La NASA ha anunciado oficialmente su participación en la misión Euclides de la Agencia Espacial Europea (ESA), un telescopio espacial diseñado para investigar la misteriosa naturaleza de la materia oscura y de la energía oscura.
Los dos instrumentos científicos de este telescopio espacial de 1.2 metros de diámetro, que será puesto en órbita en el año 2020, cartografiarán la forma, el brillo y la distribución tridimensional de dos mil millones de galaxias, cubriendo más de un tercio del firmamento y remontándose hasta el primer cuarto de la historia del Universo.
Los científicos esperan encontrar respuestas a una cuestión clave para comprender la evolución y el destino del Universo: el papel que juegan la ‘materia oscura’ y la ‘energía oscura’. La materia oscura es invisible, pero su atracción gravitatoria está frenando la expansión del Universo. La energía oscura, sin embargo, parece estar acelerándola.
Dos oscuros componentes
Se piensa que estos dos oscuros componentes constituyen más del 95% de la masa y de la energía total del Universo, mientras que la masa y la energía ‘convencionales’ tan sólo aportarían el pequeño porcentaje restante. Pero qué son en realidad continúa siendo todo un misterio.
La NASA ha firmado un Memorando de Entendimiento con la ESA, en el que se describe su participación en la misión. La agencia estadounidense aportará 20 detectores para el instrumento en la banda del infrarrojo cercano, que operará en paralelo con una cámara en la banda de la luz visible. Los instrumentos, el telescopio y el satélite se construirán y operarán desde Europa.
La NASA también ha nominado a 40 científicos estadounidenses para formar parte del Consorcio Euclides, que desarrollará los instrumentos y analizará los datos que genere la misión. Actualmente este consorcio engloba a más de 1.000 científicos de 13 países europeos y de los Estados Unidos.
“La misión Euclides de la ESA está diseñada para responder a una de las cuestiones fundamentales de la cosmología moderna, y apreciamos que la NASA colabore en este proyecto, el más reciente de una larga historia de colaboración entre nuestras dos agencias en materia de ciencia espacial”, comenta Álvaro Giménez Cañete, Director de Ciencia y Exploración Robótica de la ESA, en un comunicado de la Agencia.
“La NASA está muy orgullosa de poder contribuir a la misión de la ESA para comprender lo que quizás sea el mayor misterio científico de nuestros tiempos”, declara John Grunsfeld, administrador asociado del Directorado de Misiones Científicas de la NASA.
Los dos instrumentos científicos de este telescopio espacial de 1.2 metros de diámetro, que será puesto en órbita en el año 2020, cartografiarán la forma, el brillo y la distribución tridimensional de dos mil millones de galaxias, cubriendo más de un tercio del firmamento y remontándose hasta el primer cuarto de la historia del Universo.
Los científicos esperan encontrar respuestas a una cuestión clave para comprender la evolución y el destino del Universo: el papel que juegan la ‘materia oscura’ y la ‘energía oscura’. La materia oscura es invisible, pero su atracción gravitatoria está frenando la expansión del Universo. La energía oscura, sin embargo, parece estar acelerándola.
Dos oscuros componentes
Se piensa que estos dos oscuros componentes constituyen más del 95% de la masa y de la energía total del Universo, mientras que la masa y la energía ‘convencionales’ tan sólo aportarían el pequeño porcentaje restante. Pero qué son en realidad continúa siendo todo un misterio.
La NASA ha firmado un Memorando de Entendimiento con la ESA, en el que se describe su participación en la misión. La agencia estadounidense aportará 20 detectores para el instrumento en la banda del infrarrojo cercano, que operará en paralelo con una cámara en la banda de la luz visible. Los instrumentos, el telescopio y el satélite se construirán y operarán desde Europa.
La NASA también ha nominado a 40 científicos estadounidenses para formar parte del Consorcio Euclides, que desarrollará los instrumentos y analizará los datos que genere la misión. Actualmente este consorcio engloba a más de 1.000 científicos de 13 países europeos y de los Estados Unidos.
“La misión Euclides de la ESA está diseñada para responder a una de las cuestiones fundamentales de la cosmología moderna, y apreciamos que la NASA colabore en este proyecto, el más reciente de una larga historia de colaboración entre nuestras dos agencias en materia de ciencia espacial”, comenta Álvaro Giménez Cañete, Director de Ciencia y Exploración Robótica de la ESA, en un comunicado de la Agencia.
“La NASA está muy orgullosa de poder contribuir a la misión de la ESA para comprender lo que quizás sea el mayor misterio científico de nuestros tiempos”, declara John Grunsfeld, administrador asociado del Directorado de Misiones Científicas de la NASA.
Buscando respuestas
Euclides ha sido diseñada para encontrar respuestas a una de las cuestiones más importantes de la cosmología moderna: ¿por qué la expansión del Universo continúa acelerándose, en lugar de frenarse bajo la atracción gravitatoria de toda la materia que contiene?
El descubrimiento de esta aceleración cósmica en 1998 fue reconocido con el Premio Nobel de Física de 2011, aunque todavía se desconoce qué la produce.
El término ‘energía oscura’ se utiliza con frecuencia para designar a la misteriosa fuerza que produce esta aceleración. Gracias a Euclides, los astrónomos podrán estudiar sus efectos sobre galaxias y cúmulos de galaxias a lo largo y ancho del Universo, lo que les permitirá comprender mejor sus efectos y su verdadera naturaleza.
“La firma oficial del Memorando es un paso positivo para la misión Euclides; ya estamos deseando recibir a nuestros compañeros estadounidenses en el equipo”, comenta René Laureijs, científico del proyecto Euclides para la ESA.
Euclides ha sido diseñada para encontrar respuestas a una de las cuestiones más importantes de la cosmología moderna: ¿por qué la expansión del Universo continúa acelerándose, en lugar de frenarse bajo la atracción gravitatoria de toda la materia que contiene?
El descubrimiento de esta aceleración cósmica en 1998 fue reconocido con el Premio Nobel de Física de 2011, aunque todavía se desconoce qué la produce.
El término ‘energía oscura’ se utiliza con frecuencia para designar a la misteriosa fuerza que produce esta aceleración. Gracias a Euclides, los astrónomos podrán estudiar sus efectos sobre galaxias y cúmulos de galaxias a lo largo y ancho del Universo, lo que les permitirá comprender mejor sus efectos y su verdadera naturaleza.
“La firma oficial del Memorando es un paso positivo para la misión Euclides; ya estamos deseando recibir a nuestros compañeros estadounidenses en el equipo”, comenta René Laureijs, científico del proyecto Euclides para la ESA.