La OMS advierte del uso indebido de las medicinas alternativas

Por lo general sus productos son inofensivos, pero no son buenos para todas las personas en todas las circunstancias


La Organización Mundial de la Salud, si bien expresa su apoyo a las así llamadas medicinas naturales y tradicionales, advierte de los riesgos del uso inapropiado de estos compuestos, origen en muchas ocasiones de efectos secundarios peligrosos. Los registros de males ocasionados por el uso indebido de la medicina natural se multiplican a medida que aumenta la población que recurre a estas terapias, lo que plantea la necesidad de regular adecuadamente esta actividad porque en la actualidad más de 90 países permiten la venta de estos productos sin la reglamentación adecuada. Por Vanessa Marsh.


Vanessa Marsh
05/07/2004

La Organización Mundial de la Salud ha alertado sobre los peligros del mal uso de las medicinas alternativas, susceptibles de causar efectos secundarios peligrosos si no se consumen con el debido criterio.

El problema no está en la composición de estos medicamentos, la mayoría a base de hierbas y también considerados complementos alimenticios, sino en las mezclas de estos productos que muchas personas realizan sin el debido conocimiento.

Muchos de los compuestos básicos de estos productos son conocidos desde hace mucho tiempo por la medicina académica, los biólogos y los bioquímicos. Por lo general estos productos son inofensivos, pero eso no quiere decir que sean buenos para todas las personas en todas las circunstancias.

La alerta formulada por la OMS se basa en el creciente recurso a estas medicinas por parte de la población, que se acompaña con el incremento progresivo de reacciones adversas derivadas del uso indebido de estos compuestos, cuyas consecuencias pueden en ocasiones provocar la muerte.

Reacciones adversas

Al respecto, la OMS señala que en China se registraron en 2002 un total de 9.854 casos de personas aquejadas de males derivados del uso indebido de la medicina tradicional, lo que supone duplicar los registros de toda la década de los años 90, que fueron 4.000.

Uno de los errores más frecuentes es confundir medicina tradicional con alternativa y con cualquier producto natural, lo que muchas veces es el origen del consumo de compuestos sin el debido conocimiento de sus propiedades y potenciales peligros.

En la actualidad, más de 90 países permiten la venta de estos productos sin la reglamentación adecuada. Muchos productos medicinales tradicionales o alternativos son de venta libre. En una encuesta realizada por la OMS en 142 países, 99 de ellos respondieron que la mayoría de esos productos podía adquirirse sin prescripción.

En 39 países, muchos remedios tradicionales se utilizan para la automedicación y son comprados o preparados por amigos o conocidos, o por el propio paciente. Esas tendencias plantean dudas acerca de la calidad de los productos utilizados, su idoneidad terapéutica en cada caso, y la falta de seguimiento médico

La atención primaria de salud de hasta un 80% de la población de los países en desarrollo se basa en la medicina tradicional, por tradición cultural o porque no existen otras opciones. En los países ricos, muchas personas recurren a diversos tipos de remedios naturales porque consideran que «natural» es sinónimo de inocuo. Más de un tercio de la población norteamericana recurre a terapias alternativas.

Uso controlado

La OMS declara su apoyo al uso de las medicinas tradicionales y alternativas, pero únicamente cuando han demostrado su utilidad para el paciente y representan un riesgo mínimo.

Sin embargo, a medida que aumenta el número de personas que utiliza esas medicinas, los gobiernos deben contar con instrumentos para garantizar que todos los interesados dispongan de la mejor información sobre sus beneficios y riesgos, advierte la OMS.

Por eso, la OMS ha publicado una serie de directrices destinadas a las autoridades sanitarias nacionales, con el fin de que puedan preparar información fiable y adaptable a contextos específicos relativa al uso de las medicinas alternativas.

Aunque las directrices no pueden compensar la baja calidad de los productos o unas prácticas inadecuadas, pueden servir de ayuda a los gobiernos para indicar a los consumidores el modo de obtener el máximo beneficio y reducir al mínimo los riesgos de las medicinas tradicionales.

Ventajas y riesgos documentados

Según la OMS, existen pruebas empíricas y científicas que avalan los beneficios de la acupuntura, de las terapias manuales y de diversas plantas medicinales en diversas afecciones crónicas o leves.

Por ejemplo, la eficacia de la acupuntura, tratamiento popular para aliviar el dolor, ha sido demostrada tanto en numerosos ensayos clínicos como en experimentos de laboratorio. Por ello, el 90% de los servicios de tratamiento del dolor del Reino Unido y el 70% de Alemania incluyen la acupuntura entre los tratamientos que dispensan.

Asimismo, algunas plantas medicinales han demostrado su eficacia contra afecciones potencialmente mortales. Se considera que las combinaciones medicamentosas que contienen la hierba china Artemisia annua son uno de los remedios más eficaces contra la malaria.

No obstante, en numerosos casos los consumidores han utilizado sin saberlo productos sospechosos o falsificados, o terapias inadecuadas en autotratamiento, y se han notificado casos de sobredosis no intencional.

Lesiones involuntarias

Asimismo, consta que algunos consumidores han sido lesionados por practicantes no calificados. Por ejemplo, en un estudio realizado por el Instituto Nacional de Investigaciones sobre Medicina Complementaria y Alternativa de Noruega, se notificaron casos de neumotórax provocados por acupuntores no calificados. Además, se conocen casos de parálisis provocados por terapeutas manuales no calificados.

Otro riesgo es que los pacientes no informen a sus médicos de que están tomando medicamentos tradicionales o complementarios. Por ejemplo, el Ginkgo biloba es una hierba medicinal utilizada popularmente en todo el mundo cuya principal función es prevenir las enfermedades vasculares y aumentar la circulación sanguínea.

El Centro de Vigilancia Farmacológica de Uppsala, que colabora con la OMS, ha notificado algunos casos de hemorragias en el transcurso de operaciones quirúrgicas que se podrían haber evitado si los pacientes hubiesen informado de que estaban tomando esa medicina.



Vanessa Marsh
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