Josep Maria Flotats aborda con ironía y humor el judaísmo en "Serlo o no"

Dirige e interpreta en el Teatro Español de Madrid la comedia del autor francés Jan-Claude Grumberg


Josep Maria Flotats dirige e interpreta estos días en el Teatro Español de Madrid la comedia "Serlo o no-Para acabar con la cuestión judía". Firmada por el autor francés Jan-Claude Grumberg, esta obra hondamente divertida aborda desde la ironía y el buen humor todos los tópicos y problemas del judaísmo, desde la cuestión palestina o la circuncisión, hasta el cumplimiento del sabat y la comida kosher. Por Ángel García Galiano.




Momento de la representación. Fuente: Teatro Español.
Jan-Claude Grumberg, como él mismo nos dice a través de Josep Maria Flotats, al actor que lo encarna en el impresionante epílogo con que se cierra esta comedia, nació en París unas semanas antes del inicio de la guerra.

Su padre y sus abuelos fueron deportados en 1942 y perecieron en la Shoah. Él mismo fue recluido en la “Maison des enfants de Moissac”. Este hecho atroz marcó su vida y su carrera.

Autor de una abundantísima nómina teatral, ha sido también guionista de F. truffaut o Costa-Gavras. Sin ir más lejos, le debemos el guion de El capital (2013), su última y demoledora gran película.

Autor de gran éxito en Francia, jamás hasta ahora se había traducido o representado en nuestro país. Ha sido de la mano de Josep Maria Flotats y Mauro Armiño, quienes han decidido poner en escena esta esta estupenda comedia (que deja de serlo en el epílogo autobiográfico) en que dos vecinos parisinos dialogan en la escalera del inmueble sobre la “cuestión judía”, ya que uno de ellos, así se ha enterado el otro, es hebreo.

Tomarse el judaísmo con humor

Se trata de escenas breves, chispeantes, cargadas de ironía y pletóricas de “humor judío”, hasta con chistes de rabinos, de esos que a veces salen en las películas de W. Allen.

Si para el cineurgo neoyorquino “ser judío es preguntarse en qué consiste ser judío”, para el dramaturgo parisién “ser judío es no negar que se es, cuando se es”.

La obra aborda desde la ironía y el buen humor todos los tópicos y problemas del judaísmo, desde la cuestión palestina o la circuncisión, hasta el cumplimiento del sabat y la comida kosher.

Los actores, en especial el gran Flotats, están excelentes, contenidos, sin sobreactuar salvo la justo, dada la adscripción genérica del texto. El espacio, la iluminación y el vestuario, funcionales, simples, están al servicio de un texto que fluye hasta provocar la constante sonrisa de un público que llenaba el Teatro Español y que aplaudía con gozo la exhibición técnica de los actores y, esperemos, la desoladora confesión de parte en un final, fuera ya del humor y del tablado, casi, en que Flotats se sienta y, asumiendo la personalidad del autor, no de su personaje, nos relata un terrible testimonio de su niñez que culminó hace poco durante una lectura pública de sus obras.

La sombra del Holocausto, más allá de toda sonrisa, sigue latiendo con razón en cada reflexión contemporánea que atañe al tema judío. Como dice el protagonista, y acaso su autor, “soy ateo, porque después de Auschwitz es claro que o Dios no existe o es un malvado”. Quizá esta comedia, tan hondamente divertida, quiera ser la respuesta de su autor a la pregunta de Adorno. No se la pierdan.

Referencia:

Autor: Jean-Claude Grumberg.
Traducción al español: Mauro Armiño.
Dramaturgia y dirección: Josep Maria Flotats.
Reparto: Josep Maria Flotats y Arnau Puig.
Próximas representaciones: Teatro Español de Madrid. Hasta el 13 de noviembre de 2016.  


Viernes, 4 de Noviembre 2016
Ángel García Galiano
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