Indonesia aplica una solución drástica frente a los surfistas de trenes

Este fenómeno, que se repite en varios países, es una fuerte amenaza a la seguridad ferroviaria y esconde problemáticas socioeconómicas y urbanas


Las autoridades ferroviarias de Indonesia han tomado la decisión de instalar barreras con bolas de hormigón sobre las vías del tren para evitar la actividad de los denominados “surfistas de trenes”, personas que viajan sobre los techos de las unidades a pesar de los múltiples riesgos que supone esta práctica, que combina el desarrollo de un extraño “deporte extremo” con necesidades socioeconómicas y carencias de planificación urbana. La medida tomada por las autoridades indonesas es una respuesta extrema frente a un problema sobre el cual aún no se encuentra una solución, mientras año tras año siguen registrándose muertes y accidentes. Por Pablo Javier Piacente.


27/01/2012

Indonesia: muchos eligen viajar en los techos de los trenes para escapar del hacinamiento en los vagones, sobretodo en las horas pico. Imagen: REUTERS / Beawiharta.
Los denominados “surfistas de trenes” son personas que viajan sobre el techo de los vagones, a pesar de los múltiples riesgos que esto conlleva. En Indonesia, luego de probar sin éxito diferentes fórmulas para detener esta práctica que provoca múltiples muertes y accidentes, las autoridades ferroviarias decidieron colocar bolas de hormigón a modo de barrera sobre las vías del tren. Se trata de un fenómeno complejo desde la seguridad ferroviaria, pero que además supone una acuciante realidad socioeconómica y graves inconvenientes de planificación urbana.

Según se informa a través de distintos artículos periodísticos, por ejemplo en medios como BBC News o The Telegraph, las bolas se instalaron en un primer punto cerca de una estación fuera de la capital de Indonesia, Yakarta, pero se colocarán en otros sectores si se comprueba que la gente continúa viajando sobre los techos de los trenes.

Los intentos anteriores para disuadir a los “surfistas de trenes” incluyeron la colocación de pintura y aceite en los techos de las unidades o la difusión de mensajes musicales con vistas a concientizar sobre temáticas inherentes a la seguridad. Todas estas iniciativas han fracasado, por lo tanto las autoridades esperan que las bolas de hormigón puedan transformarse en un elemento disuasorio definitivo.

El origen del surfeo de trenes se ubica habitualmente en los suburbios de Sudáfrica, específicamente en ciudades como Soweto o Johannesburgo, sobre finales de la década de 1970. Allí, muchos jóvenes siguen hoy arriesgando sus vidas con estas prácticas, mayormente debido al sin sentido vital y la falta de expectativas frente a complejas situaciones sociales. Sin embargo, esta peligrosa práctica se ha registrado en diferentes sectores del planeta, sobretodo en Asia y Sudamérica, aunque también se han reportado casos en países europeos como Alemania, el Reino Unido o Dinamarca.

¿Una solución?

Las bolas colocadas, que pueden generar un fuerte golpe en la cabeza, serán suspendidas unos centímetros por encima de los techos de las unidades, en los puntos en los cuales los trenes ingresan o salen de las estaciones o cuando superan diferentes cruces o conexiones ferroviarias.

Las explicaciones para este fenómeno son múltiples. Mientras algunos de los “surfistas de trenes” dicen hacerlo por el amor al riesgo, a modo de un peligroso “deporte extremo”, tanto en Indonesia como en otras economías emergentes se resalta que muchos de los viajeros que toman esa decisión lo hacen porque no hay suficientes trenes para hacer frente a la demanda de la creciente población o por problemas económicos.

Mientras Indonesia y otras economías asiáticas son consideradas como ejemplo de crecimiento económico, una buena parte de su población no recibe aún los beneficios de ese desarrollo. Es así que el acceso a medios de transporte confortables resulta muchas veces una utopía, provocando el hacinamiento de las unidades.

Según destacan las autoridades ferroviarias de Indonesia, viajar en el techo de los trenes puede ser extremadamente peligroso. En 2008, al menos 53 pasajeros murieron en un accidente mientras viajaban en el techo de las unidades. En 2011 se registraron 11 muertes por este problema.

Hacinamiento y problemáticas económicas

La mayoría de las víctimas perecen electrocutadas por cables de alta tensión, pero algunos pasajeros también se caen de los vagones en movimiento, sufriendo golpes letales. De acuerdo al personal ferroviario del lugar, las personas que viajan en los techos de los trenes se pueden ver a toda hora, pero en las horas pico el fenómeno se incrementa, cuando alrededor de 400.000 pasajeros viajan desde o hacia el centro de Yakarta.

Para los estándares occidentales los boletos son baratos, pero no sucede lo mismo para los sectores más pobres de la sociedad indonesa, que muchas veces deben viajar en los techos por no poder acceder a un pasaje. Sin embargo, los propios viajeros dicen que el principal problema es el hacinamiento de las unidades, una problemática que lleva incluso a muchas personas que han abonado su boleto a tener que viajar en los techos.

Las autoridades dicen haber intentado todo para solucionar el problema, y que ahora apuestan por una medida extrema que pueda disuadir a los “surfistas de trenes”. Sin embargo, muchos de ellos parecen decididos a seguir viajando en los techos, según declararon a distintos medios de comunicación.

En Indonesia, los trenes circulan sobre vías en mal estado, a menudo abandonadas por los colonizadores holandeses hace 60 años. Según los sectores más críticos de las medidas tomadas por las autoridades indonesas, la única forma de solucionar este complejo problema de seguridad ferroviaria es mejorar la red local, incorporando más trenes para hacer frente a la demanda en crecimiento y disminuyendo las demoras en los servicios.



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