde se concentran 300.000 ciervos, casi la mitad (un 46%) de los que hay en nuestro país.