Implementan robots humanoides para ayudar a niños en terapias de rehabilitación

NAO mejora el cumplimiento de los ejercicios y el estado de ánimo del paciente


El robot social NAO se está utilizando de forma experimental en Australia para ayudar a niños que se recuperan de una enfermedad o lesión que requiere de largas terapias de rehabilitación Utilizando una interfaz sencilla basada en la práctica clínica existente, los fisioterapeutas pueden configurarlo para dirigir sesiones de forma independiente. Así, el robot puede motivar a los pacientes con frases alentadoras, acompañarlos en la realización de ejercicios y asesorarlos para que realicen la técnica correcta. Por Patricia Pérez


Patricia Pérez Corrales
22/04/2016

NAO asesora al paciente realizando con él los ejercicios. Fuente: Alvin Aquino/RCH
Cualquiera que haya pasado por un proceso de rehabilitación intensivo conoce la frustración, aburrimiento y malestar que supone la realización de ejercicios repetitivos durante días, semanas o incluso meses. Y cuando se trata de niños esas sensaciones se multiplican. Aunque los fisioterapeutas recurran a técnicas para intentar motivar y distraer a los pequeños, es una tarea que consume mucho tiempo y recursos, y no siempre con los resultados deseados.

En busca de alternativas, la irrupción de los robots sociales puede abrir nuevas posibilidades en el ámbito de la salud pediátrica. En ello está trabajando en Australia un consorcio formado por la firma de tecnología educativa Brainary, el Hospital Royal Children (RCH) de Melbourne, la Comisión de Accidentes de Transporte (TAC) y la Universidad Tecnológica de Swinburne, de lo que dan cuenta en un artículo publicado en The Conversation.

Concretamente, se han valido del robot humanoide NAO, al que consideran un candidato ideal para enganchar y motivar a los niños durante la rehabilitación. Sobre todo por sus gestos realistas, capaces de atraer la atención de grandes y pequeños. Sin embargo, la terapia requiere algo más que la atención del niño; se necesita que cumpla las pautas marcadas por el especialista y que no decaiga.

Así, NAO se ha programado para cumplir tres funciones: la de motivador, demostrador e instructor. En el primer rol, el robot recurre a estímulos e incentivos verbales, prometiendo algunas recompensas al finalizar la terapia. La segunda es la función más práctica, en la que describe y presenta cada ejercicio antes de realizarlo delante del niño para, a continuación, invitarle a hacerlo con él. El papel de instructor le lleva a proponer actividades en forma de juego; NAO realiza un seguimiento de los movimientos, asesora sobre la técnica y alienta con gestos y palabras de ánimo.

Aunque el proyecto todavía está en desarrollo, su puesta en marcha de forma experimental ha conseguido sorprendentes y efectivos resultados con los pacientes hasta el momento. En concreto, el ensayo clínico se ha llevado a cabo durante los últimos 12 meses en el Hospital Royal Children, donde NAO ha trabajado con más de 30 pacientes de diferentes terapias y de forma individualizada.

Relación personalizada

El robot social utiliza una interfaz sencilla, basada en la práctica clínica existente, que el fisioterapeuta debe configurar para que pueda dirigir sesiones de rehabilitación de forma independiente. El resultado es muy similar al original, ya que los investigadores han programado las instrucciones y frases motivadoras para emular en gran medida a los especialistas, aunque haciendo hincapié en que van dirigidas a niños. La apariencia infantil de NAO y el factor de la novedad hacen el resto.

Además, más allá de la capacidad con que se pueda dotar a cualquier juguete actual para que hable, este robot humanoide es capaz de construir una relación con cada niño a través de una cuidadosa configuración y diseño de comportamientos interactivos personalizados. Al mismo tiempo, esa relación con los pacientes contribuye a mejorar el aprendizaje de la máquina, el procesamiento de lenguaje natural y los algoritmos de visión artificial en los que se basa.

Durante el ensayo clínico, los fisioterapeutas han observado generalmente mejoras tanto en el cumplimiento de los ejercicios como en el estado de ánimo del paciente con la presencia de NAO frente a cuando no estaba. Con todo, se hace necesario un estudio clínico formal, en el que se examine el rendimiento durante un período prolongado, para establecer los verdaderos beneficios terapéuticos de esta tecnología.

Para finales de este año, los investigadores prevén llevar a cabo un ensayo con niños con parálisis cerebral que realizan rehabilitación después de una cirugía ortopédica correctiva. Al igual que en el primer ensayo, el objetivo será utilizar NAO como ayuda terapéutica en los programas de rehabilitación para pacientes hospitalizados tras la operación, obteniendo así unas medidas más precisas de su eficacia como dispositivo terapéutico.

De niños a adultos

Pese a los buenos resultados conseguidos hasta el momento, los investigadores consideran poco probable que estos robots pudieran llegar a sustituir a los fisioterapeutas. “Nuestro estudio sugiere que los beneficios de NAO son mayores cuando se trabaja en equipo”, aseguran. Más bien, el objetivo del proyecto es complementar la labor del profesional, de forma que el robot pueda llevar a cabo ciertas tareas en su nombre, sobre todo pensando en aquellas sesiones a las que no pueda asistir.

Porque el objetivo del robot no es sólo la asistencia hospitalaria, sino también pensando en la rehabilitación en centros especializados o en el propio hogar. Por ello, está preparado también para atender a otros adultos presentes en la sesión, ya sean los padres del paciente o personal de enfermería.

¿Quiere decir esto que un robot social como NAO podría actuar con la misma autoridad frente a un adulto? Aunque de momento sólo se ha probado en terapias infantiles, un estudio reciente ha demostrado que la motivación de un adulto para seguir las instrucciones de un robot se puede incrementar de manera significativa cuando este realiza gestos interpersonales simples propios de una personalidad más madura.



Patricia Pérez Corrales
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