La alarma ha sonado después que amplias zonas de Oriente Próximo y Asia se quedaran sin Internet esta semana debido al corte sufrido en dos cables submarinos de telecomunicaciones. Egipto perdió más de la mitad de su capacidad de red a causa de esta avería. El efecto se amplificó con la ruptura de un tercer cable entre Dubai y Omán. Se desconoce el origen de estos cortes, que han puesto en evidencia la fragilidad de las redes de telecomunicaciones: los cables submarinos llevan en la actualidad el 95% del tráfico de voz y datos que circulan por el mundo, sin que nadie pueda garantizar su seguridad, mientras sólo el 10% de este tráfico se desarrolla vía satélite. Las reacciones oficiales hasta ahora han sido prudentes, pero la posibilidad de que un sabotaje bien organizado prive al mundo de sus neuronas submarinas se asume ahora como un riesgo evidente, tal como recogen dos medios bien diferentes, Technology Review e IHT.