La ONU elabora el primer mapa global de las ciencias oceánicas

Urge recoger datos y medir el estado del océano, dada su importancia en la regulación del clima


La ONU ha presentado hoy el primer mapa mundial sobre el estado de las ciencias oceánicas, dominadas por unos pocos países industrializados. El informe señala que recoger datos y medir el estado del océano es una urgencia y una necesidad global, dada su importancia económica y su papel en la regulación del clima.


ONU/T21
08/06/2017

Un pequeño número de países industrializados domina las ciencias oceánicas en el mundo. Sin embargo, recoger datos y medir el estado del océano es una urgencia y una necesidad para todos los países, dada su importancia económica y su papel en la regulación del clima.

Esta es la paradoja que revela el Informe Mundial sobre las Ciencias Oceánicas, presentado por la Comisión Oceanográfica Intergubernamental de la UNESCO (COI), que aboga por un aumento de las inversiones en investigación y un refuerzo de la cooperación científica internacional en materia de ciencias oceánicas.

El informe, titulado Estado actual de las ciencias oceánicas en el mundo, establece por primera vez una cartografía mundial de la cuestión y se ha presentado hoy, Día Mundial del Océano, en la sede neoyorquina de la ONU, en el marco de la Conferencia de Naciones Unidas sobre los Océanos, que se celebra desde el 5 al 9 de junio.

“La publicación del Informe Mundial sobre las ciencias oceánicas marca un punto de inflexión, en la medida en que representa el primer instrumento puesto a disposición de los países y otros actores para orientar sus decisiones e inversiones en favor del océano. Este informe está llamado a desempeñar un papel importante para medir los avances de cara a cumplir el Objetivo de desarrollo sostenible número 14 adoptado por las Naciones Unidas para preservar el océano, un recurso clave para la humanidad”, explica la Directora General de la UNESCO, Irina Bokova.

Inversiones de geometría variable

La primera constatación del Informe es que las ciencias oceánicas son caras. Para sondear el océano se necesitan barcos de investigación, imágenes satelitales y maquinaria para interpretarlas, robots submarinos o vehículos sumergibles teledirigidos, lo cual representa una inversión considerable.

La investigación se apoya asimismo en la colecta y el tratamiento de los datos por parte de miles de científicos que trabajan en alta mar o en laboratorio. Estados Unidos, Australia, Alemania, Francia y la República de Corea son los países que más presupuesto dedican a las ciencias del océano.

De manera general, la implicación de los países varía en función de su tamaño, de la longitud de sus costas y de la importancia económica de sus recursos marinos. Según datos recogidos en el Informe, el porcentaje del presupuesto nacional de las ciencias naturales dedicado a las ciencias oceánicas varía del 0,1% de la Federación de Rusia al 21,4% de la Argentina.

El porcentaje del presupuesto en investigación y desarrollo dedicado a las ciencias oceánicas también difiere según los países, yendo del 0,04% del Ecuador al 4,7% de Croacia. Croacia, Estados Unidos, Noruega, Tailandia, Trinidad y Tobago y la República de Corea figuran entre los países que dedican una parte importante de su I+D a las ciencias oceánicas.

Las ciencias oceánicas dependen todavía en buena medida de los fondos públicos nacionales, que representan en promedio un 70% del presupuesto total dedicado a la investigación del océano. Pero estos fondos públicos fluctúan debido a motivos coyunturales: entre 2009 y 2013, países como Noruega, Turquía e Italia aumentaron su financiación, en tanto que Australia y España la redujeron en el mismo periodo.

Sin embargo, para los autores del Informe, es importante y justificado mantener indefinidamente  la financiación, dado que los ingresos procedentes de la explotación económica del océano son considerables.

En 2010, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos evaluaba el valor añadido del océano en 1,5 billones de dólares, de ahí la necesidad de buscar otras fuentes de financiación para la investigación.

De hecho, el sector privado cada vez presta más apoyo. Existen barcos comerciales que recogen datos en el marco de programas científicos y ONG y fundaciones privadas, como la fundación Príncipe Alberto II de Mónaco o la Fundación David y Lucile Packard, que financian programas relativos a la ciencia o la protección del océano.

El papel clave del equipamiento

Las instituciones especializadas en ciencias oceánicas y los laboratorios marinos desempeñan un papel capital para llevar a cabo estudios sobre la biodiversidad de los ecosistemas marinos, la acidifación del agua o el impacto del hombre en el medio ambiente costero. Este tipo de instituciones son particularmente numerosas en Estados Unidos, España, Reino Unido, Alemania, Francia, Canadá Japón, República de Corea y Brasil.

La especialización de estas instituciones revela cuáles son las prioridades de cada país. Así, India, Noruega y Finlandia poseen numerosas instituciones especializadas en pesca, en tanto que Italia, la Federación de Rusia, Argentina o Kuwait concentran sus esfuerzos en la observación del océano.

Los buques científicos sobre otro elemento importante de la infraestructura de investigación, en la medida en que permiten acceder a la vez a las zonas de costa y alta mar. En total, existen 371 en todo el mundo. Estados Unidos (51 barcos), Japón (29), Alemania (28), Turquía (27), la República de Corea (26), Canadá (20), Italia (20) y Francia (18) son los países con flotas más numerosas.

Mayoría de investigadoras

En el plano de los recursos humanos existen también diferencias considerables. China es el país con un mayor contingente de empleados en la ciencia oceánica (38.000 entre investigadores y personal técnico). Viene después Estados Unidos (4.000 investigadores), Alemania (3.300), Francia (3.000), República de Corea (2.400) e Italia (2.100). En número de investigadores por millón de habitantes, el primer país es Noruega (364), seguido de Bélgica (74).

La investigación oceánica cuenta con un mayor porcentaje de mujeres que otras disciplinas científicas. En 2013, 38% de los investigadores en ciencias oceánicas eran mujeres, es decir, 10% más que el porcentaje de investigadoras en otras ciencias. En Croacia, Ecuador, Argentina, Surinam y Angola más de la mitad de los investigadores son mujeres.

Para evaluar la importancia de las ciencias oceánicas respecto a otras disciplinas, los autores del Informe contaron también el número de publicaciones científicas. Entre 2010 y 2014 su cifra total ascendió a 372.852.

Con un 33% del total, Europa fue el continente con más publicaciones, seguida de Asia (28%) y América del Norte (26%). A escala nacional, los países que más publicaron son Estados Unidos, seguido de China, Reino Unido, Alemania, Francia, Canadá, Australia y Japón. Pero la progresión más fuerte en número de publicaciones se observa actualmente en China, seguida de otros países emergentes como Brasil, India, Irán y la República de Corea.

La cooperación, piedra angular

En sus conclusiones, el Informe formula una serie de recomendaciones destinadas a los encargados de la toma de decisiones. En particular, aboga por una cooperación reforzada entre países e instituciones que permita a más países realizar investigaciones y aumentar su impacto científico y social. También recomienda que se refuerce la colecta y el tratamiento de datos y que se exploren modelos de financiación alternativos a los actuales.

El Informe Mundial COI-UNESCO sobre la ciencia oceánica se propone identificar las lagunas y los avances en esta ciencia, que tiene una repercusión directa en la economía y el medio ambiente. Se publicará cada cinco años y servirá también para evaluar los avances conseguidos en torno al cumplimiento del Objetivo de Desarrollo Sostenible número 14: “Conservar y utilizar n forma sostenible los océanos, los mares y los recursos marinos”.

Referencia

Global Ocean Science Report: The Current Status of Ocean Science around the World. Executive Summary. (IOC Policy Series 2017-1; IOC/POL/2017/1)
 



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