Inclinar la cabeza facilita el compromiso social

Los nuevos hallazgos en reconocimiento facial servirán para mejorar la relación de las personas con autismo con otras personas


Científicos estadounidenses han descubierto que inclinar la cabeza facilita la interpretación de las expresiones faciales. Cuando un ojo queda por encima del otro, el contacto visual es menos intimidante, lo que podría ser una ventaja para personas con autismo o dificultades para reconocer las expresiones faciales.


Eva Reneses
07/01/2019

Free-Photos.
Investigadores de la Universidad de California han hallado un nuevo factor clave para descifrar las expresiones faciales de los demás. El equipo liderado por el profesor Nicolas Davidenko ha observado que nos fijamos antes en el lado de la cara que tiene el ojo más elevado. Un rasgo de la fijación ocular que han denominado como “sesgo del ojo superior”.

Los hallazgos de Davidenko y sus colaboradores, del departamento de Neurociencias de la Universidad de California en San Diego (Estados Unidos), aparecen en la última edición de la revista Perception.

La importancia de interpretar las caras

Cada vez que miramos una cara, recibimos una gran cantidad de información sobre la persona que observamos: edad, sexo, raza, expresión, dirección de su mirada o, incluso, su estado de ánimo. Las caras nos atraen y nos ayudan a relacionarnos con los que nos rodean.

El proceso que lleva a cabo el cerebro para descifrar todos estos datos es un misterio. Comprender cómo funciona el reconocimiento facial tiene un gran valor, especialmente para aquellos para los que el contacto visual es un desafío. En este grupo se incluyen las personas con autismo. Ayudarles a aprovechar este flujo de señales sociales podría ser transformador.

Tal y como explica el profesor Davidenko en un comunicado, mirar a los ojos permite recopilar mucha más información. “Es una verdadera ventaja”. Sin embargo, la incapacidad de hacer contacto visual “afecta a las habilidades de procesamiento facial y supone una verdadera desventaja social”. Las personas reticentes al contacto visual también pueden ser percibidas erróneamente como desinteresadas, distraídas o distantes.

Fijación visual

Cuando miramos una cara, tendemos a centrarnos en el lado izquierdo desde la perspectiva del espectador. Este fenómeno, conocido desde hace décadas como “sesgo de la mirada hacia la izquierda”, se cree que está relacionado con que el hemisferio del cerebro que domina la tarea de procesamiento facial es el derecho.

Para nuestro cerebro resulta un desafío reconocer las facciones de una cara al revés. En esta ocasión, los investigadores se han centrado en el estudio del reconocimiento de expresiones en caras con diferentes inclinaciones, empleando la tecnología de seguimiento ocular.

El principal hallazgo ha sido que, cuando la cara observada no está recta, el sesgo de la mirada hacia la izquierda desaparece por completo y surge en su lugar el “sesgo del ojo superior”, incluso con una inclinación tan pequeña como 11 grados respecto al eje vertical.

“Las personas tienden a mirar primero el ojo que está más arriba”, explica Davidenko. “Una ligera inclinación mata el sesgo de la mirada hacia la izquierda. Eso es lo interesante”.

El efecto es más fuerte cuando la rotación es de 45 grados, pero el sesgo del ojo superior es mucho más débil con una rotación de 90 grados. “Es una inclinación demasiado rara”, apunta Davidenko. “La gente no sabe a dónde mirar, y cambia su comportamiento totalmente”.

Una ayuda para las personas con autismo

Los investigadores han descubierto que la inclinación de la cara conduce más la atención hacia los ojos, posiblemente porque los hace más accesibles y menos amenazantes. “En todas las especies, el contacto directo con los ojos puede ser amenazador”, señala Davidenko. “Cuando la cabeza está inclinada, observamos el ojo superior más o que ambos ojos cuando la cabeza está derecha”.

Este hecho podría ser de gran ayuda para las personas con autismo. Según Davidenko, “este hallazgo podría usarse terapéuticamente”. El siguiente paso es investigar si las personas con autismo se sienten más cómodas  interactuando con imágenes de rostros rotados, y si las inclinaciones ayudan a facilitar la comprensión en una conversación.

Los nuevos descubrimientos también pueden ser valiosos para las personas con ambiopía u “ojo vago”, que puede desconcertar a los demás. “En una conversación, es posible que estos pacientes quieran inclinar la cabeza para que su ojo dominante esté arriba”, explica Davidenko. "Eso se nutre de nuestra tendencia natural a fijar la mirada en ese ojo”.

Referencia
Davidenko, N., Kopalle, H., & Bridgeman, B. (2018). The Upper Eye Bias: Rotated Faces Draw Fixations to the Upper Eye. Perception.  DOI:https://doi.org/10.1177/0301006618819628
 



Eva Reneses
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